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El presidente Evo Morales Ayma se declara víctima de algunos medios de comunicación

Fuentes: Agencia Boliviana de Información

La campaña «antievo», desarrollada por una parte de los medios de comunicación privados nacionales, arreció luego del anuncio de dos medidas vertebrales del programa gubernamental: la nacionalización de los hidrocarburos y la redistribución de la tierra. Por el momento, la campaña sostenida en radio, televisión, prensa, grafitis, pancartas y hasta estribillos de barras bravas futboleras […]

La campaña «antievo», desarrollada por una parte de los medios de comunicación privados nacionales, arreció luego del anuncio de dos medidas vertebrales del programa gubernamental: la nacionalización de los hidrocarburos y la redistribución de la tierra.

Por el momento, la campaña sostenida en radio, televisión, prensa, grafitis, pancartas y hasta estribillos de barras bravas futboleras tiene dos ejes: desprestigiar al enemigo Evo Morales mostrándolo inútil; y luego escenificar un clima de inestabilidad política y social en el país.

La prensa magnifica los problemas de gestión del gobierno novato y los frecuentes bloqueos y movilizaciones en el occidente del país. Algunas estaciones de radio y televisión, principalmente, amplifican los anuncios de guerra civil lanzados por la prensa internacional. [1]

Antes, los medios en general, guardaban respeto por la investidura presidencial, pero hoy filtran cualquier declaración, como la de un diputado de Podemos que pidió vacunar a Evo contra la rabia. Golpean duro a Morales, el «colla resentido» que «dice estupideces» se ha visto a jovencitos en la TV hablando mal de la madre del Presidente. La palabra «presidente» está desapareciendo de los titulares.

¿QUIÉNES SON LOS MÁS HOSTILES?

Las empresas mediáticas más hostiles son de propiedad de latifundistas que serán afectados por la política agraria gubernamental.

«He averiguado que los dueños de algunos canales de televisión que nos golpean día y noche habían sido grandes latifundistas», declaró el mandatario boliviano. El analista político Róger Cortez comentó en Radio Fides que «la verdadera jefatura de la oposición» la ejerce «un jefe de prensa de una cadena televisiva».

El dueño de Unitel, Osvaldo «Pato» Monasterios, es uno de los principales accionistas del Banco Ganadero, criador de ganado de raza, propietario de más de 10 mil hectáreas de tierra, y el ex senador por el MNR. Ivo Mateo Kuljis, dueño de otra cadena de televisión menos crítica, la Red Uno, candidateó tres veces con partidos de derecha, es uno de los más importantes accionistas del Banco Económico y también es ganadero.

Morales nunca fue santo de devoción de la TV cruceña. En las últimas elecciones le combatieron sin pausa. Una investigación realizada entre el 12 y 18 de diciembre de 2005 concluyó que la red de televisión Unitel fue el mejor exponente del desequilibrio informativo en días previos a las elecciones.

Se monitorearon 144 horas pantalla de los noticieros meridianos y nocturnos de canal 7, ATB, Red UNO, Bolivisión, Unitel, PAT y Cadena A. La línea editorial de casi todos fue decididamente contraria a la candidatura de Morales e incluyó juicios de desvalorización intelectual, política y étnica. Unitel, entrevistó en vivo por 17 minutos al candidato a Prefecto de La Paz por Podemos y al candidato del MAS le dio un minuto.

Según el mismo estudio, los medios impresos fueron más equilibrados, pero no las páginas de opinión, que destilaron racismo y odio contra Evo.

Se analizaron 224 piezas informativas y 65 de opinión de La Prensa, La Razón, El Diario, Los Tiempos y El Mundo. En el 100 por ciento de los casos, estos medios insistieron en el peligro de ingobernabilidad postelectoral, en algunos casos describiendo escenarios catastróficos o atemorizantes. Se observaron dos líneas argumentales reiterativas contra el candidato del MAS en las páginas editoriales: su incapacidad para gestionar los grandes asuntos del Estado y su propensión a construir escenarios de ingobernabilidad. [2]

OBJETIVAMENTE PARCIALIZADOS

La prensa imparcial, independiente del poder económico y de intereses financieros casi no existe. En realidad, los medios son instrumentos de poder, un arma de desestabilización y de lucha en manos de las clases dominantes. El desempeño de la prensa en Venezuela y Bolivia así lo demuestra.

Hace poco el Vicepresidente Álvaro García Linera convocó en Warisata a defender la nacionalización de los hidrocarburos con hondas y viejos fusiles mauser, y la media puso el grito en el cielo.

Unitel tituló: «Álvaro García Linera ofrece balas, el Presidente en ejercicio habló en lenguaje guerrillero, nostalgia por las balas para los que resistan los deseos del MAS».

