A raíz de la muerte del viejo Estado y el nacimiento del nuevo Estado. Una primera idea de debate viene en torno a un ordenamiento lógico de premisas o de hechos correlativos que lleva a concluir que el proceso constituyente atraviesa por una etapa de interposición entre la «muerte del Viejo Estado» (neocolonial, de […]
A raíz de la muerte del viejo Estado y el nacimiento del nuevo Estado.
Una primera idea de debate viene en torno a un ordenamiento lógico de premisas o de hechos correlativos que lleva a concluir que el proceso constituyente atraviesa por una etapa de interposición entre la «muerte del Viejo Estado» (neocolonial, de exclusión y opresión), y el «nacer del Nuevo Estado plurinacional» transversalizado por los significantes de la «Revolución Democrática y Cultural» el «Vivir Bien» y el nuevo comportamiento ético-`político, como bases fundamentales de la deliberación del proceso de transformación en el quehacer político-jurídico.
En esa lógica deliberativa se puede aportar (a manera de ir precisando características de los hechos) que la «muerte» del Viejo Estado lleva como referencia histórica la instalación de la primera Asamblea Legislativa Plurinacional (6 de diciembre de 2010) o la posesión de la segunda gestión del Presidente y Vicepresidente de Bolivia (22 de enero de 2010), y que el nacer del Nuevo Estado no se asienta en una fecha particular, sino que (no como acontecimiento único, sino como proceso mismo) trasciende y fija al «hecho o acontecimiento único» como anunciación de la continuidad del Proceso Constituyente, bajo nuevas incertidumbres y tareas definidas para las fuerzas sociales, políticas y el conjunto de la ciudadanía. El momento pasado mas inmediato para estudiar al Estado boliviano es haber superado la crisis de gobernabilidad dentro un periodo altamente conflictivo seguido de un propósito a futuro inmediato marcado para avanzar con la arquitectura institucional y la estructura jurídica derivada de la Constitución Política del Estado.
La instalación de la Asamblea Legislativa Plurinacional o la posesión de Morales Ayma y García Linera son (desde tareas concretas y objetivos por lograr) la anunciación de la muerte del Viejo Estado solo si a futuro, la institucionalidad es diseñada para seguir proponiendo e impulsando los intereses anticapitalistas y antiimperialista de los Pueblos y Naciones Indígena Originario Campesino, y en contraposición con el Estado liberal y posiblemente con un horizonte hacia la abolición del Estado.
Entonces afirmar la muerte del Viejo Estado tendría que significar (desde el nacer del Nuevo Estado) que la vieja Constitución Política del Estado ha perdido toda vigencia y que la ciudadanía lo recuerda, pero no lo demanda como fuente enunciativa de sus derechos, ni aplica su normativa para ordenar e implementar procesos, jurídicos, económicos, políticos, sociales y otros.
Entonces si se encuentra nuevos derroteros desmarcados de la lógica liberal y capitalista (o anti estatal) se puede pensar en el nacimiento del Nuevo Estado definiendo una Filosofía Jurídica que permita sentar conceptos hacia la abolición de «mas de lo mismo» y liberar al proceso constituyente de todo reciclaje de lo viejo. Así el nacimiento del nuevo Estado (tentativamente lo dejamos así) debe ser tal y no convertirse en el reciclaje de las instituciones del Viejo Estado y menos de las viejas relaciones de explotación y servidumbre. Y aunque es prematuro empezar a mostrar lo que el proceso boliviano ha avanzado en este campo (en el entendimiento teórico del nuevo Estado), es evidente que aun queda por adelante mucha tarea, algunas de ellas afinando conceptos y otras estableciendo indicadores apropiados que permitan visualizar las diferencias entre lo Viejo y lo Nuevo en el cuerpo mismo de la Constitución Política del Estado y en la objetivación social de la norma (Aplicación concreta y ejercicio del derecho constitucional)
Estado Aparente y Estado Integral
En un esfuerzo por entender y encontrar referentes teóricos marxistas para encaminar el estudio del Estado plurinacional boliviano, se puede empezar interpretando parte del discurso del Vicepresidente del Estado Plurinacional Álvaro García Linera, pronunciado durante el acto de posesión del 22 de enero, en el que hace referencia (entre otras cosas) a un Estado Aparente y un Estado Integral.
Desde el contenido del discurso se puede apreciar que el Estado Aparente es el Estado liberal que legaliza la exclusión, la explotación, la discriminación y la colonialidad; es el Estado donde todo el diseñó jurídico se centra en una red institucional neocolonial creada para el dominio de una minoría frente a las amplias mayorías y en desconocimiento claro de la existencia de iguales jurídicos. Contrario al Estado Aparente está el Estado Integral en construcción estatal que supera las relaciones de servidumbre y de colonialidad, con significativa participación del conjunto de la población y la incorporación de imaginarios diversos y plurales, donde las mayorías y minorías, son portadoras de los derechos constitucionales en igualdad de condiciones.
