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El Reto Constituyente Boliviano

Fuentes: Rebelión

Bolivia es actualmente un punto de referencia para reflexionar muchos temas a nivel mundial, sobre las posibilidades de otro mundo posible frente a la globalización capitalista; como el rompimiento con el total servilismo con los países capitalistas poderosos que llevaban años de ser propietarios de recursos naturales de países pobres, a través del imperialismo; el […]

Bolivia es actualmente un punto de referencia para reflexionar muchos temas a nivel mundial, sobre las posibilidades de otro mundo posible frente a la globalización capitalista; como el rompimiento con el total servilismo con los países capitalistas poderosos que llevaban años de ser propietarios de recursos naturales de países pobres, a través del imperialismo; el apoyo a la iniciativa para la creación de un bloque económico que pudiera hacer frente a estos grandes imperialismos; y lo mas importante, el dialogo iniciado entre diferentes naciones que viven en el mismo territorio, que se esta llevando a cabo a través de la Asamblea Constituyente con la que se efectuará la refundación del país y el cambio de siglos de opresión de clase y raza sobre la mayoría de las personas que conforman este país. Es este último aspecto, el cuál demuestra a nivel micro, la postura que la humanidad deberia tomar para incluir a través del diálogo y no de la imposición, a los excluidos, a los hambrientos y a los diferentes en los proyectos de una verdadera globalización.

Queremos comentar de forma particular los procesos de encuentro entre Constituyentes y sus mandantes en la experiencia boliviana, como inicio de una nueva forma de Democracia.

Los ambientes de los encuentros-asambleas en la ciudad de Potosí, por ejemplo, se caracterizaron por la presencia de los variados grupos indígenas vestidos con sus típicos atuendos de trabajo de campo, rodeando a unos cuantos encorbatados de tez blanca y matiz burgués (normalmente este ambiente se daba de forma inversa 5 años atrás). El diálogo y la propuesta prevalecen ante todo en el lugar, es algo completamente nuevo y único, es una visión de construir una verdadera democracia, en donde las personas que acuden a estas asambleas aprenden, aprehenden, y a su vez se comunican con las personas que representan, en una forma dialéctica, recolectando propuestas e información para la construcción de la nueva Constitución. Es entonces la educación democrática que se imparte en estos lugares, una de las vías para poder llegar a los objetivos principales de esta Asamblea Constituyente. Han pasado siglos para que por fin las mayorías de este país por fin puedan aprender a opinar y aprender a ser arquitectos de su propio destino.

Los asambleístas se encuentran ante el reto de formar una nueva nación que cobije bajo una bandera a decenas de naciones, para formar una subjetividad nacional basada en la diferencia, la diversidad y la tolerancia; es un ejemplo humano para todos el que el resultado esperado de la Constituyente sea la convivencia, la paz y la justicia sobre todo, entre la diversidad que somos.

Sin embargo existen grandes conflictos que deben ser abordados para seguir ese camino. Como punto de provocación, decimos que la cultura se puede entender desde un punto de vista psicológico como análogo con la psique de un sujeto, en el sentido de que los traumas de una sociedad en su formación primaria, como en los de un sujeto; si no son adecuadamente atendidos como es el caso de Bolivia en cuanto al racismo social que prevalece desde tiempos de la independencia; genera un proceso acumulativo y complejo, que se hace cada vez más grande, como bolas de nieve al rodar por una montaña y que amenazan con la autodestrucción.

El reto al que se enfrenta este proceso es complicadísimo, ya que se debe desbaratar esta avalancha subjetiva y cultural y crear otro escenario para empezar de nuevo pero concientes del nuevo principio. Sin embargo este proceso esta tratando de ser estancado por grupos reaccionarios que tienen ideas racistas y de clase tan arraigadas en sus personas, que el intentar cambiarlos será casi literalmente matar una gran parte de su auto justificación existencial.

La construcción de la verdad y el convencimiento de la misma es un arma de doble filo; la derecha actualmente está convencida, como las oligarquías del pasado y del presente, de que su superioridad racial, como la superioridad de clase son definiciones «verdaderas» y de que es su consigna defenderlas. Son inconscientes y se hacen de oídos sordos, al enfrentarse a la idea de que hay verdades más grandes que están en vías de construcción, en este país. Por lo tanto podemos afirmar que existen verdades erróneas que pueden dañar sociedades por décadas, incluso siglos, como la sociedad boliviana.

La identidad del boliviano mestizo y blanco se ha basado en una sencilla adecuación prestada, en asumir simple y llanamente que uno «no es indio». El problema es que no han creado como sectores dominantes, una cultura de inclusión, simplemente negaron la diversidad cultural ya existente en este país durante siglos, para observar con ojos de anhelo su pobre herencia cultural europea.

Esta problemática heredada de la colonialialidad que pesó en nuestros paises, fue confrontada de forma distinta en América Latina. Estados que se hicieron fuertes lo lograron a través del convencimiento nacionalista por parte de oligarquías que tenían un proyecto de nación y que convencieron a su población para seguir una vía económica, política y social. Entonces partiendo de este aspecto fue necesario contrastar una creación cultural mestiza a través de un Estado fuerte que genere sentimientos nacionalistas y de identificación mutua para ser parte de algo definido como una misma identidad.

En el caso de Bolivia esta clase dominante nunca invito a los pueblos originarios a formar parte del proyecto de nación que se desarrollaba, hoy vivimos dramática y estructuralmente las consecuencias de ese desencuentro nacional. Por eso debe convertirse en consigna social y personal, unirse a la verdad mayor: este país basará su existencia en la equidad y justicia que se generará sólo a través del encuentro y la construcción colectiva del nuevo país entre todas las identidades que somos y existimos en él. La Asamblea Constituyente y más allá de ella el pueblo mandante tiene la misión histórica de iniciar este proceso de encuentro y construcción desde la perspectiva de las mayorías antes olvidadas, hoy ocupando cada vez más espacios de poder.