Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez
TL; versión DR: El año pasado pasé por el trago de ser demandado por la utilización de una imagen pixelada de la cubierta de un álbum de música de «Kind of Bloop». Pese a estar profundamente convencido de que la ley me amparaba, llegué a un acuerdo extrajudicial para minimizar las pérdidas. La experiencia puso a flor de piel mis nervios y los de mi familia y no he podido escribir sobre el asunto hasta este momento.
Nota: Puse este mensaje en Twitter y en el muro de Facebook de Maisel hasta que lo borraron; pero lo reproduzco aquí: Comprendo que podéis tener convicciones firmes al respecto, pero os ruego que no le hostiguéis ni públicamente ni en privado. Está bien mantener un debate razonable sobre el tema; los ataques personales, las acusaciones propagandísticas y los insultos no están bien. Aquí todos somos seres humanos. Calma.
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(Nota: Este mensaje fue revisado tanto por mí como por el asesor legal de Jay Maisel.)
La versión completa
¿Recordáis «Kind of Bloop» , el homenaje chiptunero que yo mismo produje sobre el álbum Kind of Blue, de Miles Davies,? Me aparté un poco de mi trabajo para asegurarme de que el proyecto en su conjunto se hacía con limpieza y sin tapujos, solicitando al editor de Miles Davis autorización para todas las versiones y haciendo entrega de los beneficios de la entidad de gestión Kickstarter a los cinco músicos implicados.
Pero había una cosa que jamás pensé que sería un problema: la imagen de la portada.
Antes de emprender el proyecto sabía exactamente qué quería para la portada: una imagen pixelada elaborada a partir de la cubierta del álbum original, lo único que tenía pleno sentido en un homenaje de 8 bits a Kind of Blue. Intenté hacerla yo mismo, pero si alguna vez os habéis propuesto hacer una imagen pixelada sabréis lo exigente que es. Al cabo de varias tentativas fallidas pedí a un amigo con talento que lo hiciera.
Más abajo se pueden apreciar los resultados, junto con la cubierta del álbum original como referencia.
Fotografía original © Jay Maisel. La utilización de imágenes en baja resolución con fines críticos está considerada un uso honesto. (¡Normalmente! ¡A veces!)
En febrero de 2010 se pusieron en contacto conmigo los abogados que representaban a Jay Maisel, el célebre fotógrafo neoyorquino que realizó la fotografía original de Miles Davis utilizada para la cubierta de Kind of Blue.
En el escrito de demanda alegaban, entre otras cosas, que yo había quebrantando la propiedad intelectual de Maisel al utilizar la imagen para mi álbum, además de utilizar la cubierta original en un video de «agradecimiento» que grabé para la presentación del álbum. Como indemnización reclamaban «o bien que satisficiera la cantidad de150.000 dólares en concepto de daños y perjuicios por todos los delitos de violación de la propiedad intelectual y unos emolumentos razonables para los abogados, o bien los daños reales y todos los beneficios atribuidos al uso no autorizado de su fotografía y 25.000 dólares por el quebrantamiento de la Ley de Propiedad Intelectual del Milenio Digital (DMCA,Digital Millennium Copyright Act)».
Al cabo de siete meses de negociaciones, llegamos a un acuerdo. El pasado mes de septiembre pagué a Maisel la suma de 32.000 dólares y ya no me atrevo a volver a utilizar imágenes previas. (Entre lo positivo hay que tener en cuenta que si tienes un ejemplar, ahora es un artículo de coleccionista.) El resultado no me entusiasma precisamente, pero me alivia que ya haya terminado todo.
Pero esto sí es importante: el hecho de que yo aceptara el acuerdo no significa que reconozca que sea culpable. Mis abogados y yo estamos convencidos de que pixelar una imagen es hacer un «uso honesto», pero Maisel y sus abogados discrepan rotundamente. Acepté el acuerdo por una razón: era la alternativa menos cara.
En el núcleo del acuerdo subyace un debate que lleva abierto varias décadas y cuya interpretación por parte de artistas y titulares de derechos va y viene de los tribunales una y otra vez. Concretamente, creo que este acuerdo plantea algunas cuestiones interesantes sobre el estado de la cuestión de la propiedad intelectual para cualquiera que tenga algo que ver con las reelaboraciones digitales de obras sujetas a propiedad intelectual.
¿Uso honesto?
El artista callejero francés Invader reelabora la emblemática fotografía de Jim Morrison que hizo Joel Brodsky a base de cubos de Rubik.