Del discurso del vicepresidente se puede además inducir que el Estado Integral es posible en la mediad en que se establezcan nociones desarrolladas y conocidas a través de (y en) la lucha por el socialismo: Bolivia como Estado Plurinacional y el Estado Integral conceptualmente hablando tendrían al frente el horizonte socialista.
Si acordamos la capacidad a la que puede llevar la razón colectiva entendida desde un acercamiento al humanismo socialista y pensamiento marxista, se puede acordar que el discurso de Álvaro García lleva a convenir que después de la experiencias recogida y vivida a raíz del desarrollo del Estado Aparente, es posible, racional y viable dirigirse hacia un Estado estructurable con principios de igualdad de derechos humanos, derechos naturales o consuetudinarios y en ejercicio pleno de destinos económicos y sociales solidarios y complementarios en el marco del pluralismo y la diversidad cultural, pero que de ninguna manera es el trazo de una ruta lineal que va de la misma muerte del Estado Aparente al nacimiento del Estado Integral. Esta ruta puede caber como metáfora pero no como hecho o proceso político consolidado, tal como al parecer muchos dirigentes del Movimiento AL Socialismo quieren ya verlo.
Veamos el asunto de esta manera. Evo Morales nos abre los ojos sobre el rol que aun juegan las instituciones del Estado cuando puntea actos de corrupción, sobornos y violaciones y describe fríamente (en su discurso de posesión y otros momentos mediáticos) a la Aduana, a la Policía Nacional, a las Fuerzas Armadas y otras instituciones. Al referirse a ellas habla de cambiar, y de transformarlos y no de «su muerte», y si la esencia estructural del Estado Aparente fueron estas instituciones y la institucionalidad en vigencia ¿Acaso podemos hablar de la muerte del Estado Aparente? ¡Claro que no! Aunque circunstancialmente podemos referirnos a la muerte de un Estado Colonial, (como parte) en tanto el nuevo texto constitucional no es ya sustento jurídico de relaciones coloniales. De hecho al parafrasear a García Linera, por la salud política del proceso no se tendría que interpretar y absolutizar el momento actual bajo la premisa de la muerte de un Estado Aparente, por que como hecho real no cabe, pero se hace útil a los fines de algunos políticos que encuentran ahora la oportunidad de renacer, confesos y limpios.
Para ir avanzando; el Estado Integral no tendría que ser de ninguna manera un nuevo Estado, de hecho Antonio Gramsci no lo concibió así. El Estado Integral en Gramsci puede entenderse (en una primera instancia) como la ampliación de una limitada interpretación que se tuvo (en su época) del Estado, pues él muestra que el Estado no es solamente dictadura de clase o coerción con uso de las fuerzas coercitivas y represivas del Estado, sino que va mas allá, incluso de esa doble coerción descrita por Althusser cuando este último, a manera de ampliar el concepto de Estado constata que la clase dominante o burguesía impone su dominación también a través de los Aparatos Ideológicos del Estado (AIE) y no sólo por medio sus fuerzas represivas (policía, Fuerzas Armadas, y otras)
La noción gramsciana del Estado Integral incorpora a la corriente marxista y althusseriana el componente ético – político de la sociedad política (funcionarios del Estado) y la sociedad civil en el estudio y la interpretación del Estado.
Al calor de este debate constatamos que el tema moral, ético, valórico y principista es una de las grandes demandas manifestadas por el proceso actual boliviano, pues se tiene la certeza de que la Construcción del nuevo Estado Plurinacional no puede avanzar sin él, que toda incorporación de valores universales y valores de las naciones y pueblos indígenas originario campesino da la vitalidad que la institucionalidad estatal necesita. Esta realidad siempre ha existido pero la sociedad estatal y la intelectualidad boliviana no la «descubrieron» o no la quisieron incorporar al debate y la conceptualización estatal.
De esta manera se llega a la conclusión de que el Estado Aparente es solo una forma de cómo se interpretó y se miró al Estado en el pasado, y el Estado Integral es la forma ampliada de mirarlo, es hacer praxis política bajo la constatación de que el Estado es Coerción, es institución, son fuerzas represivas, son aparatos ideológicos y es ética política. Si concebimos al Estado en todo este componente estamos ante la concepción de un Estado Integral, pero que de ninguna manera cambia su naturaleza y sus atributos de «Estado»
Para ilustrar la anterior afirmación nos apoyamos del siguiente ejemplo. Las propiedades físicas de un cubo de hielo no van a cambiar en función a cómo la miremos, conociéndolas o no, solo cambiarán si intervenimos sobre ella o se altera el medio en el que se manifiesta sus propiedades. Así el momento que sufra transformaciones físicas dejará de ser hielo para ser agua líquida o ser vapor de agua, podemos entonces llamarla agua en estado sólido, en estado gaseoso o en estado líquido y bajo cualquier forma tendremos la idea de que es agua y dependerá del estado en el que a sociedad la necesite. El Estado Aparente y el Estado Integral no son Agua en estado sólido o agua en estado líquido, son mas bien agua entendida y conocida en un contexto prehistórico, sin intervención de la ciencia, y agua sometida a los ojos de la ciencia y contextualizad a factores nuevos, como la contaminación ambiental, poder erosivo, fuerza estática y dinámica, cantidades y cualidades relativas, etc.
