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Tiwanacu: Trabajo, raíz y proyección

Fuentes: Rebelión

El trabajo ha forjado la humanidad. A partir de la concepción de la obra, la diversión o la ceremonia, se desprenden el lenguaje, como intento de describir la concepción, las concepciones de coordinación y los instrumentos de realización. El enorme trabajo realizado por las culturas precolombinas en América simplemente no ha sido abordado por la […]

El trabajo ha forjado la humanidad. A partir de la concepción de la obra, la diversión o la ceremonia, se desprenden el lenguaje, como intento de describir la concepción, las concepciones de coordinación y los instrumentos de realización. El enorme trabajo realizado por las culturas precolombinas en América simplemente no ha sido abordado por la ciencia. Pinceladas generales descriptivas o atribuciones a seres extraterrestres es todo lo que se tiene para explicar Tiwanacu o el Cuzco. Lo cierto es que la potencialidad de los constructores históricos todavía está presente y de ahí se debe desprender una nueva etapa histórica constructiva en Los Andes.

El contexto global actual presenta fenómenos nuevos desde el punto de vista económico: El turismo y las remesas de emigrantes desde el exterior por ejemplo son factores que deben ingresar dentro de las ecuaciones y de las inecuaciones del desarrollo económico. Si a estos factores se acopla una idea de reconstrucción cultural con proyecciones económicas de alta rentabilidad en el futuro se habrá encontrado una solución importante a la estrechez económica de la mayoría de la población.

Si visualizamos Tiwanacu en su época de mayor esplendor tendremos una metrópoli religiosa con una cultura hidráulica agrícola casi perfectamente organizada (tacanas del Titicaca; sukakollos del Altiplano, Río Desaguadero navegable, Lago Poopó y Río Lakajahuira navegables). Tiwanacu es también el centro de una red de caminos permanentes que la vinculan por el Norte con las culturas quechuas de la zona del Cuzco, hacia el Este con las culturas hidráulicas de Mojos (canales de tipo maya), hacia el Oeste con la Costa y con Atacama y hacia el Sur con Santa Cruz, Humahuaca y Tucumán. Posteriormente la cultura inca se sobrepone sobre la cultura aymara avanzando principalmente con el recurso político de la federación de ayllus. (La extensión del idioma quechua por el Altiplano se debe en gran parte a las políticas de catequización coloniales). La cultura tiwanacota se implantaba en todo lugar dotando a cada ayllu de todos los elementos necesarios para el diario vivir: templos, agua corriente para beber y para riego, fuertes de observación y control, parcelas agrícolas altamente productivas (tacanas, andenes) y caminos permanentes con puentes de vinculación con todas las zonas vecinas.

La reconstrucción física del entorno imperial tiwanacota surge nítidamente como una posibilidad de reconstrucción nacional material y espiritual. Una red de caminos peatonales que se extienda por Perú, Bolivia, Chile y Argentina constituirá una oferta global al turismo del siglo XXI que redituará las mayores y mejor distribuidas ganancias. Un ayllu cualquiera provisto de un templo solar reconstruido, de fuertes de observación, de observatorios astronómicos, de sistemas de riego de aguas cristalinas, de tacanas productivas y de miradores panorámicos, será un atractivo turístico de relieve mundial. El negocio turístico nacional e internacional sería manejado comunalmente pero la infinidad de posibilidades emergentes abriría también espacios para las iniciativas individuales.

Bolivia tiene reservas monetarias no utilizadas en poder de las instituciones departamentales y municipales. La coordinación del Poder Ejecutivo junto a las posibilidades de mancomunidad de municipios y de la descentralización departamental puede proporcionar una salida productiva a una parte significativa de las rentas nacionales. De este modo se crearían miles de empleos y se reconstituiría el ambiente de optimismo, alegría y cooperación total que fue el fundamento de la gran cultura tiwanacota, raíz legendaria e histórica de la nacionalidad boliviana.