Mientras en Bolivia, la derecha reaccionaria, ya que no la democrática, se empeña en lograr el castigo de la corrupción en YPFB, olvidan que la política neoliberal, de la que ellos fueron parte entre 1985-2005, se sustentaba precisamente en la expoliación de nuestras empresas vía sistemas corruptos incontrolables con mascara legal. Eran tiempos donde el […]
Mientras en Bolivia, la derecha reaccionaria, ya que no la democrática, se empeña en lograr el castigo de la corrupción en YPFB, olvidan que la política neoliberal, de la que ellos fueron parte entre 1985-2005, se sustentaba precisamente en la expoliación de nuestras empresas vía sistemas corruptos incontrolables con mascara legal.
Eran tiempos donde el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, USAID y gran parte de la cooperación internacional (Alemania, España, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Gran Bretaña), no solo apoyaban la elaboración de leyes, sino que ellos traían leyes hechas y empaquetadas en un forro de dólares, listas para ser distribuidas entre los parlamentarios del: MNR-ADN (1985-1989); MIR-ADN (1989-1993); MNR, ADN y MIR (1993-1997); ADN, MIR, UCS (1997-2002); MNR, MIR, ADN, NFR (2002-2003); Carlos Mesa con «independientes» del MNR, MIR, ADN, NFR (2003-2004); Rodríguez Veltzé con «independientes» del MNR, MIR, ADN, NFR (2005). Para ser distribuidas, aprobadas, promulgadas y no cumplirse, tiempos de inflación normativa, del uso de la ley en falso, de las corruptelas mas escandalosas que no salían en las tapas de ATB, PAT, ni en los programas de radio Panamericana o FIDES, menos publicarse en La Razón o La Prensa, salvo en contados casos, donde el implicado no era un poderoso de tez blanca y con familia en EE.UU., como es el caso de Dante Escobar por ejemplo.
Gran parte del paquete normativo (leyes ordinarias, especiales, sustantivas, adjetivas, Decretos Supremos y Resoluciones Supremas), existentes hoy en día en el país, provienen de un modelo político neoliberal, la institucionalidad modernizada en ese mismo tiempo dependía de las mismas agencias de cooperación que nos ofrecían el desarrollo, que a la vez eran la semilla del antidesarrollo.
La institucionalidad estatal no era nuestra, el Poder Ejecutivo, Poder Judicial, Poder Legislativo, Superintendencias, entidades descentralizadas y autárquicas, dependían de los mendrugos de lo que una agencia de cooperación internacional ofrecía con dadivosidad, eran tiempos de mendicidad institucional.
Ríos de sangre se complementaron en paz y concordia, el pasanaku[1] de padrinazgos y compadrazgos fue la comidilla de cada día. Pasar del MNR, luego al MIR, después ADN, era normal, la moral política dependía no del ideario, sino de mantener la pega. La degradación de la política fue un fenómeno tan particular que ya no extrañaba a nadie.
Políticas de colonización contemporáneas -con cerviz doblada de nuestros políticos y empresarios mendigos-, era lo común, era lo cotidiano, era la humillación aceptada con la alegría que solo lo explican los bolsillos llenos de dólares y desvergüenza.
Si recordamos, la empresa de ferrocarriles (que ya no existe), el LAB (que trata de recuperarse de un Estado de coma en que la dejo la VASP), la electricidad en manos todavía de IBERDROLA (Elfeosa-Oruro, Electropaz-La Paz), son ejemplos de los negociados con Ley SAFCO y todo, claro ningún partido se hacía lío mayor con que el hermano de Gonzalo Sánchez de Lozada sea el Contralor General, era normal.
La moralina de los luchadores contra la corrupción, encapsulados en los mismos idearios de sus partidos de origen (MNR, MIR, ADN, NFR, UCS, UN), hoy travestidos en PODEMOS, cívicos y prefectos bien pagados por la CIA. Son feroces defensores de la democracia y las libertades ciudadanas, son feroces defensores del voto y la representación partidaria, ayer nomás no les importaba nada que ancianos marcharan por la carretera Oruro La Paz, dejando mas de una decena de muertos en el camino, ayer nomás casi un centenar de ciudadanos fueron asesinados por el gobierno de Sánchez de Lozada (padrino de todos los que hoy se pavonean con cinismo en Podemos y las prefecturas).
