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Sionismo, Banco Internacional y Fabricantes de Armas

Los cimientos del nuevo orden mundial en Bolivia

Fuentes: Rebelión

La banca internacional, «estrechamente relacionada con la industria del armamento y la política extranjera de Estados Unidos, logró que ese país aplique, a la letra, los principios del corolario de la Doctrina Monroe , haciendo respetar los intereses de su país, ya no solo en el continente americano, sino en todo el planeta. Claro está […]

La banca internacional, «estrechamente relacionada con la industria del armamento y la política extranjera de Estados Unidos, logró que ese país aplique, a la letra, los principios del corolario de la Doctrina Monroe , haciendo respetar los intereses de su país, ya no solo en el continente americano, sino en todo el planeta. Claro está que para esos banqueros internacionales, los intereses de Estados Unidos correspondían, prioritariamente a aquellos intereses de empresas (de armamentos) administradas por ellos mismos».

Lo anterior corresponde a un párrafo del libro El Nuevo Orden Mundial (NOM), y el Saqueo de Bolivia (Ediciones «Somos Sur»- Bolivia, Dic. de 2006) , apasionante recopilación de datos de la historia mundial, y de Bolivia en particular, donde se devela toda la siniestra telaraña que actualmente domina y gobierna los destinos del mundo.

No es difícil percibir que, escondida bajo los grandes consorcios de negocios, la banca internacional y los poderosos fabricantes de armas, esta telaraña, protegida e ideologizada por el sionismo, perpetra desde hace décadas conflictos bélicos entre naciones, las que para sostener sus guerras, contraen leoninas deudas bancarias, hipotecando sus países, sus recursos naturales, y el futuro de sus ciudadanos, con el fin de armarse y desencadenar guerras inútiles, en las cuales solo gana el «trío funesto».

El libro apareció en 2006 editado por Somos Sur., y pese a sus mas de dos años de vigencia, los temas que aborda y denuncia se hacen cada día mas evidentes e irrefutables. Al inicio, advierte en su prólogo que «fue escrito por una persona que prefiere el anonimato por razones que el lector descubrirá al revisar el texto. Se trata de un investigador que no eligió ‘ el bando’ donde nació, pero sí decidió dar lo mejor de sí, al servicio de Bolivia y del mundo al realizar esta minuciosa investigación donde el NOM está presente en cada hecho histórico, en cada crimen y acto de saqueo del país, analizado desde los primeros años de la república». . A lo largo de sus 392 paginas, distribuidas en 15 capítulos, el autor los entretelones siniestros de la historia política boliviana, dirigida casi siempre por políticos corruptos, ligados a intereses económicos extranjeros, desde sus inicios como nación independiente, hasta la Bolivia de nuestros días.

Resulta imprescindible analizar en el libro, subtítulos como » Melgarejo: complacencia con inversionistas chilenos», Transnacionales disfrazadas de Rosca», «El saqueo entre las guerras del Pacífico y del Chaco», «Simón I. Patiño: Uno de los tumores que minó la soberanía de Bolivia» , Mercenarios del orden asesino del mundo: Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio», y muchos otros temas que sin duda, clarificarán la visión del lector respecto a conceptos erróneos de nuestra historia, conocidos a través de la «historia oficial», divulgada hasta hoy en nuestras escuelas, colegios u otros centros de enseñanza . En el ámbito internacional , explica y analiza cómo los conflictos bélicos, desde la primera guerra mundial, hasta la actual guerra en Irak, son manipulados por intereses comerciales, en desmedro de las economías de los países involucrados que incrementan en proporciones astronómicas su endeudamiento con la banca internacional, con el fin de solventar sus guerras.

Entre una de entre tantas denuncias, poco conocidas debido a la complicidad y el silencio deliberado de las grandes corporaciones de la prensa internacional, el autor sostiene que desde 1947, año de la creación del Banco Mundial, hasta 2005, todos sus presidentes estuvieron ligados o fueron socios de grandes bancos, empresas fabricantes de aviones, armas, corporaciones industriales, petroleras, medios de prensa, consorcios de producción masiva de alimentos y otros rubros del comercio mundial que generan ganancias traducidas en billones de dólares.

