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El cambio de la historia

Fuentes: Argenpress

Si Bolivia no se hubiera alejado prudentemente del liberalismo, hoy estaría sufriendo una catástrofe económica. Sus defensores dicen que la crisis global afectará con menos intensidad, porque su banca no ha sido trasnacionalizada y porque las empresas estratégicas irán pasando al Estado o serán co-administradas con el sector privado. Mientras la oposición local inventa catástrofes, […]

Si Bolivia no se hubiera alejado prudentemente del liberalismo, hoy estaría sufriendo una catástrofe económica. Sus defensores dicen que la crisis global afectará con menos intensidad, porque su banca no ha sido trasnacionalizada y porque las empresas estratégicas irán pasando al Estado o serán co-administradas con el sector privado.

Mientras la oposición local inventa catástrofes, una misión del FMI después de visitar Bolivia declaró que el desempeño de la economía boliviana en 2008 fue bueno y elogia la política fiscal y monetaria y sugiere continuar y fortalecer las acciones que se siguieron para controlar el incremento de precios, afianzar la situación fiscal y proteger al sistema financiero de los efectos de la crisis internacional.

Los bolivianos dicen que la famosa canción «abajo los barones del estaño» vuelve a escucharse en las calles porque el gran capital en este siglo, es mucho más indiferente a las demandas populares. La nueva Constitución, aprobada el 25 de enero, a través de un referéndum nacional, es rechazada por los viejos conservadores locales y en menor grado por inversionistas extranjeros.

En la memoria de los bolivianos está muy presente que los herederos de Simón Patiño (1860 – 1947), el famoso Rey del Estaño, aceptaron y no mostraron ningún resentimiento cuando sus minas fueron nacionalizadas, ni tampoco recurrieron a la propaganda o las acciones legales internacionales para efectuar algún reclamo. Estamos hablando de 1952, cuando el Movimiento Nacionalista Revolucionario – MNR, consideró de interés público las industrias extractivas. «El más grande industrial de su generación o de cualquier otro del pasado, Simón Patiño, de padre español y madre boliviana, tuvo influencia decisiva para la organización de una entidad intergubernamental, cuya acción evitó el colapso económico de su país, durante la crisis mundial de 1929-32», escribe su principal biógrafo el anglo-escocés, Charles F. Geddes.

La nacionalización de la minería, decretada el 31 de octubre de 1952 por el MNR, señalaba que «el régimen del trabajo impuesto por las grandes empresas es de tal manera inhumano y opresivo, que el promedio de vida de los obreros ocupados en los socavones es apenas de 27 años». Pero los grupos de poder de Bolivia, poco antes de las nacionalizaciones optaron por «mejorar» los ingresos de los mineros. Un estudio del Ministerio de Trabajo en 1949 indicaba que en La Paz, el salario mínimo por cabeza de familia era alrededor de 60 centavos de dólar/día, con un consumo de 1632 calorías promedio per cápita.

Pasaron 12 años, y el presidente Paz Estensoro al hacer un balance sobre los serios obstáculos y logros de su administración se atrevió a afirmar: «Si el mejoramiento de la situación de los obreros no ha sido tan espectacular como el de los campesinos es porque la situación de aquellos no era tan mala antes de la revolución».

Estamos en el siglo XXI y este país sudamericano conocido como fábrica de golpes militares, retornó en los ochenta al ultraliberalismo. El PNUD confirma que 100 poderosos clanes familiares controlan en Bolivia la agroindustria, el comercio exterior, la banca y los grandes medios de comunicación, especialmente ubicados en la llamada «Media Luna»: Santa Cruz, Beni y Pando.

«Desde el 2005 al 2009 vamos de triunfo en triunfo y los neoliberales, están siendo derrotados. Los recursos naturales se recuperan y ningún nuevo presidente podrá subastar y entregar los recursos naturales a las transnacionales», enfatiza Evo Morales. Igualmente los servicios básicos como el agua, teléfonos, energía eléctrica, son considerados como un derecho humano, y por tanto, serán de servicio público y no de negocio privado. A fines del año pasado, Bolivia se declaró territorio libre de analfabetismo, Cuba lo hizo en 1961 y Venezuela el 2005.

