El periodista Federico Jiménez Losantos ha sido absuelto de una demanda civil que le interpuso la la Sociedad General de Autores (SGAE) cuando criticó la imposición del canon digital. El magistrado en sus fundamentos jurídicos explica que «es un tema el de la propiedad intelectual debatido hasta en el Senado, entendiendo un gran sector de […]
El periodista Federico Jiménez Losantos ha sido absuelto de una demanda civil que le interpuso la la Sociedad General de Autores (SGAE) cuando criticó la imposición del canon digital. El magistrado en sus fundamentos jurídicos explica que «es un tema el de la propiedad intelectual debatido hasta en el Senado, entendiendo un gran sector de la población que resulta desproporcionado el sistema que tiene la actora para financiarse cobrando sus derechos incluso en actos benéficos«.
En ocasiones, pareciera que izquierda y derecha confluyen en criticar a la SGAE y la imposición del canon digital. Esta sentencia da ocasión para exponer algunos de los múltiples argumentos que nos separan a unos y a otros.
El canon digital es una tasa «parafiscal«. Desde la izquierda sólo se puede rechazar este tipo de fiscalidad. Entendemos que se lo justo es que «quien tenga más pague más», mediante impuestos directos sobre la renta de las personas y el beneficio de las sociedades. Por tanto, desde una óptica progresista, se debería socializar el canon, exigiendo mayores pagos a quienes más beneficios obtienen con la explotación del trabajo de los autores y artistas; eximiendo a quienes no disponen de ingresos suficientes o por causas de interés social. Simétricamente, lo recaudado debe redistribuirse entre los autores, no con criterios de estricta proporcionalidad, sino asegurando unos ingresos dignos a todos los autores y artistas.
La izquierda está a favor de la neutralidad y libertad de la Red. La derecha, a pesar de lo que promete, donde gobierna legisla para cortar internet por descargar contenidos o castigar penalmente a los internautas.
La derecha se muestra muy molesta con el canon cobrado por las entidades de gestión de derechos de propiedad intelectual, pero está, sin fisuras, por ampliar las medidas de «protección» de la la propiedad industrial, la patentabilidad del software o las patentes sobre los medicamentos.
La derecha está en contra de las subvenciones al cine español. Mientras tanto apoya las subvenciones a las multinacionales automovilísticas, a los bancos y a la agricultura de los países ricos, en especial a los grandes propietarios.
La izquierda entiende que las políticas de subvenciones son un instrumento útil para promover actividades económicas que redunden en el bien común. Una buena película o libro, sin duda, pueden estar subvencionadas.
La izquierda marxista está en contra de la propiedad privada de los medios de producción y, mucho más, en contra a la transmisión de dichos bienes de padres a hijos mediante el derecho a la herencia. Por tanto, desde este punto de vista, no se puede compartir que los derechos sobre la obra se transmitan de padres a hijos u otros herederos, obteniendo estos últimos un lucro sin ningún esfuerzo o mérito. La derecha (en convivencia con el gobierno del PSOE) reclama y está consiguiendo que se elimine el impuesto sobre sucesiones, de forma que ni siquiera una parte de la herencia pase a beneficio del conjunto de la sociedad.
La derecha cree en el libre mercado, en consecuencia, está en contra de medidas de protección a la producción cultural propia.
Desde la izquierda entendemos que va en contra de los principios de justicia social y equidad defender el libre mercado en una economía capitalista y globalizada sin atender colectivamente las desigualdades que genera. Que es correcto promover la industria audiovisual propia para evitar el monopolio de las producciones usamericanas.
Y lo más relevante, la izquierda rechaza el actual sistema de patentes y propiedad industrial, señalándolo como uno de los culpables del gigante desequilibro económico entre el Norte y el Sur. La derecha lo defiende y promueve, cerrando los ojos ante las tremendas injusticias que genera.
Lo que esconde la posición de la derecha.
La derecha es propietaria de los grandes grupos audiovisuales de este país, hasta no hace mucho, la SGAE acostumbraba hacerles continuas rebajas sobre el canon que debían pagar. Ahora cuando ya no reciben ese trato de favor han lanzado una campaña mediática contra la SGAE.
Los deseos de la izquierda.
El conocimiento debería ser libre y universal, o sea, más copyleft y menos patentes. Es imprescindible que toda persona enferma debería tener acceso a los medicamentos, independientemente de su poder adquisitivo. Que internet sea un espacio de libertad donde cada vez más ciudadanos puedan tener acceso a la cultura e información, lo que les hará más sabios y libres, y por ende, más felices.
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