La evaluación de los indicadores económicos que realizó Evo Morales Ayma durante la ceremonia del pasado 22 de enero en la que asumió la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia demostró que durante 2009 el país coronó el mejor desempeño económico en Sudamérica, pese a una crisis financiera internacional cuyos efectos golpearon en diverso grado […]
La evaluación de los indicadores económicos que realizó Evo Morales Ayma durante la ceremonia del pasado 22 de enero en la que asumió la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia demostró que durante 2009 el país coronó el mejor desempeño económico en Sudamérica, pese a una crisis financiera internacional cuyos efectos golpearon en diverso grado a todas las economías del mundo.
Por eso es destacable el apoyo a la continuidad de la política macroeconómica por parte del Primer Mandatario, quien ratificó como ministro de Economía y Finanzas Públicas a Luis Alberto Arce Catacora y al equipo de profesionales que, bajo su liderazgo, tiene en sus manos el manejo del modelo económico, productivo, social y comunitario del nuevo Estado Plurinacional de Bolivia.
No obstante, si bien la ratificación de Arce Catacora es una señal inequívoca para la población, los inversionistas privados y los agentes económicos -porque representa la continuidad de la política económica con estímulo fiscal para alentar el consumo y la estabilidad de precios mediante medidas de intervención del Estado en los mercados-, el desafío mayor para los siguientes años constituirá la diversificación productiva, para que Bolivia no siga dependiendo de los excedentes que generan los hidrocarburos y la industria minera.
El propio ministro Arce, en una entrevista reciente con Cambio, identificó como una de las debilidades de la economía boliviana el no haber avanzado mucho en la diversificación productiva durante el primer gobierno del presidente Morales (2006-2010), y señaló que la tarea central de la nueva gestión gubernamental será encarar esta asignatura pendiente.
En este sentido, uno de los desafíos fundamentales de la administración del Estado Plurinacional será la consolidación del vigente modelo económico, productivo, social y comunitario en la ejecución del programa de gobierno 2010-2015, además de la industrialización de los recursos naturales, como los hidrocarburos, el hierro del Mutún, el litio del salar de Uyuni y del cobre del yacimiento de Corocoro, entre otros emprendimientos industriales, energía, infraestructura productiva y caminera, y consolidación y ampliación de las políticas sociales en beneficio de los sectores más vulnerables de la población.
Sin embargo, a diferencia del 22 de enero de 2006, cuando Evo Morales asumió por primera vez el mando de un país sumido en un crónico déficit fiscal, falta de empleo y reservas internacionales de apenas 1.714 millones de dólares -entre otros indicadores negativos-, la nueva gestión de gobierno que se inició este viernes cuenta con sólidas bases económicas que vislumbran un futuro favorable. Por eso, como señalara el vicepresidente Álvaro García Linera, a Bolivia le espera una década de oro para cimentar el nuevo Estado.
Esos cimientos que dan certidumbre a la población en su conjunto se traducen, según el último informe del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, en que Bolivia logró un superávit fiscal sostenido de 4,5% en 2006, 1,7% en 2007, 3,2% en 2008 y 0,1% en 2009. Es decir, por primera vez en más de 50 años un gobierno coronó excedentes en el haber después de cubrir todas sus obligaciones, o sea, los ingresos fueron más que los gastos.
En los últimos cuatro años también se registró un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 4,8% durante 2006, 4,56% en 2007, 6,15% en 2008 (todo un récord) y 3,7% estimado en 2009, a pesar del contexto de la crisis financiera internacional. En tanto que el PIB per cápita (por persona) subió de 1.010 dólares registrado en 2005 a 1.651 dólares en 2008, y no obstante de algunos brotes especulativos que la oposición empresarial puso en vigencia entre 2007 y 2008; durante 2009 la inflación apenas alcanzó a 0,26%.
Otro indicador favorable es que el tipo de cambio se mantuvo estable en 7,07 bolivianos por cada dólar estadounidense, lo que generó certidumbre en la población y se acumularon cifras históricas en las Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central de Bolivia (BCB), las que en 2005 apenas alcanzaban a 1.714 millones de dólares; durante 2009 llegaron a 8.580 millones de dólares.
En ese sentido, la reducción de la deuda externa boliviana fue otro hito, ya que de 4.942 millones de dólares en 2005, bajó a 2.585 millones de dólares en 2009.
Además, la bolivianización frente al dólar generó confianza de la gente en la política desplegada por el Gobierno. Por ello, los depósitos en moneda extranjera en el sistema bancario bajaron del 84% en 2005 a 53% en diciembre de 2009. Hoy la gente confía en el boliviano, ahorra y realiza sus transacciones en una moneda nacional valorizada.
En el ámbito tributario, de unas recaudaciones que en 2005 llegaban a 15.881 millones de bolivianos (2.246 millones de dólares), en 2009 ascendieron a 30.571 millones de bolivianos (4.324 millones de dólares), y la buena gestión económica se tradujo en la redistribución de los ingresos a través del pago de los bonos que benefician a los sectores más vulnerables.
En este contexto nace el Estado Plurinacional y asume los desafíos de implementar la nueva Constitución, consolidar el modelo económico, mantener la estabilidad macroeconómica, el crecimiento económico sostenido, la redistribución del ingreso con la aplicación de políticas sociales, apuntalar la industrialización de nuestros recursos naturales y crear infraestructura, pero fundamentalmente consolidar la diversificación productiva para crear más empleos. El cimiento está ahí, el reto es materializar las esperanzas del pueblo.