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EEUU y las drogas

Fuentes: Diario Cambio

En el informe anual al Congreso sobre los principales países productores de drogas y de tránsito de estupefacientes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, señala que el Gobierno de Bolivia ha «fallado de manera demostrable» durante los 12 meses previos «en cumplir sus obligaciones delineadas bajos acuerdos internacionales antinarcóticos», según un documento distribuido ayer […]

En el informe anual al Congreso sobre los principales países productores de drogas y de tránsito de estupefacientes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, señala que el Gobierno de Bolivia ha «fallado de manera demostrable» durante los 12 meses previos «en cumplir sus obligaciones delineadas bajos acuerdos internacionales antinarcóticos», según un documento distribuido ayer por la Embajada de ese país en La Paz.

Esa legación diplomática agrega que Obama también decidió apelar a una «exención en razón de un interés nacional vital» para «permitir a Estados Unidos continuar trabajando con Bolivia en el combate contra el narcotráfico y proporcionar cooperación en otras áreas, a pesar de la determinación». Para el inquilino de la Casa Blanca no cuentan los éxitos bolivianos en materia de lucha contra el narcotráfico y, por eso, asume una medida basada estrictamente en cuestiones políticas, lo que desnaturaliza un informe que en otras circustancias reconocería los esfuerzos en esa materia por parte del gobierno del presidente Evo Morales Ayma.

Obama, al informar al Congreso estadounidense de que Bolivia en los últimos doce meses ha «fallado de manera demostrable» en su lucha contra el narcotráfico, intenta tapar hechos que salen a la luz y que certifican los esfuerzos bolivianos que se trasuntan en el éxito de la lucha contra el tráfico de drogas ilegales que tiene precisamente en Estados Unidos a su principal mercado. Según datos oficiales de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), entre el 1 de enero y el 14 de septiembre de este 2009 las fuerzas antidroga secuestraron 19,4 toneladas de cocaína -16,7 toneladas de pasta base y 2,7 toneladas de clorhidrato de cocaína-, además de 1.850 toneladas de marihuana en 8.385 operativos realizados.

Racionalizó y erradicó 4.425 hectáreas de cultivos de coca -respecto de una meta anual de 5.000 hectáreas hasta el 31 de diciembre-; de ellas, 3.801 en el trópico de Cochabamba, 316 en los Yungas de La Paz y 308 en la región de Yapacaní, Santa Cruz. En los éxitos conseguidos en la lucha contra el narcotráfico, la FELCN consiguió la racionalización y erradicación de 23.183 metros cuadrados de almácigos de coca: 18.538 m2 en el trópico de Cochabamba, 3.674 en los Yungas de La Paz y 971 en la región de Yapacaní del departamento de Santa Cruz.

Respecto del secuestro de sustancias controladas, la fuerza antidrogas logró incautarse de 576.477 kilos de sustancias químicas sólidas, y 1.181.652 litros de sustancias líquidas. Las acciones de la FELCN en contra de las bandas de narcotraficantes supusieron, en ese mismo periodo, la destrucción de 3.709 fábricas de drogas, 5.053 pozas de maceración, 14 laboratorios de cristalización de cocaína y seis laboratorios de reciclaje. En los 8.385 operativos efectuados fueron aprehendidos 2.420 sospechosos de traficar drogas.

Del igual modo, se decomisaron 3.025.324 libras de hoja de coca y se evitó que 3.662 kilos de coca sean transformados en cocaína. Estos logros fueron alcanzados por el trabajo profesional de la FELCN sin la participación de la ‘inefable’ DEA, en el marco de nuestra soberanía, con la aplicación de la política «cocaína cero» y sin regar nuestro territorio de muertos y heridos -generalmente cocaleros- como ocurría en el pasado neoliberal. Éstos son los hechos que nítidamente reflejan los esfuerzos del gobierno nacional, ante los cuales Obama y sus asesores cierran los ojos cuando informan a su Congreso que Bolivia ha «fallado de manera demostrable» en su lucha contra el narcotráfico.

Pero como la manipulación de los hechos tiene patas cortas y la mentira descarada sería muy evidente para medianamente poner en duda la eficaz lucha contra el narcotráfico en Bolivia, Estados Unidos admite -en ese su informe- que el país «está dedicando una cantidad récord de recursos nacionales para sus esfuerzos antinarcóticos. Hemos observado que los esfuerzos de erradicación e interdicción de Bolivia continúan, conduciendo a importantes incautaciones y arrestos». Dicho de otro modo, Washington es consciente de que Bolivia sí cumple su cuota parte en la lucha contra ese flajelo social que mueve miles de millones de dólares a escala mundial y que supuestamente debe ser encarado en el marco de la responsabilidad compartida; conoce que es su mercado el que alienta a las bandas criminales de la droga; pero sobrepone sus intereses con fines estrictamente políticos.

Nunca antes un gobierno boliviano logró ese grado de éxito en su lucha contra el narcotráfico, a la par que precindió de la DEA. Lo que pasa es que Obama, pero principalmente el verdadero poder que maneja los hilos del imperio, no asume que Bolivia haya sido capaz de ejercer su soberanía y demuestre al resto de los países latinoamericanos que sí es posible enfrentar al narcotráfico sin injerencia externa. Es que los hechos, en el caso boliviano, ratifican que el discurso de Washington contra el tráfico de drogas, es el pretexto para la intervención en nuestros países y la prueba son las siete bases militares que controlará en Colombia con la aquiescencia de Álvaro Uribe.