El Estado mexicano se ha especializado en desarrollar una serie de mecanismos para manipular los procesos electorales con singular audacia, la mayor parte de dichos mecanismos están caracterizados por la corrupción y la violación a la propia normatividad estatal burguesa. En Michoacán, tanto PRI, PAN y PRD, tienen fuerza, la cual está relativamente equilibrada, puesto […]
El Estado mexicano se ha especializado en desarrollar una serie de mecanismos para manipular los procesos electorales con singular audacia, la mayor parte de dichos mecanismos están caracterizados por la corrupción y la violación a la propia normatividad estatal burguesa. En Michoacán, tanto PRI, PAN y PRD, tienen fuerza, la cual está relativamente equilibrada, puesto que el primero tiene presencia en un sinnúmero de instituciones estatales, poder judicial, ejército, municipios y sindicatos, el PAN por ser quien gobierna la federación además de estar respaldado por poderes fácticos como la Iglesia Católica, terratenientes y tener presidencias municipales importantes y el PRD por tener en sus manos la gubernatura estatal y otros tantos municipios así como por tener canales de gestión e interlocución ante organizaciones sociales y gremiales. [1]
No es secreto de nadie que ha sido el PRI quien a lo largo de varias décadas ideo una serie de instrumentos para garantizar sus «triunfos electorales», conocidos popularmente como mapacherías, dichos instrumentos van desde el «acarreo» de personas a los mítines de los candidatos, acopio de credenciales de elector, pase de lista en las casillas, manipuleo de encuestas y de boletas electorales así como la alteración de resultados electrónicos sobre las votaciones.
En el trasfondo de todo esto se encuentra la situación de que el Estado, como organización de la clase dominante, se dedica a asegurar que los relevos en los puestos burocráticos queden en manos de quienes ellos consideren idóneos para representar sus intereses. En la realidad nacional actual, prácticamente cualquiera de las opciones electorales asegura a la burguesía la continuidad de su programa de clase y de su agenda política y económica; sin embargo esto acarrea la contradicción de que por su parte los partidos políticos contendientes buscan como aves de rapiña, apropiarse del botín político que dichos puestos administrativos representan y la posibilidad de perpetuarse en la esfera burocrática del Estado, quien asegura fuertes sumas de dinero, acceso a espacios de poder y la posibilidad de participar de los negocios de la burguesía.
Tanto el PRD como el PAN, en algún momento abanderaron la lucha en contra del fraude electoral de quien el PRI es maestro, sin embargo, dichos partidos, si bien representan cierta ideología, se hayan forzosamente sujetos a los intereses de la burguesía, ante lo cual ocurre la regularidad de que la ideología se subordina a los intereses materiales de clase, produciendo así el efecto de que cada vez es más indistinguible la propuesta política de cualquiera de estos partidos; por si fuera poco, tanto panistas como perredistas han aprendido con singular audacia todos los mecanismos mediante los cuales el PRI suele manipular los procesos electorales, reproduciéndolos, y en muchos casos perfeccionándolos.
Si digo que esto es una contradicción en el Estado mexicano, es porque si bien la corrupción ha sido un agente del mismo, y ha coadyuvado a mantener el poder en manos de la burguesía, ésta se vuelve en contra de su propósito en la medida en que la clase dominante tiene problemas para controlar a la burocracia dividida en partidos que se desempeñan como auténticos piratas en busca del botín. De este modo, a menudo la burocracia se ha ganado la desconfianza no sólo de la población en general, sino particularmente de la clase a quien se haya subordinada.
