(Portada del ejemplar 148 mayo de 2008)1 El secuestro de los símbolos Lázaro Cárdenas del Río (Jiquilpan, Michoacán; 21 de mayo de 1895 – Ciudad de México; 19 de octubre de 1970) simboliza para muchos mexicanos la expresión concreta de una fuerza que se niega a ser complaciente con el saqueo. Simboliza capítulos excepcionales […]
(Portada del ejemplar 148 mayo de 2008)1
El secuestro de los símbolos
Lázaro Cárdenas del Río (Jiquilpan, Michoacán; 21 de mayo de 1895 – Ciudad de México; 19 de octubre de 1970) simboliza para muchos mexicanos la expresión concreta de una fuerza que se niega a ser complaciente con el saqueo. Simboliza capítulos excepcionales de la historia mexicana -y de otros países también- en horas en que hace falta mejorar y ampliar la claridad y la movilización en favor de los pueblos. Lázaro Cárdenas del Río simboliza la mirada y la acción de un pueblo que mira a sus explotadores, frete a frente, decidido a no dejarse robar ni una gota más de petróleo, ni una gota más de su sudor, ni una gota más de su sangre.
Simboliza la fuerza transformadora de un pueblo que está harto. Pero estar hartos de la demagogia privatizadora -que se disfraza de redentora- no implica estar desesperados. Son ya demasiadas las décadas de agresión, saqueo y explotación contra los pueblos. Décadas de traición e impunidad desesperantes. Fraudes electorales, entrega de los recursos naturales, destrucción de los ecosistemas, terrorismo galopante de gobiernos ilegítimos, FOBAPROA, legislaciones de espaldas a los trabajadores, explotación inclemente de la clase trabajadora… en los 113 años recientes todo empeora al ritmo de la crisis capitalista que golpea la vida diaria, de la noche a la mañana, minuto a minuto. Estar hartos no implica estar desesperados y si, a caso, estar movilizados. Cárdenas lo supo.
Hoy, las masas obreras y campesinas en México tienen la oportunidad de desarrollar organizadamente acciones más profundas y efectivas de repudio y transformación contra un sistema económico voraz y criminal. La burguesía sólo podrá ser frenada, en su escalada contra el pueblo, si mira cómo se organiza y avanza la decisión democrática de tomar el poder en manos del movimiento obrero. No hay veredas intermedias, caminos cortos, «terceras vías», reformas paliativas, promesas ni consuelos que valgan. La respuesta no esta en las deliberaciones sesudas sino en el fragor revolucionario en las calles. El Paro Nacional, por ejemplo, es una herramienta extraordinaria a estas horas.
13 ejemplos de lo peor de lo peor
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Lo peor que podemos hacer es sentarnos a esperar que algunos reformistas, algunos demagogos, algunos burócratas y algunos intelectuales se pongan a dirimir -entre ellos y sólo entre ellos- cómo se negocia la entrega de nuestros recursos energéticos a las fauces de los negocios privados. Se disfracen como se disfracen.
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Lo peor que podemos hacer es olvidarnos de la Historia. Negar la herencia de nuestras mejores luchas y aceptar que los neoliberales tecnócratas saben mejor lo que hay que hacer con la riqueza que le pertenece al pueblo que ha luchado con ideas y con sangre por defenderla. La Revolución costó muchas vidas y la expropiación petrolera ya nos costó mucho dinero.
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Lo peor que podemos hacer es creer que los mismos funcionarios que han sido responsables de cargos directivos en PEMEX, -y en el gobierno todo- durante años de pésima administración y pésimos resultados ahora sepan, milagrosamente, cómo resolver «el problema de los energéticos» sólo porque en su voracidad cuentan ahora con socios vampiros desesperados por chuparse todo nuestro petróleo para vendérnoslo luego carísimo.
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Lo peor que podemos hacer es creer en la palabrería de los «ilustrados» que ahora resultan ser expertos en lo mismo que han hecho fracasar durante décadas. No importa que se den golpes de pecho, que se arrodillen y se arrepientan entre ellos mismos para disculparse -en lo oscurito- mientras ya se saborean sus cheques y sus privilegios de burócratas amaestrados para el saqueo.
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Lo peor que podemos hacer es creer en los diagnósticos «técnicos» de quienes preparan el quirófano de las traiciones para extirpar un órgano indispensable en la vida del país y ofertarlo en el mercado de las urgencias imperialistas.
