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Secuela de las privatizaciones: La solución progresiva es la reestatización

Fuentes: Rebelión

Miles de mineros cooperativistas manifiestan en La Paz contra medida del gobierno que les aumenta los impuestos a la explotación minera. El conflicto surgió y se agudiza con el enorme aumento del precio del estaño y otros minerales en el mercado mundial. La manifestación de los cooperativistas tiene una demanda reaccionaria, que es que los […]

Miles de mineros cooperativistas manifiestan en La Paz contra medida del gobierno que les aumenta los impuestos a la explotación minera.
El conflicto surgió y se agudiza con el enorme aumento del precio del estaño y otros minerales en el mercado mundial.
La manifestación de los cooperativistas tiene una demanda reaccionaria, que es que los minerales se puedan extraer practicamente sin impuestos. Ellos son motorizados por intereses burgueses y multinacionales. Pero la solución de fondo es la estatización de la minería y no dejar que cada quien se lleve los minerales de Bolivia sin pagar nada.
Los mineros cooperativistas vienen siendo usados como masa de maniobra por sectores privatistas profundamente reaccionarios. De esta forma atacaron a los mineros de Huanuni el año pasado tratando de quedarse con la mina estatal.
Las cooperativas mineras fueron una consecuencia de la liquidación de la COMIBOL (la empresa minera estatal) y el despido de 20.000 mineros en 1985.
La «salida» neoliberal, ante la caída de los precios del estaño y minerales fue liquidar la COMIBOL y los despidos masivos. Junto con eso concedieron áreas a asociaciones de mineros para que las trabajaran en condiciones paupérrimas.
De esa forma también esperaban sacarse de encima a los combativos mineros estatales que hicieron la revolución del 52 y desde entonces no han parado de luchar por una salida obrera, popular y socialista para Bolivia.
Que son los cooperativistas
Un artículo de Pablo Saba, publicado en http://lahaine.org/index.php?blog=3&p=20058 señala sobre ellos.
«Para los medios de comunicación afines a Evo Morales, los «cooperativistas» mineros son empresarios o proletarios devenidos en pequeño burgueses (3). Una falacia, que pretende desconocer las complejas relaciones sociales de producción que se entretejen en un país donde se desenvuelve el capitalismo burocrático.
¿Acaso se pretende decir que las reformas neoliberales de los 80 en Bolivia, identificadas con el simbólico Decreto Supremo Nº 21060 de agosto de 1985, convirtieron a obreros mineros en empresarios o en pequeño burgueses? ¿Acaso se pretende filtrar el criterio que en la producción minera boliviana los grandes beneficiados ya no son ni el imperialismo ni burgueses bolivianos?
Con las reformas neoliberales, los despidos masivos de los mineros trabajadores de la COMIBOL y la paulatina privatización de la minería estatal, coincidentes con un contexto económico mundial de caída de los precios internacionales de los minerales -en particular del estaño-, muchos de los mineros despedidos optaron varios caminos, entre ellos reciclarse como comerciantes callejeros en las ciudades del eje boliviano -La Paz, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra-, como campesinos cultivadores de la hoja de coca -cocaleros-, chóferes de vehículos de transporte urbano y por último aquellos que se aferraron a la actividad minera optaron por convertirse en «cooperativistas» mineros.
Colocamos el término «cooperativista» entrecomillado, pues en rigor a la verdad no existen cooperativas, sino asociaciones de mineros desempleados que se dieron a la tarea de trabajar en minas poco atractivas para la inversión de capitales, en condiciones paupérrimas, con una precariedad que infringe toda norma de seguridad industrial y ocupacional, siendo la necesidad, la única motivación aparente para someterse a condiciones de trabajo infrahumanas, con tecnologías rudimentarias.
Los «cooperativistas» mineros trabajan sin una relación de trabajo directa, es decir ya no cuentan con empleadores ni con todo el aparato administrativo que controle el proceso del trabajo, el proceso de inmediatez sufrió serios resquebrajamientos, también se fragmentó lo que Marx llamó la cooperación en el proceso productivo (4), característica del capitalismo que convierte al resultado de la producción en un producto social.
De estas condiciones precarias de trabajo, surgieron de entre los mismos «cooperativistas» una casta de intermediarios entre ellos y las empresas mineras nacionales y transnacionales. Esta casta conocida como «rescatadores», instalados fuera de las minas compraban los minerales extraídos por sus otrora compañeros para luego vendérselos a aquellos capitales que vieron por conveniente este tipo de explotación capitalista..
Las distintas posiciones en el marco de particulares relaciones sociales de producción que fueron asumiendo los «cooperativistas» mineros en el proceso de la producción, hicieron que una ínfima parte se aburguesara, otra al ser subsumida sólo formalmente por el capital se semi-proletariza, y otra parte se lumpen-proletariza. Manteniendo en todos los casos su relación con capitales tanto nacionales como transnacionales -aunque como dijimos ya no de manera directa.
Esta explicación pone de manifiesto como las reformas neoliberales, lejos de convertir a proletarios en empresarios, los sometieron a diferentes condiciones de explotación».
La situación actual y una solución obrera y popular
Esa masa de trabajadores pauperizados cooperativistas, ahora ven que mejoran los precios del mineral que extraen, que pueden ganar más, y son manipulados por la capa superior aburguesada, para lanzarlos contra la minería estatal. Esto es lo que ocurrió el año pasado en Huanuni cuando tomaron por asalto a la zona de explotación de la mineria nacionalizada. El gobierno de Evo Morales es corresponsable de esta situación porque de entrada nombró como ministro de minería precisamente a un representante de los intereses privatistas «cooperativistas» y hasta ahora ha ido postergando su promesa de nacionalizar la minería.
Los mineros de Huanuni, que mantienen control obrero en la mina estatal, exigieron y lograron una saluda que puede y debe ser la salida para la minería en Bolivia. Plantearon que el Estado contrara como trabajadores asalariados a los cooperativistas y estatizara la producción. Esto se hizo parcialmente en Huanuni que pasó de tener 800 obreros a tener 5.000 obreros asalariados. Una medida positiva del gobierno de Evo Morales, bajo la presión de los mineros asalariados que marca el camino para solucionar el tema de la minería a favor de las mayorías nacionales y no de intereses privados.
Es decir la solución no es regalar la riqueza del subsuelo de Bolivia a quien quiera extraerla, tampoco perseguir con altos impuestos a trabajadores miserables. Hay que nacionalizar toda la minería y contratar a los que viven de eso como trabajadores del Estado para que tengan un salario y beneficios sociales. Esto es hoy económicamente posible. Por supuesto que implica enfrentar a intereses privados poderosos. También romper con la falacia del «capitalismo andino» que inventó el vicepresidente García Linera y que no es más que capitalismo a secas. Pero con la estatización ganará a la capa mayoritaria y más pobre de los cooperativistas y aislará a la capa burguesa que hoy los maneja.
Esta lucha por la estatización se conecta naturalmente con la estatización de los hidrocarburos y que la empresa YPFB se adueñe de todas las refinerías y yacimientos, reclamada por la población de Camiri y por la Asamblea del Pueblo Guaraní. Ellos pedían además algunas ventajas para su postergada región. Esto último es una demanda justa y legítima, en el marco de la estatización y el control obrero y popular de las propiedades estatizadas. La estatización puede y debe reactivar las economías de las zonas más pobres de Bolivia, dar trabajo a miles de desocupados. Es decir puede comenzar a revertir en poco tiempo el tremendo desastre social que el neoliberalismo produjo en Bolivia con la destrucción de la COMIBOL.