Lo que empezó con una campaña oficial de alguna injerencia estatal del mercado de granos terminó con más concesiones del Estado a las patronales del campo. La Mesa de Enlace le terminó de arrancar a los Kirchner el compromiso público de los beneficios que ya venían negociándose en «secreto» entre la Sociedad Rural y el […]
Lo que empezó con una campaña oficial de alguna injerencia estatal del mercado de granos terminó con más concesiones del Estado a las patronales del campo. La Mesa de Enlace le terminó de arrancar a los Kirchner el compromiso público de los beneficios que ya venían negociándose en «secreto» entre la Sociedad Rural y el ministro De Vido: liberación para la exportación de trigo, eliminación de las retenciones para los lácteos y compensaciones a los exportadores de carne, refrendados ahora en un Acta Acuerdo – y con la presencia política de la propia presidenta. Mas subsidios además de los 1.300 millones de pesos que ya el gobierno les había prometido la semana anterior. Mientras el aumento de la recaudación fiscal se debe a los aportes de los jubilados de las ex AFJP y a la inflación que paga la mayoría popular con el IVA y otros impuestos al consumo, el Estado libera impuestos para las clases propietarias del agro. Y todo esto cuando los exportadores están liquidando el dólar a 40 centavos más caro que en octubre de 2008, ya que el gobierno avanzó los últimos días en la «devaluación administrada», aumentando el dólar por goteo a 3,63 pesos. Mientras Cristina, desde el atril, habla de «sacarle a los que más tienen para distribuir el ingreso», el gobierno instruye a la CGT a postergar las paritarias para mas adelante, promueve acuerdos de suspensiones con rebaja salarial y ofrece $40 a los maestros y estatales de la provincia de Buenos Aires.
Los Kirchner amenazan por izquierda y definen por derecha. Como se jacta el diario La Nación: «Ya arreglaron los préstamos garantizados, admitieron que el FMI revise las cuentas y, ahora, negociarán con los holdouts. No es que hayan decidido volver al Fondo. Pero, por las dudas, están sacando el pasaporte». Lejos de la opción de «no pagar la deuda» como llegó a «aconsejar» Duhalde, el jefe de Gabinete, Sergio Massa, se reunió con representantes del Citibank, Barclays y DeustcheBank, para organizar la renegociación de los u$s 30.000 millones en bonos «defaulteados» (holdouts) en el 2001. Unos de los presentes, Juan Bruchou, del Citibank en la Argentina , «aseguró que la estatización parcial en EE.UU. no modifica las operaciones en el país». Es claro, la filial local del Citi, durante el 2008 ganó $268 millones, creciendo en un 27% el patrimonio neto que llegó a $1.260 millones. (A contramarcha del mundo, los bancos son ganadores privilegiados en Argentina por las altísimas tasas de interés y porque el gobierno les da el negocio de los créditos al consumo con los fondos del Anses). Como pide la oposición de centroderecha – los «nacionales y populares» tratan de volver a acceder a algún tipo de crédito externo, tanto para destinar al anunciado plan de obras públicas como para sostener la fuga de capitales que hay también en todas partes, con la diferencia que, por ejemplo, el gobierno de Brasil financia esa fuga con los 20 mil millones que le aportó el Tesoro de los Estados Unidos o mediante préstamos del FMI y el Banco Mundial (como hacía De la Rúa), mientras Argentina, sin crédito, debe acudir a sus reservas.
Conciliación obligatoria
Es clara la necesidad del gobierno, debilitado en medio de la profundización de la crisis internacional, de acolchonar el enfrentamiento y pulsear para que los sojeros vendan las 6 ó 7 millones de toneladas acumuladas en silos que le permitan recaudar. Pero ¿por qué la Mesa de Enlace aceptó firmar el Acta Acuerdo cuando el destino de las retenciones a la soja, la clave del conflicto, no está definido? La amenaza de alguna intervención en el comercio exterior pareció dividir, por primera vez, a la Federación Agraria de la Sociedad Rural aunque ambos rechazaron «el monopolio estatal» en solicitada común junto a las cámaras cerealeras (ver página 2) A cambio de la firma del Acta les garantizó postergar el proyecto que significaría una brecha en las filas del «partido del campo».
