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La oposición baraja candidatos para la «madre de las batallas» contra Evo

Fuentes: La Epoca

A poco menos de nueve meses de la realización de elecciones, los frentes de oposición se han atrincherado para desestabilizar al gobierno del presidente Evo Morales y comenzaron a barajar los nombres de candidatos que pudieran hacer sombra a la candidatura oficial. Junto a su estrategia de rechazar toda posibilidad de diálogo con el gobierno […]

A poco menos de nueve meses de la realización de elecciones, los frentes de oposición se han atrincherado para desestabilizar al gobierno del presidente Evo Morales y comenzaron a barajar los nombres de candidatos que pudieran hacer sombra a la candidatura oficial.

Junto a su estrategia de rechazar toda posibilidad de diálogo con el gobierno en su propósito de frenar las autonomías, comenzaron a elaborar sus estrategias electoralistas.

Si bien no han iniciado oficialmente sus campañas, la guerra ya está declarada con la permanente exposición mediática de los principales cabezas de oposición política y regional de la autodenominada Media Luna.

Algunos de esos dirigentes, como los ex vicepresidentes Víctor Hugo Cárdenas y Carlos Mesa Gisbert reaparecieron los últimos meses en el escenario político después de tres años de permanecer en un virtual silencio y mantener un perfil bajo.

Cárdenas, quien fue vicepresidente del expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, entre 1993 y 1997, es un dirigente indígena que fue líder del Movimiento Revolucionario Tupac Katari (MRTKL). En ese entonces su ingreso al poder fue saludado por sus bases indígenas.

Este ex vicepresidente con estudios universitarios llegó a ocupar la Presidencia de la República en forma interina durante los viajes al exterior de Sánchez de Lozada, pero sufrió la discriminación de los propios dirigentes del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), al punto que varios de los ministros de entonces se resistían a asistir a las reuniones de gabinete que convocaba.

Algunos analistas más puntillosos llegaron a calificar a Cárdenas como «el florero» en el gobierno de «Goñi» para darle el toque indígena a su mandato, pese a que en su interior desarrollaban una política económica neoliberal al servicio de los grupos de poder trasnacionales y nacionales, antes que a las mayorías.

Las últimas semanas, Cárdenas ocupó los titulares de los principales medios de comunicación tras los incidentes producidos en una de sus viviendas, ubicada en la población de Sankajahuira, en las orillas del lago Titicaca, debido a que los pobladores consideraron que era un bien suntuario que no servía al desarrollo de la comunidad.

Esos hechos solamente reforzaron el trabajo subterráneo de algunas agrupaciones políticas con representación en el congreso y en los departamentos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Chuquisaca, que comenzaron a ver a Cárdenas como la tabla de salvación que los «libere» de una reedición, por largos años, del gobierno de Evo Morales.

En seminarios patrocinados por fundaciones creadas por los dirigentes políticos opositores se afirmaba cada vez con mayor reiteración «Al indio (al referirse a Morales) hay que sacarlo con otro indio (cuando hablaban de Cárdenas)».

El ex vicepresidente se abstuvo de confirmar si ha mantenido contactos con los partidos de oposición, pero no ha ahorrado críticas al gobierno de Evo acusándolo de «concentrar excesivamente el poder».

Otro dirigente de raíces campesinas, Alejo Véliz, ya se ha lanzado a la piscina proselitista al confirmar su candidatura a la Presidencia de la República. Véliz, quien fue dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) no cuenta con la suficiente base social, pero su imagen podría ser igualmente utilizada por la oposición que busca articular una fórmula en la que sea incluido un dirigente indígena.

Otro de los otrora dirigentes del indigenismo, Felipe Quispe, también es casero de algunos medios de comunicación que le prestaron micrófonos y cámaras para sus manifestaciones y críticas a la gestión de Morales. Quispe se ha autodeclarado precursor de un movimiento indigenista que habría sido reclutado por el Movimiento al Socialismo (MAS) para llegar al poder.

