Para prevenir la introducción de maíz transgénico en tierras de cultivo dentro del suelo de conservación del DF, la Secretaría de Medio Ambiente capitalina (SMA-DF) instaló un laboratorio de diagnóstico molecular, en el que se podrán detectar granos que hayan sido alterados genéticamente. En conjunto con la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y […]
Para prevenir la introducción de maíz transgénico en tierras de cultivo dentro del suelo de conservación del DF, la Secretaría de Medio Ambiente capitalina (SMA-DF) instaló un laboratorio de diagnóstico molecular, en el que se podrán detectar granos que hayan sido alterados genéticamente.
En conjunto con la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y el Centro Nacional de Investigación y Capacitación Ambiental (CENICA) del Instituto Nacional de Ecología, la secretaria de Medio Ambiente, Martha Delgado, inauguró ayer las instalaciones del laboratorio, único en su tipo en la ciudad de México, en las que se analizarán y se certificarán muestras de los granos que siembran los productores a los que el gobierno del DF apoya con recursos económicos.
La apertura de este centro de investigación, que tuvo un costo de 4.6 millones de pesos, en las instalaciones de la Comisión de Recursos Naturales (Corena) de la SMA, da continuidad al proyecto de conservación, uso y bioseguridad del maíz nativo en el Distrito Federal que inició después de 2008, cuando el gobierno capitalino emitió la Declaratoria de Protección de las Razas de Maíz del Altiplano.
Aunque todavía no se termina el estudio concluyente sobre la presencia de maíz transgénico en el DF, el riesgo existe, aseguró Delgado, pues sus granos pueden ser introducidos fácilmente en el mercado, por lo que se busca reforzar que los campesinos siembren semillas de sus propias cosechas, de cuyo origen se tiene certeza.
«El riesgo no es sólo en la ciudad… desafortunadamente, no estamos protegiendo a nivel federal este grano y este tipo de siembras de manera contundente, debería haber una restricción muy fuerte», dijo y aseguró que ya hay una contaminación severa en cultivos de Oaxaca y Puebla.
En un estudio preliminar, realizado entre 2010 y 2011 con una muestra de granos de las delegaciones Tlalpan, Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac, se encontró que 5% de esas semillas tenían alguna modificación genética, en tanto el 95% restante no.
En México hay 60 razas de maíz nativo, de las cuales, 40 son originarias del territorio del DF, en donde dos mil hectáreas del suelo de conservación tienen vocación agrícola de maíz.
Según el director de la Corena, Gustavo Cabrera, el maíz transgénico se identifica porque crece muy rápido, pero no puede volverse a sembrar y su costo en el mercado es muy bajo, por lo que puede ser un «atractivo engañoso» para los productores que quieran comprar semilla muy barata.