En un año el Estado venezolano tendría listo el generador de código venezolano, de nombre código «Altagracia», en seis meses estaría listo el primer demo. Para que el proyecto se inicie, hace falta la firma del presidente Chávez, quien debe autorizar la suma de tres millones de dólares que se erogarán de los convenios energéticos […]
En un año el Estado venezolano tendría listo el generador de código venezolano, de nombre código «Altagracia», en seis meses estaría listo el primer demo. Para que el proyecto se inicie, hace falta la firma del presidente Chávez, quien debe autorizar la suma de tres millones de dólares que se erogarán de los convenios energéticos con Uruguay.
Para el desarrollo de Altagracia, se tomará como base el generador Genexus, de la empresa uruguaya Genexus, propiedad de Javier Vásquez, hijo del actual presidente de Uruguay, Tabaré Vásquez.
Alrededor de Genexus se levantaron muchas críticas que partieron de las propias comunidades de software libre, que reclamaban al Cnti, cuando era dirigido por Jorge Berrizbeitia, por haber contratado un sistema propietario para desarrollar la base de datos, el ERP y todo el software del Ejecutivo, que, por el decreto 3.390, debía ser totalmente libre, cumpliendo las cuatro libertades del software GPL. Con Genexus se compraron muchas aplicaciones, entre ellas K2B, el ERP diseñado a partir de este generador y en cuya licencia se cancelaron más de cinco millones de dólares.
Al referirse a Altagracia, Carlos Figueira, actual presidente del Centro Nacional de Tecnologías de la Información, señaló que en el Cnti han sido muy cautelosos sobre el respeto al decreto. «Encontramos que alrededor del convenio energético Uruguay-Venezuela se habían instalado varias herramientas basadas en Genexus, que tiene muchas propiedades, pero que no eran software libre; es decir, no podríamos obtener la soberanía que se profesó con el decreto 3.390, que es una consecuencia, no una causa. Por lo tanto, este generador no daba la soberanía porque uno no sabe cómo está hecho.
El funcionario argumenta que la actitud no fue ver a Genexus como una herramienta «apestosa y podrida», sino como una buena solución que cumplía los requisitos para apropiarnos de su tecnología. «De las reuniones con ellos surgió el proyecto de crear un generador de código alternativo que lo hemos llamado Altagracia, que será compatible con Genexus, tendrá sus cualidades, el mismo nivel de desarrollo de suite de aplicaciones, la misma potencia, con cambios mínimos, pues el interés tampoco es violentar a la empresa uruguaya».
Según Figueira, Altagracia será una herramienta totalmente libre. Quien quiera tenerla, la adapta y la utiliza; serán las cuatro libertades puestas en su máxima expresión. Para el funcionario, esta versión libre de Genexus no afecta a los uruguayos, estima que ahora esta empresa puede tener aplicaciones para ambos mundos: el libre y el propietario.
«Genexus tendrá algunas cosas distintas, en particular su capacidad para producir código para software propietario, Altagracia no hará nada para sistemas propietarios: base de datos, ERP y demás aplicaciones; esto permite que ellos mantengan su línea de negocios clásica del mundo propietario. Además tienen un esquema en el que ellos también se benefician, porque entran en el mundo del software libre; lo importante es que participarán empresas venezolanas, que serán formadas y participarán en el proceso».
Para el desarrollo del generador, el Cnti está seleccionando a un grupo de entre 4 y 8 personas quienes recibirán toda la capacitación; luego, según los planes de Figueira, estas personas multiplicarán ese conocimiento a otras personas. Así, aspira a garantizar el soporte necesario para toda la administración pública. Además, el propio Figueira acota que los cursos de Genexus, que están bajo la tutela del Cenit, presidido por Jorge Berrizbeitia, serán avalados para dar soporte a Altagracia.
MULTINACIONALES EN VENTAJA
La limitante de este modelo no está en la capacitación. Explican los interesados en dar soporte que el Ministerio de Poder Popular para las Telecomunicaciones e Informática, por medio del Cnti, ha puesto una serie de trabas, expresadas en requisitos, que alejan a los particulares de dar soporte. Al referirse a este punto, Figueira reconoce que como requisito imprescindible para dar el soporte sobre Altagracia es que sean empresas registradas que paguen seguro social, impuestos, etc. «Queremos apoyar a los particulares. Por eso queremos que se creen empresas. Es por eso que creamos la Industria Venezolana de Software Libre, para articular ese esfuerzo. La idea es poner herramientas para que las instituciones del Estado tengan la información total de los individuos que son expertos en algo o de las empresas grandes o pequeñas. Que llegarán empresas grandes con ventaja, es cierto, es una realidad. La pregunta es cómo desarrollar una industria nacional si sabemos que estamos en desventaja…
Si quieres prestar un servicio de calidad se tienen que hacer muchas cosas; por eso, en los desarrollos importantes, serán las empresas grandes las que tengan la ventaja».