Escribí esta nota para www.tomemos.com.ar en 2010, es decir que en varios aspectos está desactualizada. Hace pocos días, un amigo anunció que se retiraba de Facebook, y me parece entonces buena ocasión para releerla y renovar el debate. JN La verdadera cara de Facebook ¿Qué hace la CIA en Facebook? Y ¿Qué haremos nosotros, dentro […]
Escribí esta nota para www.tomemos.com.ar en 2010, es decir que en varios aspectos está desactualizada. Hace pocos días, un amigo anunció que se retiraba de Facebook, y me parece entonces buena ocasión para releerla y renovar el debate. JN
La verdadera cara de Facebook
¿Qué hace la CIA en Facebook? Y ¿Qué haremos nosotros, dentro y fuera de Facebook?
De toda arma en manos del enemigo se puede decir que tiene algo de bueno. Una pistola, por ejemplo, puede servir alguna vez de martillo. O si está en nuestras manos, y no tenemos dinero para comprar balas, quizá nos sirva de garrote en caso de emergencia (y roguemos que el enemigo no tenga otra y bien cargada). Son planteos del estilo de «no es que la tele sea mala, lo malo son los programas que deciden los dueños de los canales». En el tema redes sociales o nuevas tecnologías también caemos en estas trampas, y podemos terminar diciendo que Facebook es bueno porque alguna vez sirve para armar una marcha de protesta, o para colar una verdad censurada, o para casarse. Pero las golondrinas ya lo sabían: una sola de ellas no hace verano.
Una amiga (la Gabi) me decía, a propósito de un video sobre la verdad de Facebook (abrimos paréntesis – una parte de Facebook pertenece a un fondo de inversión de la CIA – Ampliaremos – cerramos paréntesis) decía: «me hace acordar a Momo». Momo es una novela de Michael Ende y… ampliaremos, también.
Cuestión que sí, Momo (ya dije que ampliaremos) (ampliaremos les digo a quienes todavía no la leyeron todavía, claro) (todavía, digo, porque en un rato les dará ganas de leerla), porque la clave de Facebook no es la gran conspiración de sus dueños. Es, básicamente, que atiendas Facebook, que ocupe tu tiempo. Y no es una clave planeada en tu contra por alguien en especial. Si por «conspiración» fuera, hablemos más bien de los controles estatales o paraestatales que invaden privacidades, las bases de datos vendidas a empresas, los perfiles falsos espías, etc. En esos enseres sí que hay mucho planeado (por ejemplo, desde diciembre de 2006 la CIA utiliza Facebook para reclutar nuevos agentes, con abierto permiso del gobierno de EEUU).
Pero me interesa hablar (primero) de lo no planeado, lo casi institucional, lo invisible… La clave de Facebook es que te ocupes de atender a Facebook, así como la clave del correo electrónico es que atiendas el correo electrónico, la clave del teléfono es que atiendas el teléfono (risas), la clave de la tele es que atiendas la tele, la clave del automóvil es que atiendas el automóvil, y el verbo incluye, inequívocamente, lavarlo el fin de semana. Eso es control, eso es distracción, eso es desvío de las potencialidades humanas.
Antes de pasar a esa entrevista en que una persona que estuvo en Facebook y que ya no está (en Facebook) cuenta su nueva vida (en Facebook. No, no, chiste), hagamos la primera ampliación prometida: Momo. Momo es una novela de Michael Ende, publicada en 1973, que habla de cómo el sistema capitalista te roba tu tiempo, sin violencia, sin cadenas, generando una ambición equis (trae un nueva forma de deseo a ocupar el lugar de las naturales) y entonces te auto-robas el tiempo. Los ejemplos sobran, no es Facebook el único villano de la película.
Y voy a ocupar un párrafo (y no me da vergüenza) en recordar que hay miles de vitalidades en este mundo, descubiertas y por descubrir, bellas e intensas, que el mundo virtual nos va desvirtuando y reemplazando silenciosamente, percepciones de las cuales nos alejamos, realidades a veces tan simples como sentir el suelo bajo nuestros pies. Y es que no se debe desaprovechar la oportunidad que brinda escribir una nota sobre Facebook para remarcar el gravísimo momento de deshumanización que estamos sufriendo en manos de quienes sólo responden al mandato sistémico de vendernos cada vez más. Complejo proceso, no fácil de desmenuzar, pero que no se nos plastifique también la bronca, defendamos un sano enojo contra toda esta basura.
Uno de los puntos, entonces, era hablar de cómo hay procesos en marcha que van más allá de los botones que toquen o no toquen los mejores empleados del capitalismo. Justo lo contrario de cuando un fabricante de armas se compra una editorial (2). Me refiero a procesos, que se autoalimentan, procesos de control fuera de control.