Mucho antes los gremios empresariales del oriente organizaron tropas irregulares para defenderse del «gobierno comunista» e hicieron colecta entre sus afiliados para financiar grupos de autodefensa de la tierra, y el poder mediático, al parecer, no se enteró.

La percepción selectiva de los medios y sus curiosos criterios para valorar los hechos de la realidad generalmente se atribuyen al propietario, pero también a los empleados de primer nivel: los coyunturales «líderes de opinión pública».

Casi todos los influyentes líderes de opinión, hombres y mujeres de clase media inteligentes, actualizados y con estudios superiores al estilo Andrés Oppenhaimer o Carlos Alberto Montaner, son eurocentristas a ultranza y «liberales» de cepa; definen el desarrollo de una sociedad en función a su proximidad con la cultura «occidental».

Para ellos, «lo moderno» es el libre mercado capitalista, mientras que los movimientos contestatarios que se enfrentan al capitalismo, a la gran propiedad privada y al consumismo son «primitivos, salvajes, anormales e insanos». En su lógica cartesiana la «civilización occidental» se opone a la «barbarie india».

En la escena nacional se distinguen varias personalidades, algunas más histriónicas que otras: Cayetano Llobet (Cadena A), Roberto Barbery (PAT), Manfredo Kempf (La Razón) Carlos Valverde (PAT), eventualmente Mario Espinoza, director de la cadena de televisión PAT, y Eduardo Pérez, director de Fides. Toditos critican las «tentaciones totalitarias» de los gobiernos populares que se enfrenta al imperio. [3]

Según lectores de Indimedia, en una encuesta de opinión sobre cuál es el conductor de noticias más «fascista, racista, neoliberal y absurdo» de la televisión boliviana, con seguridad Barbery Anaya, ex funcionario del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa, se llevaría el Oscar al mejor artista del gonismo.

El 15 de diciembre de 2005, el informativo central nocturno de PAT televisó en directo y sin interrupciones durante 17 minutos un acto proselitista de Evo Morales, pero al cierre del espacio, Barbery afirmó contundente: «las muletillas no sirven para gobernar» sin hacer ninguna otra referencia. [4]

Existen otros opinadores de segunda línea como Juan Cariaga, co progenitor del 21060 y que sigue dando lecciones de «economía en facilito». Cariaga se ganó 350 mil dólares buscando capitalizadores para el LAB en Asia, Estados Unidos y Europa, y diseñando un impuesto adicional para las petroleras (el surtax) que nunca funcionó.

ATIZANDO EL FUEGO

La media privada pluralista es una ficción; casi todos los canales de TV, radioemisoras y periódicos validan a diario el sistema capitalista y trabajan para perpetuarlo. Su gran éxito es haber construido una «opinión pública» artificial sustentada por encuestas de dudosa fiabilidad, capaz de tragarse los más delirantes análisis sociales. La revista Datos, de Carlos Rodríguez San Martín, llegó a plantear que la insurrección de octubre de 2003 fue parcialmente financiada por el mega especulador George Soros.

Carlos Alberto Montaner, el mismo que recibe dinero de Washington para atacar a Cuba, anda por ahí presagiando una sangrienta guerra latinoamericana en los próximos años, por razones ideológicas y por la irresponsabilidad del presidente Hugo Chávez, «un caudillo iluminado que se empeña en reconstruir el continente de acuerdo con sus fantasías revolucionarias».

Según Montaner, Venezuela ha reemplazado a Cuba como cuartel general de la «izquierda violenta». Venezuela protege guerrilleros de la FARC, tiene discípulos como Antauro Humala, que intentó sin éxito desatar una revolución nacional en Perú y «aparentemente» financió la revuelta contra Sánchez de Lozada en Bolivia».

Montaner afirma que Venezuela se arma «para liquidar» al gobierno de Álvaro Uribe e invadir Chile. «La izquierda rabiosa no le perdona su defensa del mercado, de la democracia y del libre comercio internacional (?) Su estrategia consiste en reabrir las viejas heridas de la Guerra del Pacífico (1879-1883) para crear una alianza que restaure la vieja cartografía decimonónica de la zona».

En esta línea «anticomunista», hace pocos días el periodista John Arandia entrevistó durante media hora en la Red Uno a Alejandro Peña Esclusa, un conocido político venezolano que viene profetizando sobre una guerra civil en Venezuela desde 1998, vinculado a la CIA y a la extrema derecha norteamericana.

Peña es parte del Bloque Democrático (BD), una de las tres agrupaciones opositoras a Chávez, y vino al país a «recomendar» a los bolivianos que impidan que la Constituyente adopte la condición de «originaria» porque ese término le permitió a Chávez disolver los Poderes Públicos y ponerlos al servicio del Ejecutivo «a fin de perpetuarse en el poder».