Por ello no es raro que en Michoacán, la burguesía más influyente en la entidad haya tratado de controlar la elección antes de que iniciara el proceso electoral, conminando a los tres principales partidos a lanzar un candidato de unidad que evitara dichas contradicciones. Aunque no lo logró, si forzó a todos los contendientes a comprometerse a respetar una agenda única, garantizando así que gane quien gane la elección, prevalecerán sus intereses. Pero si los partidos no aceptaron la candidatura de unidad fue precisamente porque la mayoría de sus dirigentes piensan más como piratas que como representantes del Estado, aunque sin duda lo sean, cuestión que tampoco es de sorprenderse puesto que la propia dinámica de la economía capitalista funciona de acuerdo a la ambición. Es decir, ninguno de los grupos de poder enquistados tanto en el PRI, PAN o PRD, se atrevieron a renunciar a la posibilidad de ganar para sí el botín de puestos burocráticos que están de por medio en la elección y obtener los beneficios que de ellos se desprenden.
Ahora, a tan solo dos semanas de la elección, prácticamente todos ellos han desatado cuanto instrumento de corrupción del voto tienen a su alcance para así buscar la victoria electoral. El PRI lo hace con sus acostumbrados acarreos y con el manejo que tiene sobre sindicatos, gremios y demás organizaciones corporativizadas; el PRD también lo hace a través de la posición que ocupa en el gobierno estatal y también de las organizaciones corporativas en las que tiene influencia.
Sin embargo hemos de mencionar que el PAN, quien por cierto va en alianza con el Partido Nueva Alianza, dirigido desde afuera por la sindicalista corrupta Elba Esther Gordillo, ha desatado una tremenda campaña que además de rebasar toda la legalidad electoral, comienza incluso a rebasar la potencialidad corruptora a la que estamos acostumbrados; haciendo muy evidente que la presidencia de la república y grupos de poder cercanos a la misma, están dispuestos a todo con tal de asegurar que la hermana del Presidente Calderón, Luisa María Calderón, sea la próxima gobernadora de Michoacán. Además de un derroche sorprendente de propaganda electoral, la candidata del presidente tiene a su disposición las listas de números telefónicos locales y celulares a donde cotidianamente llegan mensajes y grabaciones de propaganda a favor de la señora Calderón, formulación de encuestas sin metodología clara que sólo ellos manejan, además de una ya puesta en marcha maquinaria de fraude que topará con la priísta y la perredista que por ahora parecen estar en desventaja con respecto de quien tiene el respaldo del gobierno federal.
El fraude en Michoacán no es una posibilidad, es una realidad puesto que todas las campañas puestas en marcha han violado ya todos los acuerdos y las normas del proceso electoral establecidos. Lo que está por definirse es quien tendrá más capacidad de manipular la elección.
Más allá de denunciar el fraude, es importante tener presente que esta situación no hace sino reflejar el verdadero funcionamiento de los procesos electorales en el Estado burgués, en donde mientras se les dice a los ciudadanos que son ellos quienes deciden y eligen a sus gobernantes, lo cierto es que detrás de ello está una maquinaria organizada, al servicio de la clase en el poder y que ha demostrado históricamente que lo que tenemos ante nosotros no es una verdadera democracia sino una farsa. Esto porque el proceso electoral esconde la esencia del Estado que es el asegurar la continuidad del régimen de explotación capitalista, pero además la contradicción ha llegado a tal punto que se convierte en farsa hasta para la misma burguesía quien se pone en manos de grupos de burócratas corruptos pero con quienes está obligada a actuar en un mismo sentido. Por todo esto, tampoco resulta sorprendente que para el proceso electoral presidencial del 2012, también se esté hablando ya de la posibilidad de que haya un candidato unitario, quien represente más eficaz y controladamente los intereses de la burguesía.
El Estado mexicano atraviesa por una crisis en la medida en que tiene dificultades para seguir dominando como hasta ahora lo ha hecho, y el pueblo trabajador no tiene otra opción más que organizar su propia fuerza, aprovechar los errores y contradicciones de nuestro enemigo de clase y pelear por quitar a la burguesía y a su cuerpo de piratas del poder.
Andrés Avila Armella. Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de México
Nota:
[1] Los municipios más importantes de Michoacán están gobernados por los distintos partidos; el PRI en Morelia y Pátzcuaro, el PAN Uruapan y Zamora, y el PRD gobierna el municipio de Lázaro Cárdenas y Apatzingán.
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