Desde el sur del país, otro dirigente de raíces originarias, el alcalde de la ciudad de Potosí, René Joaquino, algo más moderado en sus declaraciones, subrayó que es necesario «reencaminar un proceso de inclusión de las mayorías nacionales en las decisiones gubernamentales», según dijo.

Joaquino opinó que el MAS y Morales estarían «digitados» por grupos de la burguesía nacional que formarían parte de un entorno que le impide reclutar a los movimientos indígenas a puestos vitales de la administración.

El alcalde potosino subrayó que en esta coyuntura está preparado para ingresar de lleno a un proceso electoral junto a su partido, Alianza Social (AS), que cuenta ya con personería jurídica y una organización nacional, lo que no sucedió en el pasado.

Sin embargo, Joaquino aún no tiene definido cómo va a encarar su trabajo con miras a las elecciones del 6 de diciembre, si lo hará solamente con el AS o suscribirá pactos con otros partidos. Para no variar, anotó que cualquier alianza será en torno a «coincidencias ideológicas y programáticas».

Recuérdese que otra dirigente indígena, Savina Cuellar, ocupa la Prefectura de Chuquisaca, a la que accedió con el apoyo del Comité Interinstitucional de Sucre, antes que con el de los pobladores de las provincias de ese departamento.

Cuellar fue asambleísta del Movimiento al Socialismo (MAS), del que se separó al vincularse a las racistas dirigencias cívicas de Chuquisaca que enarboló las banderas de la capital plena para Sucre, es decir que la Constitución defina como sede de los Poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral a la ciudad blanca.

Esa exigencia provocó incidentes de magnitud durante las sesiones de la Asamblea Constituyente que obstaculizaron el desarrollo de sus actividades, al punto que sus integrantes tuvieron que trasladarse a Oruro después de aprobar en grande el proyecto de texto Constitucional.

Cuellar integró las manifestaciones racistas que agredieron a constituyentes del MAS que eran representantes de los pueblos indígenas de todo el país.
En la actualidad, Savina gobierna Chuquisaca bajo el manto de los sectores oligarcas de ese departamento que fijaron una posición claramente opositora al Ejecutivo. No tiene el apoyo de los pobladores del agro chuquisaqueño que la consideran como «traidora a la lucha de los movimientos sociales», de los que proviene.

Otros precandidatos

Junto a los mencionados dirigentes indígenas, la oposición también comenzó a barajar los nombres de candidatos que representan a los partidos de oposición del presente y del pasado, entre ellos el ex vicepresidente Carlos Mesa Gisbert, quien gobernó con Sánchez de Lozada entre 2002 y octubre de 2003.

Tras producirse la salida intempestiva de Sánchez de Lozada del poder en octubre de 2003 por la presión popular, Mesa asumió la Presidencia de la República, en la que permaneció hasta julio de 2005. Tras un inicio auspicioso de su mandato, este intelectual y periodista fue perdiendo apoyo en forma gradual no solamente en los partidos tradicionales, sino de las propias organizaciones populares.

Tras entregar el poder al ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez Veltzé, Mesa Gisbert desapareció del mapa político, pero organizó una organización denominada Fundación Comunidad que se convirtió en el refugio de sus otrora colaboradores y de otros dirigentes políticos que se quedaron sin partido.

A través de esa Fundación, Mesa comenzó a articular la conformación de un frente político o agrupación ciudadana que participe en las elecciones Presidenciales de diciembre, en las que seguramente el ex vicepresidente será candidato.

Para los analistas políticos, esa Fundación podría lograr adhesiones de dirigentes disidentes de Poder Democrático y Social (PODEMOS), del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), de Unidad Nacional (UN), del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y de otras agrupaciones.

Mesa ha manifestado que durante el Gobierno de Morales, «Bolivia es presa de una estrategia del miedo y una vulneración muy peligrosa de derechos y garantías ciudadanas». Su objetivo es restar credibilidad al gobierno de Evo Morales.