Como ejemplo, cita a su primer presidente, Eugene Isaac Meyer (1947) quien fue, Propietario del periódico Washington Post, y copopietario de Allied Chemical Co., que junto a su par, Monsanto, desarrolló a la postre, el famoso «agente naranja», defoliador químico que devastó extensos territorios en el sudeste asiático, durante la guerra del Vietnam.

Otro ex presidente, Robert McNamara (1968), fue secretario de Defensa de Estados Unidos precisamente durante la guerra de Vietnam, y también presidente de la Fundación Ford , del Bank of America y de la transnacional petrolera Royal Dutch Shell.

Paul Wolfowitz (2005), defenestrado de su alto cargo por corrupción y tráfico de influencias, fue cercano colaborador del presidente George W. Bush, y Consultor de la empresa armamentista Northrop Grumman, que entre sus muchos de sus artilugios bélicos, diseñó y construyó el «bombardero invisible» B2A-Spirit, usado profusamente en el inicio de la guerra de agresión a Irak.

Asimismo, resalta que de los diez presidentes que tuvo el Banco Mundial desde 1947, todos, de alguna manera, fueron o están ligados actualmente a grandes corporaciones industriales, petroleras, bancarias y de la gran prensa occidental.

Por otro lado, entre sus múltiples citas y ejemplos, el libro convoca al escritor y sociólogo suizo Jean Ziegler, quien en su libro «Los nuevos amos del mundo y aquellos que se les resisten», destaca que…» en el año 2000, treinta y seis millones de personas han muerto de hambre, o de enfermedades ligadas al hambre… El hambre y la desnutrición no son, de ninguna manera, producto de la fatalidad, ni de ninguna maldición de la naturaleza; ellas son hechas de la mano del hombre. Cada persona que muere de hambre es víctima de un asesinato. Dos mil millones de personas viven en la miseria absoluta. Sobre estos miles de millones de personas, los amos del capital mundializado ejercen un derecho de vida y de muerte». En torno a la participación del Sionismo internacional como «miembro de honor» del trío funesto, es oportuno recordar que entre los propósitos fundamentales de esta organización, figura la creación de un gobierno mundial, que lógicamente esté en sus manos dado el inmenso poder económico que posee. La «tierra prometida», que les auguró el profeta Moisés en el Antiguo Testamento, no es precisamente Palestina, donde Israel, brazo armado del sionismo y del imperialismo norteamericano, devasta a sangre y fuego esos territorios «regalados» por el imperio británico en 1948, sino que, según sus designios bíblicos, es el planeta mismo su tierra prometida, y para conseguir sus objetivos, perpetra desde siempre, guerras, hambrunas y otros conflictos sociales, apoyado en sus socios banqueros e industriales bélicos, hasta el momento con clamoroso éxito.

Finalmente, y en torno a nuestro país, el aún desconocido autor del libro que comentamos, revela que las grandes empresas que controlaban la explotación del caucho entre 1851 y 1940 a través del empresario beniano Nicolás Suarez, «no fueron los pueblos de la región, sino las grandes transnacionales como Dunlop, Uniroyal, Goodyear y Firestone».

«Antes, durante y después de la era del estaño, saquearon también el oro, los diamantes y la madera preciosa de la Amazonía , los hidrocarburos del Chaco, la riqueza vegetal de los Andes, que permitió fundir metales, abrir socavones y construir ferrocarriles para exportar el mineral, la madera y otros recursos naturales no renovables.

En algún instante, el autor se pregunta: «¿Quiénes fueron los abogados y las autoridades políticas bolivianas o no, que avalaron los actos delincuenciales que ejecutivos de la Standard Oil cometieron para obtener la concesión de un territorio, con potencial petrolero, mas grande que el de Suiza, por mas de medio siglo…?

«¿Quiénes fueron los verdaderos beneficiarios de la guerra en que casi cien mil paraguayos y bolivianos perecieron en los calurosos llanos chaqueños.?….es otra de las interrogantes que plantea. La guerra, concluye, «es sin lugar a dudas, un negocio en el que el recurso saqueado es la vida humana». Finalmente la obra, que podría equipararse a «Las Venas Abiertas de América Latina», del uruguayo Eduardo Galeano, o La historia de la Nación Latinoamericana , del argentino Jorge Abelardo Ramos, es, sin duda, un documento valiente, magistral y apasionante, que además pone en entredicho a la historia oficial , y desenmascara abiertamente a los poderes económicos establecidos. *Fotoperiodista boliviano