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Lo peor que podemos hacer es quedarnos quietos. Guardados en casa como quien se protege de un temporal o de un huracán. Esta clase de siniestros políticos sólo se combate con los pueblos movilizados y en las calles. Organizadamente y con un Paro Nacional que nos de fuerza y ventaja para defender lo nuestro.
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Lo peor que podemos hacer es quedarnos aislados mascullando nuestras miserias y «nuestro destino de esclavos» inventado en ciertas iglesias y ciertas televisoras. Eso les encanta a los explotadores y a los saqueadores, eso les fascina, para eso invierten dinerales en la tele y en la prensa, amaestradas. Les encanta vernos acomplejados, docilitos, desmovilizados y aplaudidores. Tal como son muchos funcionarios.
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Lo peor que podemos hacer es dejar de estudiar los números. Necesitamos estudiarlos con la cabeza y los ojos de los trabajadores y sus pueblos, sacar las cuentas claras para que se nos aclare bien clarito quiénes se benefician con estas privatizaciones enmascaradas y cuánto, al final, es lo que pretenden robarse. Con la bendición de los diputados y senadores más prostituidos. De paso saquemos cuentas sobre cuánto se han robado ya durante décadas mientras los pueblos padecen las peores miserias.
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Lo peor que podemos hacer es dejar que los funcionarios sesudos hablen y hablen en disertaciones ilustradas para que entre ellos se dirima el futuro del país mientras el clamor de las calles manda otra cosa, demanda otro futuro y exige que se respete la memoria y la lucha de un pueblo que defendió y defiende su petróleo ejemplarmente.
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Lo peor que podemos hacer es permitir que la lógica del entreguismo triunfe sobre la lógica de un pueblo que defiende su riqueza energética. Por más estudios razonados que los entreguistas esgriman no existe razón más poderosa que la de un pueblo que se decide a luchar contra la sinrazón del capitalismo. Todo esfuerzo privatizador es absurdo por definición precisamente porque es el absurdo de una minoría privilegiada que anhela imponer sus caprichos mercantiles contra el interés legitimo de la inmensa mayoría. Y esto no es un problema de «números» sino un problema estratégico de soberanía inalienable ya conquistada -incluso constitucionalmente- por el pueblo y a la que se pretende traicionar desde sus fundamentos. Cárdenas se retuerce en su tumba.
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Lo peor que podemos hacer es creer en los redentores privatizadores, que juran y perjuran que no se trata de una privatización, y que gracias a las leyes o reformas que ellos inventen -sin consultar al pueblo, sin un referéndum nacional- todo será mejor y que nos hacen un bien. Y encima hay que estar agradecidos y que debemos seguir votando por ellos. Si dejamos que todo dependa de lo que negocien en las cámaras PEMEX estará condenada a muerte.
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Lo peor que podemos hacer es quedarnos quietos. Que los sindicatos guarden silencio, que las asociaciones de estudiantes y profesores enmudezcan, que los luchadores más concientes se inmovilicen y que el movimiento obrero y campesino se quede paralizado y, en fin, los «representantes» decidan negociadamente, con leyes ambiguas, que esconden la canallada con lenguajes «técnicos», cómo entregarán, una vez más, nuestra riqueza, esa que ahora vale tanto en todo el mundo… y los lebreles del imperio soñando con regalarla. ¿Quién vota por eso?
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Lo peor que podemos hacer es no participar en las protestas nacionales y mundiales. Dar, con la inmovilidad, el pésimo ejemplo a las generaciones de jóvenes que nos miran críticamente en espera de que hagamos dignamente lo que es digno y obligatorio para todos a estas horas. Defender el interés de los trabajadores contra el capitalismo devastador que financia a los saqueadores mientras nos amenaza y ahoga la miseria, la explotación y la barbarie.
Cárdenas es símbolo de la clase trabajadora y no de la demagogia burguesa
Lázaro Cárdenas del Río alguna vez entendió que su defensa de los recursos energéticos sería imposible sin un pueblo movilizado y conciente de su lucha. Esta vez puede ser mejor que aquella de 1938, completarla, perfeccionarla, hacerla irreversible para siempre. «Por eso debemos de insistir en la acción en las calles, en las fábricas y en los centros de estudio. Es urgente que AMLO llame al cierre de instalaciones de PEMEX, de instalaciones bancarias y de aeropuertos, al cierre de carreteras y al paro nacional. No hay tiempo que perder, independientemente de que le dialogo nacional organizado por el senado dure 50 días, como lo proponen los priístas, o 120 como lo reclama el FAP (o haya una «tercera vía» como lo ha planteado Creel) si todo depende de la votación en las cámaras la sentencia de muerte para PEMEX estará firmada con las funestas consecuencias que ello implicará para el campesinado pobre y los trabajadores de las ciudades.»2
México, país de riquezas enormes, se ha transformado en un infierno para los trabajadores. Millones de mexicanos hundidos en la pobreza explotados por la propiedad privada de la industria, los latifundistas y las mafias bancarias. Millones de mexicanos engañados permanentemente por «políticos» serviles a la degradación capitalista y traidores de la clase trabajadora. Millones de mexicanos huyendo del hambre en México para sufrir el hambre en USA. El capitalismo ha probado y comprobado su inutilidad y su vocación criminal. Es hora de terminar con este sistema.