El Estado Aparente al que hace mención García Linera tiene que ser el Estado visto en sus atributos de poder coercitivo, en condiciones decimonónicas (es decir con limitado conocimiento de él) y el Estado Integral asumiendo el conocimiento de sus propiedades de coerción, hegemonía, aparatos ideológicos y ética política visto en el siglo XX.
La nueva mirada que se tiene ahora sobre todo Estado debe ser acorde al nuevo contexto político, científico, ambiental, de emergencia de comunidades y replanteo institucional desde lo ético político, pero también desde lo valórico, principista y trascendental. La realidad boliviana nos está permitiendo tener una visión ampliada del Estado, mas allá de la mirada gramsciana, y con el plus de poder manipularla para hacer un nuevo Estado o poner en evidencia propiedades inherentes a transformaciones sustanciales.
Siguiendo el ejemplo del agua, la mano humana puede manipular el agua (H2O) para llevarlo a un proceso químico irreversible, que deje de ser agua y convertirse en otra sustancia (en combinación con sustancias químicas por supuesto) o por desintegración de sus componentes. ¿Con el Estado se puede hacer lo mismo? ¡No! Con el Estado no se hace lo mismo, ya que el Estado no existe por cuenta propia, como objeto real dimensionable, independiente y de manera natural, tal como existe una sustancia o la materia. El Estado en una forma de Organización de la sociedad por tanto lo que puede hacerse con el agua es lo que puede hacerse con la sociedad, no con el Estado. El Estado puede abolirse como puede abolirse cualquier institución, la sociedad no puede tener esa ruta. La sociedad se organiza o se desorganiza, se individualiza o se colectiviza, ejerce sus derechos o renuncia, vive con valores o los ignora, etc. Se constituye en Estado o no. Y si se constituye en Estado, como el Estado que descubre el proceso constituyente en Bolivia necesariamente debe hacerlo construyendo institucionalidad coercitiva, económica, social, religiosa, política con valores, principios, ética y trascendencia.
Los valores y la trascendencia es el aporte del proceso boliviano al entendimiento ampliado del Estado.
Con estas aclaraciones entonces se puede llegar ya a exponer que la mirada que imprime la comunidad plurinacional boliviana al organizar el Estado es Visional, es decir que entendiendo de manera científica e intuitiva cada una de los componentes y propiedades estatales lo hace asumiendo valores y Principios Compartidos (universales y consuetudinarios), encarando un fuerte desafío con una visión de servicio y nobleza (ética política) en pos del Cambio como el mas alto desafió trazado. Sin duda que sigue una ruta trazada por la estatalidad, pero no por ello su horizonte es necesariamente un nuevo Estado aunque necesariamente debe pasar por la Construcción de una nueva institucionalidad estatal en función a la vigencia de la nueva Constitución Política del Estado.
La manifestación y ampliación ideológica constructiva de este Estado Visional viene desde afirmaciones de legislar e institucionalizar aspectos éticos, como la trilogía valórica Quechua. (No robar, no ser y Flojo, no Mentir) junto a valores guaraníes, chiquitanos y otros.
Hegemonía.
Antes de avanzar con algunos argumentos más sobre el Estado Visional, tiene sentido rápidamente revisar el término de hegemonía.
El término de hegemonía al ligarla a la teoría del Estado, y siguiendo la mirada marxista, pero fundamentalmente gransciana, permite hacer referencias a la existencia de una dirección o instrumento político que interpreta la realidad y la naturaleza de la organización estatal para actuar y para transformarla desde una praxis ética y política generalizando una ideología para el colectivo social. En esa medida se supone un trabajo ideológico al interior de la misma sociedad y no fuera de ella, desde construcciones, valores y principios existentes, reales, aparentes e integrales.
Entonces al interior de una organización Estatal, la socialización de la ideología desde el control de los Aparatos ideológicos del Estado, los órganos represivos y el componente ético político permite la construcción de una voluntad común o un destino común en la sociedad. La hegemonía en ese sentido manifiesta el grado colectivo de la construcción del nuevo Estado y no el enfrentamiento clasista o el antagonismo entre dos contrarios. La hegemonía tiene una ruta constructiva, de ordenamiento y maduración en la organización social, que puede ir del Estado Capitalista, pasar por el Estado Socialista y llegar a ser sociedad organizada con visión de colectividad y en armonía con la naturaleza.