La nueva Constitución reemplaza a la que promovió René Barrientos (1964-1966 en junta militar y 1966-1969). Las elecciones de autoridades, departamentales y municipales, se realizarán el 4 de abril de 2010. El Movimiento Al Socialismo (MAS) prosigue su trabajo para la reelección de Evo Morales en los comicios del próximo 6 de diciembre.

El canciller boliviano, David Choquehuanca, considera que el proceso boliviano tiene muy buenos aliados. Doce países son miembros de la Unión de Naciones Suramericanas, cuya sede del Parlamento Suramericano (Parlasur) será San Benito, en Cochabamba.

Las primeras decisiones del gobierno incluyen la creación de tres nuevos ministerios sumando un total de 20. Uno de ellos lleva el nombre de Transparencia Institucional y Lucha Contra la Corrupción pública, cuya primera tarea será esclarecer y sancionar las irregularidades recientemente detectadas en la administración de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Las otras dos carteras son de Autonomías y Culturas. También prepara el proceso de nacionalización de las empresas eléctricas.

Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, descentralizado y con autonomías. Toda persona tiene derecho a la propiedad privada individual o colectiva, siempre que ésta cumpla una función social. Garantiza el derecho de herencia, al igual que la propiedad privada siempre que el uso que se haga de ella no sea perjudicial al interés colectivo. La expropiación se impondrá por causa de necesidad o utilidad pública, calificada conforme con la ley y previa indemnización justa. La propiedad inmueble urbana no está sujeta a reversión.

El Estado boliviano declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo. El Estado conducirá el proceso de planificación económica y social, con participación consulta ciudadana. La inversión boliviana se priorizará frente a la extranjera. La política fiscal tiene como fundamento que no prescribirán las deudas por daños económicos causados al Estado. En el plazo de cuatro años desde la elección del nuevo Órgano Ejecutivo, éste denunciará y, en su caso, renegociará los tratados internacionales que sean contrarios a la Constitución.

«De manera general, vamos bien», afirma Evo Morales: «En políticas macroeconómicas, excepto el crecimiento económico, estamos en un 4.5% de crecimiento en los dos últimos años de gobierno. Antes, en toda la época neoliberal el crecimiento era del 3%. Lo último es una inflación importada que influye»

Considera positivo el desarrollo en hidrocarburos y minería. En 2004 y 2005 la inversión pública era de bastante, que es una inflación en todo el mundo». 500 millones de dólares, y el 2008 fue 1.300 millones de dólares. En reservas internacionales, en el 2005 era el último país de Sudamérica. Recuerda que cuando se hizo cargo de la presidencia en enero del 2006, había 1.700 millones de dólares de reservas internacionales. Ahora borden los seis mil millones de dólares.

La Reforma Agraria del año 1952/53 también fue producto de un levantamiento indígena con fusil al hombro. Esa Reforma Agraria ha dejado minifundios y surcofundios en el altiplano y el valle. Ahora, en el marco de una Revolución Agraria, se redistribuirá la tierra, para acabar con el latifundio improductivo especialmente. «Acá jamás vamos a implementar los Tratados de Libre Comercio (TLC) sino que nos planteamos los Tratados de Comercio de los Pueblos (TCP)», expresa el jefe de Estado

Entre las dificultades de la revolución boliviana, considera que la fiscalización es uno de los más serios. «En el marco de la austeridad yo me rebajé mi sueldo de 40.000 bolivianos a 15.000 bolivianos. Siento que nuestras universidades públicas no forman patriotas, forman profesionales por la plata y no por la patria. El próximo año debe ser el año de la industrialización. Estamos buscando socios, como Estado, básicamente entre otras empresas de Estado», reitera Evo Morales, el primer presidente indígena en 183 de historia del Altiplano.