Cuando se quieren poner en duda las capacidades intelectuales de una persona, suele afirmarse con ironía que «es incapaz de caminar y mascar chicle al mismo tiempo», un chiste que se hizo muy popular en referencia a un presidente occidental del siglo pasado y al que se sigue recurriendo esporádicamente para descalificar a los adversarios […]
Cuando se quieren poner en duda las capacidades intelectuales de una persona, suele afirmarse con ironía que «es incapaz de caminar y mascar chicle al mismo tiempo», un chiste que se hizo muy popular en referencia a un presidente occidental del siglo pasado y al que se sigue recurriendo esporádicamente para descalificar a los adversarios políticos o de cualquier otra índole.
Sin llegar a estos extremos, la neurociencia está demostrando que la capacidad humana de ejecutar varias tareas a la vez y de manera eficaz, tiene unos límites bastante conservadores. La capacidad de las personas para procesar información y llegar a conclusiones rápidas sigue siendo superior a la de los ordenadores más avanzados. En cambio, nuestra capacidad de trabajar en modo «multitareas», es notablemente inferior a la de los equipos informáticos, capaces de ejecutar una considerable cantidad de tareas al mismo tiempo y con eficacia.
Según investigadores franceses, el cerebro humano puede concentrarse en dos actividades al mismo tiempo, pero cuando intenta realizar una tercera tarea de forma simultánea, algunas de las tres acciones no se lleva a acabo como es debido.
Ello significa, por ejemplo, que podemos hablar por teléfono mientras que estamos leyendo algo en el ordenador, pero no podemos tomar apuntes con eficacia al mismo tiempo. O que somos capaces de conducir un vehículo y hablar con nuestro acompañante al mismo tiempo, pero no podemos hacer bien una tercera actividad como manipular el sistema GPS para comprobar nuestra localización geográfica.
«Esta imposibilidad de atender varios asuntos se debe a que «el cerebro reparte el trabajo entre sus dos hemisferios cuando debe concentrarse en dos tareas a la vez», ha explicado el doctor Etienne Koechlin, neurocientífico del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de París (Francia) y principal autor de un estudio sobre este fenómeno, publicado recientemente en la revista «Science».
En general, los lóbulos frontales del cerebro humano trabajan de forma conjunta cuando un individuo ejecuta una sólo actividad. En cambio, cuando hay que cumplir dos objetivos, estas regiones cerebrales, izquierda y derecha, deben «repartirse el trabajo».
Cuando la mente se divide De acuerdo a este investigador galo, cuando una persona diestra desarrolla dos actividades, su hemisferio cerebral izquierdo se encarga de la principal y el derecho, de la secundaria. Pero si en ese instante se intenta comenzar una tercera tarea, su cerebro no la puede abordar porque ya tiene sus dos hemisferios «ocupados» y debe detener una de las dos actividades en curso para poder concentrarse en la «recién llegada».
Para llegar a esta conclusión, Koechlin y su equipo observaron y estudiaron la actividad encefálica de 32 personas diestras cuando efectuaban tareas relacionadas con la construcción de palabras: en algunos casos debían completar un único ejercicio y en otros el objetivo era completar dos ejercicios.
Las imágenes cerebrales obtenidas a través de resonancia magnética mostraron que la duplicidad de objetivos provoca una «división de tareas» entre los lóbulos frontales, aunque no es completa, porque una zona -la región frontal anterior de ambos hemisferios denominada «corteza frontopolar»– permanece alerta para coordinar el reparto de tareas en los dos lóbulos frontales.
Los investigadores fueron más allá, intentando comprobar qué ocurre en el cerebro cuando se agrega una tercera tarea a los objetivos, en otro ensayo con 16 participantes, en el cual se descubrió que ninguno de ellos pudo completar de forma adecuada el trío de actividades propuesto. Al introducir una tercera actividad, una de las tres se interrumpe y es abandonada: deja de procesarse «en paralelo», para ser retomada más adelante por la mente, comprobaron los expertos.
Incluso cuando sólo se realizan dos actividades -por ejemplo estudiar para un examen mientras se chatea por Internet o bien hablar con el teléfono inalámbrico mientras se prepara la comida- según el doctor Koechlin «somos menos eficientes en cada una de las dos que si las hacemos por separado». O sea que la broma sobre la imposibilidad de caminar y mascar chicle a mismo tiempo no está tan alejada de la realidad. Aunque no se trataría del atributo de unos pocos, sino de la inmensa mayoría de los seres humanos…