La hegemonía en este sentido no es un momento de dominación política de una clase sobre la otra, y tampoco responde a la lógica de contra hegemonía, de una clase respecto a otra. La hegemonía es la visión construida como un fin temporal inmediato, mediato o trascendental manifestada por una sociedad o una colectividad que sustenta Principios y Valores Compartidos, desafíos y ética política (nobleza)
Gransci podría referirse como elemento articulador a una intelectualidad orgánica, asumiendo que es ésta la portadora de una «ideología racionalmente construida», sin embargo si ese fuese el caso, el proceso boliviano nos muestra que no necesariamente la articulación es producto de la racionalidad ideologizada, sino de una racionalidad colectiva y en profundización de su conciencia social y en armonía con la naturaleza. La armonía con la naturaleza permite la superación de diferencias nacidas de los procesos de la explotación de recursos y de la explotación asalariada y servidunbral.
En la articulación social en Bolivia se encuentra componentes del trabajo orgánico de una colectividad intelectual (por cierto), pero también de construcción nacional e intercultural de los pueblos y naciones indígenas originario campesino, de una actividad corporativa y asociativa de obreros, campesinos y empresarios, de iniciativas individuales y otras maneras de praxis política centrada en la funcionalidad institucional del Estado.
En definitiva lo que se quiere mostrar es que el concepto de hegemonía debe ampliarse mas allá de la lucha de clases o de la lógica de los contrarios, la hegemonía puede ser también resultado de la complementariedad y la dualidad misma marcada por roles y concepciones de género entre otras.
Toda hegemonía, como proceso (y no como momento de consolidación del poder «uni estatal» en manos de una clase), necesariamente debe llevar a la certeza de que es posible una sociedad plural y organizada para enfrentar y superar los problemas creados por la explotación indiscriminada de recursos humanos y recursos naturales. Toda hegemonía en ese sentido rebasa los límites de un Estado, es decir que debe entenderse regionalmente, continentalmente o finalmente de manera universal.
Estado Visional
Se parte de que la construcción estatal tiene que ser guiada y orientada por una Visión de Estado, que sea notablemente viable y realizable, con su componente de utopía. El Estado que se propone construir desde la participación ciudadana, de los movimientos sociales, organizaciones obreras, campesinas, empresariales y otras está escrita en la Constitución Política del Estado, en ella se ha incorporado imaginarios diversos estableciendo que ninguna estructura institucional quede excluida de dicha matriz estatal. En ese entendido tanto los órganos del Estado y las instituciones educativas, represivas, coercitivas, culturales, económicas, deportivas y otras, deben ser parte de visiones estatales.
En el Estado Visional encontramos tres pilares básicos, uno está relacionado con Principios y valores compartidos interactuantes desde la interculturalidad, la universalidad de los derechos ciudadanos y el ejercicio del derecho natural y consuetudinario de las naciones y pueblos indígena originario campesino. El segundo pilar lo sustenta la Revolución Democrática y Cultural que abarca la ética política y la nobleza del ser humano para encarar la actividad pública, privada y familiar, el tercer pilar está con el gran desafío del Cambio y de la capacidad de la sociedad organizada para ir en contra de la corrupción institucional, la confianza en las instituciones y la integración social desde objetivos comunes y complementarios a objetivos particulares de la sociedad y la institucionalidad. Un otro elemento se dibuja desde la trascendencia de la razón humana organizada, pero que en cierta manera será la base de la superación de organización estatal hacia la organización social para el bien común y el resguardo de la naturaleza y el cosmos.
Ya de una manera mas general la construcción institucional debe tomar tres pilares en la elaboración visional (valores compartidos, desafío y nobleza)1.
La teoría del Estado finalmente debe nutrirse de las teorías de las construcciones institucionales, sus herramientas y sus aplicaciones, es en este sentido que ir de lo simple a lo complejo y de lo complejo a lo simple mas un análisis entre semejantes y contrarios nos lleva a entender que el Estado boliviano además de ser coerción, formación ideológica, ética política es también emprendimiento y desafío, por ellos es un Estado en construcción con Mirada visional.
Entonces repetimos lo que se dijo mas arriba: el Estado Visional es la ampliación del Estado Integral, abordado por Antonio Gramsci, pero que supone la capacidad de comprender y avanzar desde la trascendencia hacia procesos sociales superiores a cualquier estructura estatal.
1 Esté aspecto, para el tema de desarrollo de la Visión Institucional lo describe ampliamente Juanita Hernández en sus trabajos sobre planificación participativa comunitaria.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.