Pero sigamos, vayamos ahora sí a la ampliación dos: Da para un capítulo especial presentado por Jack Palance: Aunque usted no lo crea, la CIA tiene un fondo de inversión. Es algo así como si el colegio de árbitros de fútbol pone una agencia de apuestas futboleras. Como ¿todos? saben, la CIA maneja todo tipo de información, incluída la comercial… qué buen anzuelo para atraer inversores, ¿no? Un fondo de inversión manejado por la mayor agencia de espías del mundo… Si quien está mejor informado será quien podrá hacer los mejores negocios… con la CIA haremos los mejores negocios. Es así que a ese fondo de inversión no le faltan fondos. Y ese fondo de inversión (lleno de dinero de gente buena, claro) decidió, hace no tanto, y entre varias inversiones que no queremos pensar, comprar una parte de Facebook, lo cual los convirtió (a tantos santos) en dueños socios parte del sistema citado, lo cual les da acceso a toda la información que quieran utilizar. De paso, dado que tanta información no es fácil de manejar por -digamos- una pasante de la sala oval, la CIA consiguió el permiso del gobierno norteamericano (¿o al revés?) para montar una nueva área de monitoreos cibernéticos e investigación aplicada a las nuevas tecnologías, redes sociales, etc.
Los datos claves sobre la participación de la CIA en Facebook los aportó el periodista británico Tom Hodgkinson, en el documentado artículo «With friends like these …» (Con amigos como estos…), publicado en The Guardian el 14 de enero de 2008. Allí explica como después del 11 de septiembre de 2001 se redobló el entusiasmo por la alta tecnología, tema que ya había llamado la atención de la comunidad de inteligencia de EEUU: dos años antes habían creado un fondo de capitales para inversiones en altas tecnologías. Es decir que La CIA invirtió en Facebook mucho antes de su pico de popularidad como red social.
Según Hodgkinson, los vínculos del Facebook con la CIA los personifica en principio Jim Breyer, uno de los tres socios clave que invirtió en esa red social 12,7 millones de dólares en abril de 2005, también asociado al fondo de capital Accel Partners, miembro de los directorios de gigantes como Wal-Mart y Marvel Entertainment y además ex presidente de National Venture Capital Association (NVCA), caracterizada por invertir en «talento joven».(1)
La investigación analiza un aporte a Facebook de 27,5 millones provisto por una compañía financiera llamada Greylock Venture Capital, uno de cuyos mayores socios es Howard Cox, también ex presidente del NVCA, que también está en la junta directiva de In-Q-Tel. Y qué es In-Q-Tel? Es el fondo de capital de riesgo de la CIA creado en 1999. Su misión, según dicen ellos mismos en www.iqt.org, es «identificar y asociarse con compañías que estén desarrollando nuevas tecnologías para ayudar a proveer soluciones a la CIA».
Allí se agrega que «En 1998, el Director de Inteligencia Central (DCI) identificó la tecnología como prioridad estratégica superior, directamente conectada a los avances de la Agencia en futuras tecnologías para mejorar sus misiones básicas de recolección y análisis. El liderazgo de la Dirección de Ciencia y Tecnología diseñó un plan radical para crear una nueva empresa que ayudaría a incrementar el acceso de la Agencia a la innovación del sector privado». Cuanta honestidad.
Conclusión: Si te vas a salir de Facebook, o si dejarás de atenderlo o si vas a dejar en tu perfil un cartel con esta nota, quisiera que fuera no tanto porque te hayas enterado que estás entregándole aire de tu respiración y latidos de tu corazón y pensamientos de tu cerebro y minutos de tu vida a la CIA, sino porque hayas sentido renovado rechazo a verte perdiendo cientos de horas frente a un monitor en lugar de lo que sea que seguro deseas o visualizas como mejores formas de aprovechar la vida. Pero además, si eso ocurre, que eso no signifique que olvides (que olvidemos) que estos sistemas de control y mercantilización social son reales (muy reales) y que no van a desaparecer ni dejarán de ser efectivos simplemente porque individualmente en supuesto gran acto de libertad decidamos usar internet solamente dos días a la semana o media hora por día o nunca.
La red ya nos ha pescado, estemos dentro o fuera. Por omisión, se otorga mucho más de lo que se gana. Y no es tiempo de omisiones, es tiempo de hacer algo, dentro o fuera de la red.
(1) Su concepto de «talento» refiere en realidad a las potencialidades juveniles de diferenciación dentro de la sociedad. De allí se ha pasado a la puesta en acción de «cool hunters» (cazadores de nuevas tendencias populares), con la intención de integrar al mercado las «novedades» de las tribus púberes.
(2) http://www.elmundo.es/papel/
pd: lo que dijo Fer Fig al explicar porqué se retiraba de Facebook:
«La razón de cerrar el FB es que no me aporta nada. Es un espacio donde se pierde mucho tiempo en boludeces, en mirar el muro del otro, en ver donde está comiendo, donde está comprando, que está jugando, cuántos puntos obtuvo en la granja… tal vez un 10% de toda la información que recibo sea interesante o útil, y no justifica el tiempo perdido.
Por otro lado creo que hay una hipocresía muy grande en esta plataforma. Todo son amigos, todos se quieren, todos se ríen, todo es bello y fantástico. Es el espacio perfecto para la adulación barata y la autopromoción.
Por mi parte continuaré alimentándome y exponiendo mis trabajos en los canales habituales (twitter, vimeo, vlog, flickr) y para comunicarme con la gente gtalk o skype…
Extrañaré estar al tanto de la gente que quiero, pero siempre se les puede mandar un mail.
Por ahora aprovecharé estos últimos días antes de partir para que quedemos en contacto».