En Internet hay infinidad de mitos y tergiversaciones de la expresión «uso honesto». Todo el mundo cree que sabe lo que es un uso honesto, pero ni siquiera los abogados, jueces y jurados logran ponerse de acuerdo en una definición nítida. La doctrina misma, introducida en la Ley de Propiedad Intelectual estadounidense de 1976, resulta descorazonadoramente ambigua y no se deja de revisar una y otra vez.
Hay en juego cuatro elementos fundamentales:
1.- El propósito y la naturaleza del uso que se haga: ¿Se transformó el material en algo nuevo o se copió de forma literal? Y además, ¿se hizo con fines comerciales o educativos?
2.- La naturaleza de la obra sujeta a derechos
3.- La cantidad y proporción de la parte empleada, y
4.- Las consecuencias de la utilización sobre el mercado potencial
Para cada litigio, los tribunales tienen en cuenta estos factores y emiten un veredicto, que en ocasiones contradice la opinión de jueces y jurados anteriores.
La cruz de nuestro desacuerdo gira en torno al primer factor: si la imagen de «Kind of Bloop» es «transformadora».
Obras transformadoras
John Taylor deconstruye carteles de cine famosos en Film the Blanks. Muchos de ellos se venden a su vez impresos como carteles.
En un influyente artículo sobre el uso honesto, el juez Pierre N. Leval escribió que «el elemento número 1 constituye el alma del uso honesto». El Fair Use Center de Stanford se pregunta lo siguiente: «¿ Se ha transformado el material seleccionado del original añadiéndole una expresión o significado nuevos? ¿Se otorgó al original un valor añadido elaborando información nueva, una estética diferente o interpretaciones y puntos de vista distintos?»
«Kind of Bloop» fue desde el primer momento un experimento creativo. Me sentí atraído por la contradicción existente entre la emoción contenida y matizada de Kind of Blue y las tonalidades mecánicas y frías de la música antigua de los videojuegos. El reto consistía en averiguar si los creadores de música chiptunera podían realizar algo con alto valor de improvisación, cálido y hermoso con el limitado instrumental de las consolas de juegos de la década de 1980. (Creo que lo conseguimos.)
Del mismo modo, la finalidad de la imagen del álbum era atrapar tanto al artista como al espectador en el mismo ejercicio: ¿puede una imagen pixelada al estilo de Nintendo captar la esencia artística de la cubierta original del álbum con una resolución y profundidad de color mínimas con respecto a las de una fotografía analógica?
La imagen apuntalaba los motivos artísticos del proyecto para transmitir la sensación de que se trataba de la reinvención de todo un álbum visto a través de la óptica de los 8 bits. Lejos de ser una mera copia, la imagen de cubierta dialoga con el original y utiliza la fotografía de formas nuevas con la intención de transmitir un mensaje nuevo.
Este tipo de transformación es el fundamento del huso honesto. En una sentencia del año 2006, un tribunal estableció que la utilización que había hecho el artista Jeff Koons de una fotografía de moda «aporta algo nuevo, con un propósito o carácter distinto y adicional que modifica la original con una expresión, significado o sentido nuevo».
No creo que haya ninguna duda de que la imagen de cubierta de «Kind of Bloop» hace los mismo. Maisel discrepaba.
Los demás elementos
Donkey Kong, la espléndida obra abstracta de Brock Davis de la colección Arcade Expressionism, que hoy día es una camiseta que se distribuye a través de Threadless.
El segundo elemento del uso honesto es la naturaleza de la obra sujeta a derechos. Las obras que se publican y cobran existencia se inclinan por hacer un uso justo; las obras que no se publican y son creativas tienden a quebrantar la ley. Aunque la fotografía de Maisel es creativa, también tiene una naturaleza principalmente documental y se publicó mucho antes de que se realizara mi ilustración.
Sobre el tercer elemento, aunque la ilustración sí representa la imagen de cubierta de Kind of Blue , lo hace con una resolución tan manifiestamente limitada que solo incorpora unos cuantos elementos de la fotografía merecedores de ser objeto de protección. Los tribunales suelen considerar que se hace un uso honesto incluso cuando se utiliza la totalidad de una imagen.
El cuarto elemento tiene en cuenta el impacto sobre el valor de mercado de la obra original. Es evidente que la ilustración mía no es un sucedáneo comercial del original: es una representación artística en baja resolución al estilo de los gráficos de un ordenador de 8 bits que, en el mejor de los casos, tiene interés únicamente para unos cuantos entusiastas de los ordenadores.