«Evo Morales cuenta con asesoría de los regímenes de Cuba y de Venezuela para hacer lo mismo. Si ustedes se lo permiten, perderán la democracia y la libertad. Bolivia dejará de ser un país soberano y será sometida a intereses cubanos, como sucede con Venezuela», dijo Peña en el programa de Arandia.

LLEGÓ LA HORA DE ARMARSE, DE MEDIOS

Morales confía en la madurez del pueblo para reconocer las manipulaciones mediáticas: «Vamos a enseñarles cómo se gobierna sin resentimientos. Seguimos recibiendo agresiones y provocaciones, pero no nos asustan (…) Digan lo que digan, hagan lo que hagan, este movimiento político es imparable, con Evo Morales o sin Evo Morales Bolivia será liberada».

Evo no teme al empresariado mediático, pero reconoce su poder. Monasterios y Kuljis fueron capaces de conformar el gobierno municipal de Santa Cruz para enfrentar al empresariado colla representado por los Fernández. Kuljis promocionó a Oscar Vargas del MUP y Monasterios al actual alcalde Percy Fernández. A Carlos Mesa le hizo zapatear el mismo medio que lo hizo famoso, la televisión, principalmente la TV cruceña.

Por eso el Presidente se «arma» de radios y canales de televisión para difundir sus «cambios» y contrarrestar la desinformación y la manipulación de las grandes cadenas.

«Poco a poco vamos a armarnos. Este año instalaremos 30 radios comunitarias en toda Bolivia y luego vamos a saltar a la televisión (…). No solo los empresarios tienen derecho a instalar una radio o un canal de televisión sino también los pueblos originarios y los sectores empobrecidos, para decir nuestra verdad, para educarnos, para informarnos».

La gran pregunta es si la campaña oficial y el pool mediático en construcción (que fortalecerá el aparato informativo gubernamental conformado por la agencia de noticias ABI, la Red Radial Patria Nueva y Canal 7) podrán efectivamente atemperar las travesuras del «autoritario Valverde, del infidente gordo Méndez, de los ridículos tinellis mañaneros, del matrero gato Rueda, del guachambero Cayetano, de los espumeantes collas come collas como Yoyo Pando o Mendívil y de lo más bajo: los ‘chomparojas’, es decir aquellos que alguna vez fueron «de izquierda» y que ahora son los más furiosos detractores del cambio en Bolivia, como los describe el periodista Marcelo Patzi. [5]

Por lo pronto, la Dirección Nacional de Comunicación (Dinacom) ha iniciado una cruzada para estimular el debate sobre el rol de los medios en democracia. La reciente producción de Sergio Calero, «El Clan», es un primer paso en ese sentido.

Simultáneamente, en el seno del Ejecutivo se va perfilando una política comunicacional que también tiene el miedo como eje central. El canciller David Choquehuanca recuerda a los blancos acomodados de la zona Sur de La Paz que los aymaras construyen sus lindas casas y trabajan para ellos en el servicio doméstico. Les advierte que esos indios que les provocan tanto asco podrían envenenarlos. Sólo queda apagar la tele y encender el cerebro.



[1] El País.es de España: «un informe argentino alerta del riesgo de guerra civil en Bolivia». El NuevoHerald.com: «Ex comandante boliviano insiste en malestar en Fuerzas Armadas». «El Cronista Comercial» de Argentina: «el riesgo es altísimo, 56%. Sobrepasamos el límite de riesgo, cuando la probabilidad es del 42% es porque el conflicto se presentará más tarde o más temprano. Argentina espera un éxodo seguro de entre 600 mil y un millón de refugiados».

[2] Los medios radiofónicos salieron bien parados en la evaluación realizada por académicos, dirigentes de colegios y periodistas iberoamericanos integrantes de la Asociación Latinoamericana para la Comunicación Social (COMUNICAN), que tomó como muestra 39 unidades de información y opinión (45 horas de audición en la semana previa a las elecciones) de la Red Erbol , Panamericana, Fides y Radio Illimani.

[3] Algunos de estos analistas engordaron sus cuentas bancarias con contratos de consultoría para el Ministro de Capitalización en las elecciones de 1997. Llobet cobró 14 mil dólares por un informe en tanto simulaba ser un analista independiente y objetivo. El ex Superintendente de Hidrocarburos Mario Miranda Pacheco se benefició con 70 mil dólares por aportar ideas que estrangularon a YPFB. De manera paralela, escribía notas periodísticas en las que aparentaba defender el interés nacional.

[4] Se le critica por sus comentarios frívolos, parcializados con las oligarquías y siempre críticos de las reivindicaciones de cualquier grupo social que reclame un cambio.

[5] «El asalto a Evo»: Del inofensivo titular a la guerra civil; Marcelo Patzi, Bolpress. ABI/JUGUETE RABIOSO