Bolivia padece de un problema comunicacional aparentemente irremediable: Su población está sometida a una manipulación cotidiana de las cadenas de televisión con alcance casi nacional, que no dudan en mostrar a un gobierno incapaz de llevar adelante al país y sí de «generar escenarios de ingobernabilidad», slogans repetidos a diarios por conductores/as de TV y […]
Bolivia padece de un problema comunicacional aparentemente irremediable: Su población está sometida a una manipulación cotidiana de las cadenas de televisión con alcance casi nacional, que no dudan en mostrar a un gobierno incapaz de llevar adelante al país y sí de «generar escenarios de ingobernabilidad», slogans repetidos a diarios por conductores/as de TV y radio así como por columnistas.
Ejemplo de ello es la cadena televisiva Unitel, que tiene a maquilladas presentadoras que al mando de un «sono-pronter» o apoyo auditivo a control remoto, arremeten contra autoridad o dirigente social-sindical a la que «entrevistan», para ridiculizarlo y dejarlo mal parado en transmisiones en directo. El propietario de Unitel es Osvaldo «Pato» Monasterios, agro-empresario cruceño, criador de ganado de raza a gran escala y beneficiario de las leyes y decretos de Gonzalo Sánchez de Lozada, cuando fue presidente de la Comisión de Política Económica del Senado boliviano (entre 1993 y 1997).
Bolivisión no se queda atrás. Los conductores de sus noticieros tienen aversión a los movimientos sociales (a cargo del gobierno boliviano) y cualquier actitud personal, incluso un mínimo gesto, es tomado como ejemplo para descalificar a cuanto parlamentario o autoridad motivo de noticia o comentario. Su propietario, Ernesto «Tito» Asbún es un conocido especulador financiero que amparado en la nefasta Ley de Capitalización de Sánchez de Lozada, se apropió indebidamente del LAB y le generó un derrame de recursos a esa empresa boliviana hasta llevarla a la quiebra salvada solo por la solidaridad social boliviana y el sacrificio de sus trabajadores.
Por este hecho, Asbún está procesado judicialmente, es perseguido por la Interpol y está prófugo desde julio de este año. Es más, el gerente de Bolivisión, Carlos de Marchi, ya está recluido en el Penal de San Pedro de La Paz, como cómplice de Asbún, según el periódico «El Deber», suplemento Dinero y Finanzas, páginas 5, 6, 7, 8. Santa Cruz, 14-XI-2006.
Con semejantes propietarios, no es aventurado decir que la televisión privada en Bolivia se ha convertido en un reducto para defender ganancias ilícitas y posiciones políticas ultra-conservadoras. Y todo en nombre de la objetividad y la imparcialidad de la prensa…
Edgar Ramos Andrade. Comunicador UNLP-Argentina. Investigador y activista social. Autor de los libros «aGONIa y Rebelión social» e «Inclusión y Dignidad Indígena».