Luego de una «luna de miel» de cinco años, varios movimientos sociales representados por la Central Obrera Boliviana (COB) y el Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia, se encuentran enfrentados. Miles de trabajadores de diferentes sectores sociales, afiliados al ente matriz de los obreros en el país, se encuentran movilizados en La Paz, sede de […]
Luego de una «luna de miel» de cinco años, varios movimientos sociales representados por la Central Obrera Boliviana (COB) y el Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia, se encuentran enfrentados.
Miles de trabajadores de diferentes sectores sociales, afiliados al ente matriz de los obreros en el país, se encuentran movilizados en La Paz, sede de gobierno y del poder político de Bolivia, demandando a las autoridades un incremento salarial digno, la abrogación de las políticas neoliberales, la reactivación económica y la profundización del proceso de cambio.
El gobierno ofreció un incremento del salario mínimo vital de 679 a 815 bolivianos y elevó en 10 por ciento los sueldos de los sectores de salud, magisterio, fuerzas armadas y policía, este porcentaje debe servir como base para el incremento salarial de otros sectores; los obreros exigen un incremento mayor en sus salarios y además exigen la abrogación del Decreto Supremo 21060, base del modelo económico neoliberal, que es implementado desde 1985.
Los miles de manifestantes, en seis días de movilizaciones paralizaron virtualmente un sinnúmero de actividades, pero sobretodo, generaron zozobra en la ciudadanía por la contundencia del accionar conjunto de mineros, fabriles, maestros, salubristas, universitarios, gremiales, estudiantes, vecinos y otros sectores sociales que representan a los nueve departamentos del país.
«Cuidado. Nosotros no quisiéramos que la situación vaya en otra dirección. Siguen llegando los compañeros del interior y no están midiendo las consecuencias porque lo que estamos reclamando al gobierno es totalmente justo», advirtió Pedro Montes, secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB).
La respuesta del gobierno que en un principio se negaba a que el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma, dialogue con los trabajadores está centrada en no incrementar los salarios en ningún punto.
En las movilizaciones populares se escucha con más frecuencia que «…si éste es el cambio, no queremos cambio…» emitidas por sectores que antes apoyaron al Movimiento al Socialismo (MAS) pero que ahora exigen que se gobierne obedeciendo al pueblo.
Según el gobierno, la movilización obrera «no es sindical sino política» por la cercanía de la renovación de dirigentes en la COB; los trabajadores responden que las medidas son estrictamente sindicales y obedecen al alza del costo de vida, a los salarios de hambre y porque en este proceso no se pueden implementar políticas neoliberales.
El presidente Morales incluso acusó a algunos sectores -sobretodo mineros- de intentar generar las condiciones para «un golpe de Estado», afirmación que fue rechazada por todos los sectores del movimiento popular boliviano.
El dirigente minero Jaime Solares criticó que las autoridades de gobierno ganen alrededor de 14 mil bolivianos (2 mil dólares), mientras que los obreros sólo lleguen a ganar un salario mínimo de 815 bolivianos (116 dólares).
«La paciencia de los obreros se acaba. No se ha firmado ningún preacuerdo. Si el Presidente no quiere dialogar con los pobres de este país, entonces que nos diga de frente que gobernará con los neoliberales, los empresarios y las transnacionales pero que no se esconda», aseveró.
VIOLENCIA POLICIAL
La relación, coordinación y trabajo conjunto entre los sectores populares y movimientos sociales bolivianos con referencia al gobierno dio un giro de 180 grados a partir de la promulgación del denominado «gasolinazo».
En diciembre del año pasado el «gobierno del cambio» pretendió imponer en Bolivia el Decreto Supremo 0748 que incrementaba el litro del precio de gasolina de 3.74 bolivianos a 6.47 (72 por ciento) y el diesel de 3.72 bolivianos a 6.80 (82 por ciento).
La respuesta del pueblo boliviano fue contundente: rechazo total al «gasolinazo» y abrogación del decreto; sin embargo, a partir de esa fecha, los precios de los productos de la canasta familiar se incrementaron de manera incontrolable afectando más a los sectores populares.
Las movilizaciones obreras que se realizan en esta coyuntura caracterizadas por la unidad de diferentes sectores con la detonación de cachorros de dinamita, el bloqueo de calles y avenidas y por su contundente accionar, fue respondido por la extrema violencia policial.
Existen heridos en ambos sectores, como destrozos a propiedades privadas y estatales.
El principal dirigente de la COB solicitó a las fuerzas del orden no actuar con «violencia reaccionaria»; caso contrario, los obreros responderán con «violencia revolucionaria».
Recordando los días nefastos de los gobiernos neoliberales, se puede ver en el centro de la sede de gobierno, a cientos de efectivos fuertemente armados que atropellan los derechos humanos.
El ministro de Trabajo, Félix Rojas, advirtió a los trabajadores que se encuentran realizando una huelga general indefinida que, de acuerdo a ley, seis días continuos no trabajados deriva en un despido inmediato de su fuente laboral.
«Seis días de inasistencia es despido inmediato. La ley es para cumplirla, no es para ponerle velas… El Estado que no hace cumplir sus leyes pierde autoridad», remarcó el actual ministro, otrora dirigente sindical.
Ante la incapacidad gubernamental para solucionar los problemas, los obreros en sus movilizaciones exigen además la renuncia de los ministros considerados antipopulares y neoliberales e incluso ya se escuchan voces de revocatoria para algunas autoridades.
DIFÍCIL REALIDAD
Las últimas encuestas realizadas en el territorio nacional hacen ver un desgaste acelerado en la imagen presidencial, más aún en la vicepresidencial, pero la situación es más dramática en la percepción ciudadana con respecto a la mayoría de los ministros.
De 67 por ciento de apoyo a Evo Morales Ayma en 2007, las últimas encuestas cayeron a un respaldo menor al 25 por ciento, el vicepresidente se encuentra con un apoyo de 21 por ciento.
La mayoría de los sectores que se encuentran movilizados fueron o son parte del MAS, pero ahora cuestionan que el proceso esté siendo copado por grupículos tecnócratas y defensores del libre mercado.
El dirigente minero Jaime Solares recordó que el actual gobierno es producto de la lucha popular y las «guerras» protagonizadas por los bolivianos: la «guerra del agua» en el 2.000, la «guerra de la coca» en 2.002 y la «guerra del gas» en 2.003.
«Este gobierno no sólo es del MAS ni de Evo Morales, es producto de las luchas, del dolor y la sangre derramada por el pueblo boliviano; por eso, estamos exigiendo nuestros derechos que son los derechos de los más pobres y si el gobierno quiere seguir dialogando sólo lo haremos con el Presidente, los obreros queremos dialogar con el dueño de circo no con sus payasos» , dijo.
La campaña mediática y millonaria del gobierno boliviano en torno al mandato del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN): «mandar obedeciendo» le ha quedado por el momento, muy grande, en aspectos centrales y fundamentales como la política económica.
Sin embargo, la mayoría de los bolivianos y bolivianas, del campo y la ciudad, están concientes que el proceso de cambio debe ser profundizado -no tergiversado- en torno al verdadero mandato de gobernar obedeciendo al pueblo…
- Periodista y escritor boliviano, fue vocero de gobierno.