Ayer nomás, el voto de un parlamentario, ser ministro o viceministro, manejar una entidad autárquica y descentralizada, o simplemente tener una pega, tenía costo. Ayer nomás…
Hoy, cuando la dignidad pugna por imponerse, esa misma derecha hipócrita y cínica, pregona lo que nunca hicieron, lo que jamás harán, lo que no les conviene hacer…
Hoy cuando la recuperación de los recursos naturales no es un sueño, sino un dato político irreversible, hoy cuando la propiedad de los recursos no es del Estado sino de propiedad social, cuando la educación llega hasta la profesionalización y el postgrado, cuando la salud es universal y gratuita, la jubilación un derecho humano universal, la alimentación y la vivienda, el agua, la luz, el alcantarillado del mismo modo.
Hoy, el caso Santos Ramírez, ha golpeado a la revolución, y no fue un golpe cualquiera, fue un golpe donde menos se esperaba, en el capital político del proceso de cambio: la moral revolucionaría.
Una cosa es que PODEMOS sea corrupto porque su democracia es de ese talante, otra es que el proceso revolucionario tenga corruptos en su seno, porque nuestra democracia es de otra talla.
Si Tuto Quiroga roba y mata, no es de extrañar, es la derecha.
Si un revolucionario mata y roba, es un pecado capital. Recordemos, Fidel Castro cumplió la ley con un héroe de la revolución mezclado en narcotráfico, el implicado fue fusilado, tal como mandaba su código penal.
Y es que, esto tiene que quedar claro, su moral no es la nuestra.
La derecha puede robar, matar, corromperse, por ello han desarrollado toda una convención anticorrupción en las naciones unidas, no por mirar a Bolivia.
Nosotros no tenemos esa posibilidad, no podemos corrompernos, porque nuestra moral no puede admitir la corrupción de un revolucionario, eso es un delito de alta traición.
Evo Morales lo dijo, la corrupción es un delito de traición a la patria, no es un robo cualquiera, es un delito donde la victima no es el Estado, sino el pueblo boliviano, donde el victimario no solo es un delincuente de garrafas, es alguien que goza de protección, privilegios y confianza social.
Ayer y hoy, aprendizajes que duelen, son lecciones que nunca se olvidan.
Dolió lo de Pando, la masacre -en el sentido dado por la Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio ONU 1948-, porque ahí compañeros fueron asesinados por creer firmemente en el proceso de cambio, por creer en la revolución democrática y cultural.
Duele lo de YPFB, porque no castiga solo al culpable, sino castiga sin misericordia a todo el proceso de cambio y se extiende por todas partes en donde se vea un revolucionario, castiguesé.
Por todo ello, es tiempo de proponer que se debe convertir el delito de corrupción en delito de traición a la patria, traición al pueblo boliviano. Porque eso es en realidad, no otra cosa.
Es tiempo de replantear, la normatividad, la institucionalidad, la construcción del hombre nuevo, la distribución del trabajo.
Finalmente, la única forma de eliminar la corrupción de las democracias esta -como lo han sugerido los movimientos indígenas y populares en América Latina-, en constituir sistemas de Control Social, donde los excluidos tengan voz y voto, decidan la fiscalización, los procesos de selección y seguimiento de los que ya están en proceso.
El Control Social diseñado en la Nueva Constitución Política del Estado, es la llave para tal emprendimiento que hoy mas que nunca es urgente e importante a la vez.
Junto a ello, se requiere, tal como lo ha sugerido el Presidente en mas de una ocasión, un nuevo paquete de leyes, elaboradas con amplia participación social, no en gabinetes de cuatro abogados «expertos» en problemas de pobres sin serlo.
Leyes que reflejen, no solo lo plurinacional, sino además lo comunitario, ya que en el texto de la constitución ambas andan juntas no separadas, es decir, se ha iniciado el tiempo de leyes, que además de ser para un «Estado Unitario Social de Derecho», tienen que ser para un Estado «Plurinacional Comunitario».
Bolivia se constituye en un «Estado Unitario Social de Derecho Plurinaciona Comunitario» reza la nueva Constitución, de su desarrollo depende, o el renacimiento del neoliberalismo en nuestro propio cuerpo, o la victoria indígena popular y nacional igualitaria.
«Mirar atrás, construir el futuro»