Y es preciso señalar que tratar de solicitar autorización para utilizar la imagen habría sido discutible. Cuando le pregunté cuánto habría cobrado por la autorización, Maisel le dijo a su abogado que jamás habría autorizado que se realizara una imagen pixelada. «Cuando se trata de sus fotografías, es un purista -escribió su abogado-. Teniendo esto en cuenta, estoy seguro de que usted entenderá que se ha sentido ofendido al ver que su fotografía de Miles Davis, una de las más vistas y famosas, había sido pixelada sin su permiso y utilizada de diversas formas, incluyendo la aparición en varias páginas web accesibles desde todo el mundo.»
De regreso a la realidad
La agencia AP demandó a Shepard Fairey por inspirar su célebre cartel de Obama en una fotografía de prensa. Falsificó las pruebas en un caso, con lo que degradó su legítimo derecho a la defensa y llevó a que el caso fuera desestimado.
En la práctica, nada de esto importa. Si te inspiras en algún tipo de material sujeto a derechos de autor, aun cuando te parezca evidente que lo utilizas de forma transformadora, corres peligro. Si lo utilizas con fines comerciales y/o potencialmente inaceptables, solicita autorización (aunque no haya garantías de que se te conceda) o prepárate para defenderte en los tribunales.
Cualquiera puede poner una demanda y los costes de defenderse son elevados, con independencia de lo contundentes que sean tus argumentos. Si se unen a unas normas ambiguas, el resultado es espeluznante para todo artista independiente que aspire a apoyarse en obras sujetas a derechos de propiedad intelectual o pretenda aludirlas.
El final
Mike Stimpson recrea la fotografía de 1963 de la autoinmolación de un monje vietnamita por la que Malcolm Browne obtuvo el premio Pulitzer.
Me rompe el corazón que un proyecto que llevé a cabo para divertirme, de forma tangencial y por puro amor y entrega al material original acabara costándome tanto… desde el punto de vista económico y emocional. En mi caso, las consecuencias espeluznantes son palpables. Desde que sucedió todo aquello me siendo injustificadamente asustadizo a la hora de publicar casi cualquier cosa. Pero el derecho a debatir el suceso públicamente ha sido una concesión que exigí y que me sentí obligado a utilizar. Ojalá hubiera más personas que hicieran lo mismo; tal vez no nos sintiéramos tan solos los afectados.
Si te apetece, todavía puedes comprar una copia digital de «Kind of Bloop» (sin la imagen de portada) en kindofbloop.com. Se pueden realizar donativos a la Fundación Frontera Electrónica (EFF, Electronic Frontier Foundation) y, en reconocimiento del apoyo prestado, se recibe una camiseta. Y si se te ocurre alguna imagen alternativa para el álbum que no acabe llevándome a los tribunales, ¡mándamela!.
Quisiera dar las gracias especialmente a mis abogados (Chris, Erica & Ben), a la EFF, a Fred von Lohmann y al equipo de Kickstarter por el apoyo moral recibido.
Más casos divertidos de apropiación de imágenes
Estoy dedicándome a recoger otros ejemplos de reinterpretación de obras sujetas a propiedad intelectual, como las que se han intercalado en este mensaje. Estas son algunas de las que he encontrado:
* La reinterpretación pixelada que hizo Thomas Hooper de algunas portadas de álbumes discográficos famosos
* Record Collection, de Norn Cutson, un libro de ilustraciones inspiradas en portadas de discos.
* Los álbumes de hip-hop reelaborados con fichas de LEGO en la revista Format Magazine
* Videogame Minimalism, disponible en forma de camiseta.
* Los carteles minimalistas de videojuegos de Justin Russo
* Los cuadros de Howie Green basados en portadas famosas de discos
* Las recreaciones de portadas de discos de la década de 1980 realizadas por Cliff Chiang con héroes del cómic
* Las versiones pixeladas de Brandon Heinley de imágenes artísticas y culturales célebres
* La colección de portadas de álbumes discográficos famosos hechas con LEGO.
* Everything Is a Remix [Todo es reelaboración], de Kirby Ferguson, es una demostración estimulante y divertida de cómo mezclar y remezclar es una función esencial de toda labor creativa, de la que hay ejemplos que van desde La guerra de las galaxias hasta Apple.
He clausurado la posibilidad de hacer comentarios, pero me encantaría tener noticia de tus pensamientos y de cualquier otro ejemplo más relevante. Mándame un mensaje de correo electrónico, un SMS o localizame en Twitter.
Bola extra: ¿Dónde trazarías tú la línea?
Fuente:http://waxy.org/2011/06/kind_of_screwed/
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Notas:
(1) El título original de este artículo, «Kind of Screwed», es una paráfrasis del título del disco original de Miles Dives, Kind of Blue , que se podría traducir como «Algo así como triste», y del tema que desencadenó el litigio que se expone en él, «Kind of Bloop», que vendría a significar «algo así como una metedura de pata». (N. del T.)