Ambos buscan un acuerdo mínimo por una necesidad común, de clase: no profundizar el enfrentamiento entre capitalistas que aliente, en momentos que la crisis golpea crecientemente a los trabajadores y el pueblo, la reacción desde abajo. En este sentido, es que el propio Néstor Kirchner elogió «por su responsabilidad» a las «patronales rurales» Dentro de ello, el cruce de entre Alfredo De Angeli y Buzzi podría estar expresando «dos tácticas» del bloque agrario-opositor. En tanto Buzzi propone avanzar junto a la Mesa de Enlace en las «negociaciones con los ministros» y que las «bravuconadas desde las rutas no es lo más positivo en este momento»; el empresario de Gualeguaychú sostiene que «no hubiese firmado el acuerdo con el gobierno» y que hay que «llevar la lucha al Congreso». Coincide con Carrió que llamó a los ruralistas a «no entrar en la trampa del Consejo Económico y Social», al que el gobierno los invitó a sentarse junto a la UIA, porque «serán rehenes de la CGT». Las divisiones intercapitalistas no están resueltas. Más en general, la diferencia radica, esencialmente, en si la política de hacer pagar la crisis a los trabajadores será negociada con los sindicatos, como viene haciendo el gobierno, o mediante un shock de liberación de impuestos a los empresarios y una devaluación drástica del peso. Si se va ya a los brazos del Fondo Monetario, como propone Carrió, o se espera a hacerlo después de octubre, presentando la vuelta a un FMI y organismos financieros internacionales «reformados» bajo la era de Obama, como proponen los Kirchner junto a Lula.
Que hacer
En los próximos 30 días se pondrán a prueba los acuerdos provisorios que el Ministerio de Trabajo sostiene con las patronales y sindicatos, de suspensiones con rebaja salarial, como el que acaban de hacer ahora con la multinacional Volkswagen en Córdoba que se suma a los varios que las direcciones del Smata y la UOM firmaron como en IVECO o Paraná Metal. Miles de contratados y trabajadores en negro siguen siendo despedidos en toda la industria y comenzaron algunos cierres de empresas como la papelera Massuh. Los docentes de 14 provincias reclaman aumento salarial e iniciaron paros ante los magros ofrecimientos de los gobernadores para los trabajadores del Estado, mientras la CTA divide la lucha provincia por provincia. Al igual que Moyano de la CGT deja librada la negociación salarial a las paritarias de cada rama, debilitando la fuerza de los trabajadores ante un ataque patronal que, con desigualdades, es unificado; la dirección de la CTA que declama «más a la izquierda» por el 25% de aumento, provoca la división al interior del propio gremio de CTERA.
Ante este panorama, desde los lugares de trabajo y las organizaciones de base del movimiento obrero hay que hacer como los suspendidos de las automotrices de Córdoba que le reclaman al Smata que se ponga a la cabeza, y exigir a los sindicatos, de la CGT y la CTA una lucha nacional masiva y unificada en defensa del empleo y el salario, empezando por un paro nacional para que los trabajadores actúen como una sola clase y presenten sus propias demandas ante la crisis de los capitalistas. Para ello, una Asamblea o Congreso Nacional convocada por los sectores combativos como el Cuerpo de Delegados del Subte, que reúna a miles de delegados y activistas que protagonizan luchas de resistencia a despidos y cierres, sería una gran palanca en ese objetivo. La necesidad de este polo nacional de independencia de clase se muestra a cada paso. No se puede permitir que, con completa impunidad, en diversas empresas del cordón industrial de la zona norte del Gran Buenos Aires, las multinacionales intenten descabezar las organizaciones de lucha, despidan trabajadores que se proponen como delegados a las comisiones internas o directamente, como Fate, pidan el desafuero de delegados combativos y de los dirigentes del sindicato del neumático de San Fernando. No se puede permitir lo que sucede en Amstrong y el Sur de Santa Fé donde los intendentes sojeros y las patronales de la agro-industria diluyen las reivindicaciones de los metalúrgicos, que pierden empleo y salario, en el programa de la devaluación; como ya hizo la dirección que responde a la CTA de la UOM de Villa Constitución en Paraná Metal aliándose a la patronal de la Federación Agraria. A esta política se suman corrientes de izquierda como el PCR que, además, promueven «multisectoriales contra el tarifazo» junto a la Coalición Cívica donde pretenden conciliar el rechazo a una medida antipopular con el programa pro FMI de Elisa Carrió.
Nuestra propuesta es un polo nacional de reagrupamiento convocado unitariamente entre todas las organizaciones combativas y las fuerzas de izquierda para levantar, como venimos proponiendo, un programa para que la crisis la paguen las patronales, los banqueros y terratenientes, para exigir a los sindicatos un paro nacional y unificar la lucha de los trabajadores con las demandas populares contra los intereses de todos los bandos capitalistas.