Otro de los dirigentes políticos que siempre está en carrera electoralista es el empresario del cemento y ex ministro de Planeamiento del gobierno de Jaime Paz Zamora, Samuel Doria Medina, quien utiliza permanentemente los medios de comunicación para mantenerse en vigencia.

Tanto Mesa como Doria Medina están conscientes de que una candidatura electoral de sus agrupaciones debe incluir a un líder indígena por el peso político de las poblaciones del occidente en el espectro político, por lo que están en busca de un hombre o una mujer que cumpla con esas expectativas.

¿Será Joaquino de Potosí, Cárdenas de La Paz, Cuellar de Chuquisaca o Quispe de las alturas del altiplano? Es la duda que quita el sueño a los dirigentes políticos que sueñan con la silla Presidencial o, por lo menos, lograr algunos curules en la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Derecha huérfana del apoyo de EE.UU

El intelectual brasileño Emir Sader manifestó, en uno de sus artículos, que la derecha latinoamericana sufre porque dejó de ser una alternativa para ofrecer a los pueblos y perdió la orientación proveniente de Estados Unidos, un país que en el pasado conducía sus pasos y hasta financiaba sus actividades.

Para Sader, «al perder la ayuda del norte, las derechas latinoamericanas se quedaron huérfanas y no tienen una alternativa clara para ofrecer y localmente sólo les queda el enfrentamiento en todas los cuadriláteros con los gobiernos para desestabilizarlos».

Dijo que los representantes de esas agrupaciones optaron por mantenerse en vigencia a través de su aparición en los medios de comunicación en los que critican con vehemencia las acciones de los gobiernos progresistas de la región, en especial de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, ahora El Salvador, e inclusive en Brasil y Argentina.

Los propietarios de esos medios, interesados en debilitar a los mandatos de gobiernos como el de Evo Morales, desarrollado campañas mediáticas con la difusión de informes descalificatorios de los mencionadas administraciones.
Sin embargo, Sader manifestó que en algunos países como en Brasil, estos medios mordieron el polvo de la derrota ante la popularidad del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, a quien los ciudadanos le dieron un respaldo de hasta el 84 por ciento, de acuerdo con los sondeos de opinión realizados por institutos especializados.

El peso de los medios de comunicación en la opinión pública no es solamente un problema que soporta el Gobierno del Presidente Morales. Algo parecido sucede en Ecuador y Argentina donde se estableció que los propietarios son empresarios con grandes intereses económicos a los que no les agradan cambios que vayan a perjudicarlos.

Nuevas batallas

Para los analistas políticos, la oposición no va a dejar de incluir en sus campañas cuestionamientos a la política económica del Gobierno, mucho más si ya se sienten los coletazos de la crisis global que afecta a todo el mundo.

La caída en la cotización mundial de los hidrocarburos y de algunos minerales podría dar curso a una mayor austeridad económica en el Estado, lo que se constituiría en una herramienta para la oposición en su afán de generarle problemas al gobierno con movilizaciones populares.

La crisis mundial ha provocado ya una reducción de los índices de producción de la mayoría de los países industrializados, con la consiguiente caída de las exportaciones mineras y gasíferas de los países en vías de desarrollo con el riesgo de que genere un creciente desempleo.

La derecha juega a sus dos cartas, la primera rechazar toda convocatoria del gobierno a dialogar para acordar o «pactar», proyectos de leyes para las ya famosas autonomías aprobadas en la Constitución y que fue el caballito de batalla de la oposición para oponerse a Evo Morales, ahora ya poco les importa pues con autonomías no les alcanza para sus planes de recuperar el poder que cada día vienen perdiendo gracias a la consciencia del pueblo boliviano que en las urnas en todas las confrontaciones, les ha dicho que no pasarán y de seguro que también en las calles ese pueblo le volverá a demostrará su repudio.