En días pasados, se reunieron Juan Ramón de la Fuente, rector de la UNAM y Josefina Vázquez Mota, titular de la SEP, con el objeto de firmar un acuerdo de colaboración en la nueva administración.En esta reunión ambos funcionarios dieron datos atroces sobre la situación de los jóvenes de nuestro país, por ejemplo, que de […]
En días pasados, se reunieron Juan Ramón de la Fuente, rector de la UNAM y Josefina Vázquez Mota, titular de la SEP, con el objeto de firmar un acuerdo de colaboración en la nueva administración.
En esta reunión ambos funcionarios dieron datos atroces sobre la situación de los jóvenes de nuestro país, por ejemplo, que de cada 100 jóvenes en edad de cursar el bachillerato, sólo 58 tienen acceso a este tipo de educación.
Además, de los que logran ingresar al bachillerato, 40 de cada 100 deserta por motivos económicos, familiares o la reprobación.
Se precisó que el 10% de la población, los de mayores ingresos (decil 10), ha llegado a los 10 años en el nivel promedio de su escolaridad y está insertado en el bachillerato. En contraste, el 10% más pobre (decil 1) difícilmente llega a los cuatro años de educación.
Ante esta terrible situación, los funcionarios dicen que para que la desigualdad no siga en aumento «…debe haber un sistema educativo vigoroso…».
Y ante el hecho de que sólo 33 mil aspirantes ingresarán al bachillerato de la UNAM, dejando fuera a 67 mil, proponen medidas que no construyen alternativas reales de bachillerato para los jóvenes. El rector de la UNAM pone a la disposición de la SEP el Bachillerato «en línea» y el sistema de «educación a distancia». Si ya vimos que el principal problema es la falta de acceso a la educación de los estudiantes con menores recursos económicos, ¿por qué no se piensan mencanismos que resuelvan ese problema? ¿Cuántos de estos jóvenes de familias con bajos ingresos tendrán computadora con internet en su casa o los medios para estudiar «a distancia» y «en línea»?
En lugar de construir más escuelas, universidades, aumentar la matrícula en la UNAM, del IPN, estos funcionarios establecen siete puntos de colaboración centrándose en cambiar los programas de estudio, los sistemas de evaluación (¿más CENEVAL?) y desarrollar tecnología para que los alumnos estudien desde lejos. El convenio recién firmado entre De la Fuente y Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, también es en este sentido, impulsando la «educación a distancia», que tiene serias limitaciones y deficiencias en su calidad.
Está visto que no son ellos, los funcionarios, los que va a dar alternativas a los aspirantes ni los que evitarán que haya rechazados, es el movimiento estudiantil, los universitarios y el pueblo en general los que lograremos abrir nuevas alternativas a estos jóvenes. Sin dejar de exigir nuestro derecho, y el derecho de todo el pueblo a una educación pública, gratuita y de calidad, podemos avanzar en la construcción de alternativas. Un ejemplo es la organización estudiantil que en el Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Oriente de la UNAM. ha impulsado en este período un curso para alumnos de secundaria quienes se preparan para el examen de admisión (léase examen de exclusión) para el bachillerato. Este curso está organizado e implementado por estudiantes de la UNAM, tanto del propio CCH como de escuelas y facultades y le da una alternativa real, gratuita y pública a alrededor de mil estudiantes que no tienen recursos económicos para pagar un curso privado para preparase y que requieren de un apoyo académico para enfrentarse a esta desigual competencia.
Es imprescindible que juntos, los universitarios y el pueblo nos organicemos y demos la pelea por la construcción de más escuelas y aumento en la matrícula en las ya existentes. Sólo así lograremos a corto plazo que no haya rechazados en la UNAM, IPN, y demás instituciones públicas de educación.
La educación gratuita es un derecho de todo el pueblo, hagámoslo realidad.