Cárdenas, entre muchas de las tareas que cumplió, como mandato de su pueblo, expropió la industria petrolera para poner sus benéficos al servicio de un país necesitado de energéticos para su desarrollo y no para enriquecimiento de las empresas privadas. El pueblo tomó la decisión de expropiar ejemplarmente una de las fuentes de riqueza más importantes a nivel mundial. A lo largo de las décadas recientes los gobiernos del PRI y del PAN como una sola fuerza devastadora, han probado su incapacidad más absoluta para dirigir a PEMEX. Hoy lo admiten de manera tramposa y cínica con el fin de entregarlo a la «inversión privada». ¿Cómo se explica semejante absurdo?
Han sido escándalos mundiales los episodios de corrupción al estilo Jorge Díaz Serrano3. ¡Hasta el diario El País publicó el fraude de ese funcionario y todos sus cómplices¡ ¿Será un «caso aislado»?. Ahora Calderón -junto con el PAN y el PRI- pretende poner el petróleo en manos de la burguesía y el imperialismo. Todas las «administraciones» que han desfilado por PEMEX -y por el gobierno federal- han sido cómplices de la crisis de esta empresa y sólo hasta hoy se percatan del problema. ¿Quién los sancionará por incapaces, corruptos, ineficientes, indolentes y negligentes?
A los señores genios viejos en la burocracia -que parecen haber llegado de la luna esta mañana-sólo se les ocurre la privatización como solución al desastre que ellos han «administrado». ¿No se habrán enterado de cómo las empresas petroleras privadas han sido un fracaso económico mundial y una amenaza para la paz del planeta? ¿No se han enterado estos especialistas sobre los desastres administrativos y políticos de Repsol, de Exon, de ESSO… en todo el mundo? ¿No habrán leído, los sabios asesores burócratas, sobre la experiencia privatizadora del petróleo en Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador… por mencionar algunos casos donde se ventilan y dirimen críticamente las calamidades de los amos del petróleo? ¿No se enterarían, sus ilustrísimas burocracias, cómo en Venezuela se saqueó el petróleo y esos mismos saqueadores financiaron el golpe de estado contra el gobierno democrático de Hugo Chávez? ¿Sabrán algo, los técnicos sabihondos, sobre los móviles verdaderos en la invasión imperial contra Irak? Y a esas mismas empresas golpistas, pésimamente administradas, dirigidas con alma de vampiro, pretenden regalarles el petróleo de México para que, encima, nos lo vendan más caro. Lindo gobierno, lindos representantes populares, linda tranza.
¿Y uno debe quedarse callado esperando que ellos «debatan» educadamente el método para saquearnos más? ¿Uno debe aplaudirles, darles sueldos obscenos, viáticos, baños sauna, fuero e inumidad con impunidad? Ventilarán las calamidades administrativas más insoportables para crear el escenario perfecto del crimen privatizador. Ventilaran, con su demagogia reformista acostumbrada, la corrupción, la ineficiencia, el dispendio y los errores fiscales… todo servirá para hacernos creer que ellos nada sabían antes, que nunca estuvieron donde estuvieron, que ahora se dan cuenta de que no hay técnicos ni tecnologías idóneas, que resulta que no alcanzan los dineros para desarrollar a PEMEX, que ahora se percatan de que todo anda mal, que ahora se enteran de que falló la planificación, los programas anuales de inversión y el reparto de los beneficios petroleros. Y a toda costa, para esconder su fracaso horroroso, llamarán a los que «si saben» cómo arreglar el desastre. ¡Nada menos que a uno de los causantes de la crisis económica mundial!: Los petroleros capitalistas. Pregúntese al pueblo de Afganistán, de Irak, de USA cómo les va con la administración privada del petróleo.
