La obra educativa de la Revolución Mexicana en el Estado es profunda, ya que abarcó cada uno de los niveles educativos y sectores de la sociedad. Al ocupar el socialista Felipe Carrillo Puerto el cargo de gobernador ―1922-1924―, la educación primaria se benefició con nuevos bríos. Se promulgó la Ley de Enseñanza Racionalista el 6 […]
La obra educativa de la Revolución Mexicana en el Estado es profunda, ya que abarcó cada uno de los niveles educativos y sectores de la sociedad. Al ocupar el socialista Felipe Carrillo Puerto el cargo de gobernador ―1922-1924―, la educación primaria se benefició con nuevos bríos. Se promulgó la Ley de Enseñanza Racionalista el 6 de febrero de 1922, medida que estableció la Escuela Racionalista en todo el estado. Este tipo de educación se basaba en la razón, permitiendo al niño ser el agente de su propio aprendizaje. Los educandos adquirían conocimientos de la vida misma. Se dotó a las escuelas de los medios necesarios para este tipo de enseñanza; las granjas, el huerto y el taller se convirtieron en partes comunes de los centros de enseñanza.
La Escuela Racionalista , implementada en Yucatán por José de la Luz Mena, es la precursora de la Escuela Socialista que años más tarde se implementaría en todo el país durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) en México. El gobernador, al promulgar la Ley de Enseñanza Racionalista, convirtió en mixtas y coeducativas las escuelas primarias elementales y superiores, y se suprimieron en ellas las direcciones para remplazarse por Consejos de Maestros.
La labor en este campo de Felipe Carrillo Puerto no se inició de hecho al ocupar el cargo de gobernador, pues desde años atrás, durante su militancia en el Partido Socialista Obrero fundado en junio de 1916, había realizado actividades de propaganda y concientización que incluían medidas para elevar el nivel cultural de los militantes y de la población. Al ocupar en mayo de 1917 la presidencia del Partido Socialista de Yucatán (en marzo se había realizado el cambio de nombre), impulsó una serie de medidas que lograron convertirlo en una de las organizaciones políticas más grandes del país y más radicales de América Latina.
Para 1920, cuando adoptó el nombre de Partido Socialista del Sureste, se había convertido en la principal fuerza política del Estado, integrado fundamentalmente por trabajadores agrícolas y campesinos en las zonas rurales, y por artesanos y obreros de la ciudad. Al rendir protesta Carrillo Puerto como gobernador el 1 de febrero de 1922, pronuncia un discurso en lengua maya desde el Palacio de Gobierno, en el que plasma sus proyectos para el desarrollo de las clases desposeídas. Su preocupación principal es la educación popular, sobre la cual dice: «Hay que fundar muchas escuelas, cuantas escuelas sean necesarias para que los niños y ustedes aprendan a leer, sobre todo, para que aprendan el castellano y puedan hacer valer todos sus derechos».
Carrillo Puerto llevó a efecto los acuerdos de los Congresos Obreros Socialistas, los cuales planteaban las bases para la política de desarrollo de las clases trabajadoras. Durante su gobierno se crearon bibliotecas, se editaron obras de escritores yucatecos, se establecieron escuelas nocturnas para adultos, y se instituyeron el Museo Arqueológico e Histórico de Yucatán y la Academia de la Lengua Maya. Además, en 1922 fundó la Universidad Nacional del Sureste.
Otros aspectos importantes de su obra revolucionaria en la educación, como presidente de la Liga Central de Resistencia del Partido Socialista del Sureste y como gobernador del estado de Yucatán, fueron los siguientes: I. Las campañas alfabetizantes; II. La traducción al maya de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; III. El establecimiento de los lunes culturales; IV. La incorporación de la mujer a la vida activa social y política del estado; y V. La planificación familiar y la transformación radical de las finalidades de la escuela rural en el estado.
La apertura educativa que significó la Revolución se revela en los libros de inscripción de los diferentes grados escolares en cada una de las escuelas primarias de Yucatán. Los registros muestran cómo los sectores sociales, que durante el Porfiriato no accedían a la educación, encontraron lugar en las nuevas escuelas. El origen popular de los padres se infiere del oficio registrado en las actas, donde es posible encontrar jornaleros, campesinos, obreros, agricultores, albañiles y costureras, entre otros oficios. La política educativa revolucionaria no sólo ofreció a los padres la oportunidad de inscribir a sus hijos a la escuela, sino además les proporcionaba, a ellos mismos, la educación que tanto se les había negado, como lo ejemplifica la apertura de clases nocturnas para los trabajadores.
La Revolución Social Mexicana significó un gran cambio en todos los aspectos de la vida. Dio lugar a que los sectores de la población olvidados durante el Porfiriato pudieran obtener derechos humanos elementales como lo es la educación. Toda esta labor de años y de incansable esfuerzo no hubiera podido desarrollarse sin el sacrificio de aquellos que lucharon para conformar un mejor México, como es el caso de Felipe Carrillo Puerto. Esfuerzo que se debe valorar por todo lo que permitió hacer en el campo educativo de Yucatán.