Defendamos a PEMEX y luchemos contra Calderón, sus políticas entreguistas burguesas, su gabinete de mercaderes, su razón de espurio y su fraude en nombre incluso de Lázaro Cárdenas, símbolo vivo y poderoso de lucha, y al lado del movimiento obrero en plena batalla hacia su emancipación del capitalismo. No hay mejor lugar donde luchar. No hay mejor homenaje en el aniversario de su nacimiento y para siempre. Es nuestro y desde abajo.
He aquí un Homenaje personal y no a-crítico, al 113 aniversario natalicio del General Lázaro Cárdenas del Río.
Es una necesidad y una oportunidad de carácter estratégico para Latinoamérica un gran Homenaje Continental al General Lázaro Cárdenas del Río.
Cárdenas entre otras muchas cosas:
Completó el proceso de expropiación petrolera el viernes 18 de marzo de 1938.
Impulsó como pocos la reforma agraria, por la que lucho la Revolución Mexicana de Emiliano Zapata, mediante las cooperativas de tierras (ejidos).
Impulsó uno de los movimientos educativos más importantes en la historia de México.
Fundó en 1936 en la Ciudad de México el Instituto Politécnico Nacional.
Una parte importante del ejército apoya a Cárdenas y conserva de él hasta la fecha su herencia moral y política.
Promovió una de las etapas de la política internacionalista más importante de su tiempo al traer a México a todos los inmigrantes españoles que debieron huir de la dictadura franquista, niños y adultos.
Impulsó una gran confederación de trabajadores.
Dio en México asilo político a León Trotsky y a su esposa.
Fue un entusiasta comprometido con la Revolución Cubana.
«Las compañías petroleras, no obstante la actitud de serenidad del Gobierno y las consideraciones que les ha venido guardando, se han obstinado en hacer, fuera y dentro del país, una campaña sorda y hábil que el Ejecutivo Federal hizo conocer hace dos meses a uno de los gerentes de las propias compañías, y que ese no negó, y que han dado el resultado que las mismas compañías buscaron: lesionar seriamente los intereses económicos de la nación, pretendiendo por este medio hacer nulas las determinaciones legales dictadas por las autoridades mexicanas.
Se trata de un caso evidente y claro que obliga al Gobierno a aplicar la Ley de Expropiación en vigor, no sólo para someter a las empresas petroleras a la obediencia y a la sumisión, sino porque habiendo quedado rotos los contratos de trabajo entre las compañías y sus trabajadores, por haberlo así resuelto las autoridades del trabajo, de no ocupar el Gobierno las instituciones de las compañías, vendría la paralización inmediata de la industria petrolera, ocasionando esto males incalculables al resto de la industria y a la economía general del país.
Las compañías petroleras han gozado durante muchos años, los más de su existencia, de grandes privilegios para su desarrollo y expansión; de franquicias aduanales; de exenciones fiscales y de prerrogativas innumerables, y cuyos factores de privilegio, unidos a la prodigiosa potencialidad de los mantos petrolíferos que la nación les concesionó, muchas veces contra su voluntad y contra el derecho público, significan casi la totalidad del verdadero capital de que se habla.
Planteada así la única solución que tiene este problema, pido a la nación entera un respaldo moral y material suficiente para llevar a cabo una resolución tan justificada, tan trascendente y tan indispensable.
Y como pudiera ser que los intereses que se debaten en forma acalorada en el ambiente internacional, pudieran tener de este acto de exclusiva soberanía y dignidad nacional que consumamos, una desviación de materia primas, primordiales para la lucha en que están empeñadas las más poderosas naciones, queremos decir que nuestra explotación petrolífera no se apartará un sólo ápice de la solidaridad moral que nuestro país mantiene con las naciones de tendencia democrática y a quienes deseamos asegurar que la expropiación decretada sólo se dirige a eliminar obstáculos de grupos que no sienten la necesidad evolucionista de los pueblos, ni les dolería ser ellos mismos quienes entregaran el petróleo mexicano al mejor postor, sin tomar en cuenta las consecuencias que tienen que reportar las masa populares y las naciones en conflicto.»
Fracciones del texto leído por el Presidente de la República, General Lázaro Cárdenas, en Palacio Nacional el 18 de marzo de 1938, decretando la Nacionalización de la Industria Petrolera en México.
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1 http://www.elchamuco.com.mx/home.html
2 http://www.marxist.com/mexico-defensa-pemex.htm
3 http://www.elpais.com/articulo/ultima/MeXICO/PETRoLEOS_MEXICANOS/Jorge/Diaz/Serrano/elpepiult/19830709elpepiult_3/Tes/