El tema de los derechos de autor está cada día más complicado. Leyes como Acta, Sopa y Sinde han hecho polémica, creado debate y puesto de manifiesto la inmensa diferencia que existe al momento de entender lo que es propiedad intelectual, ideas, territorios y lo que es y no es original. Aceptemos que no es […]
El tema de los derechos de autor está cada día más complicado. Leyes como Acta, Sopa y Sinde han hecho polémica, creado debate y puesto de manifiesto la inmensa diferencia que existe al momento de entender lo que es propiedad intelectual, ideas, territorios y lo que es y no es original. Aceptemos que no es un tema fácil, menos en un mundo que es regido más que por gobiernos, por internet y transnacionales.
Hace casi dos años apareció en el sitio Vimeo (una suerte de YouTube pro) la primera parte de un documental titulado Everything is a remix (Todo es una remezcla). Dirigido por Kirby Ferguson, poco a poco comenzó a ganar adeptos debido a los provocadores (aunque en gran medida sensatos) planteamientos que hacía: ¿Dónde está la frontera entre lo propio y lo ajeno en el mundo de las ideas?, ¿No estamos todos construidos desde la misma base, por ende, somos propensos a caminar por terrenos que ya han sido utilizados? ¿Hay algo realmente original? ¿Importa?
El chico virtual comenzó a volverse viral: la espiral empezó a correr al mismo tiempo que ciertos sitios empezaron a ser cerrados. El acercamiento de Ferguson es fascinante, intenso, adrenalínico y no exento de polémica. A la vez, quizás por su figura algo nerd no se ha ganado enemigos acérrimos y sí un estatus casi de culto. Un visionario que estudia a Tarantino, Platón, Wilde y George Lucas y que demuestra que ninguno de ellos es más original que el otro.
La génesis para Everything… fueron las supuestas acusaciones de plagio en autores como JK Rowling y Dan Brown. ¿Las obras de estas personas son o deben ser originales? ¿Las obras de aquellos que demandan de verdad no le deben nada a nadie y son una suerte de excepción a la regla? Cuando creamos, tomamos de todo nuestro archivo personal. Según el mismo Ferguson, «Copiar es la forma en que aprendemos y no podemos entregar nada ‘nuevo’ hasta no ser fluidos en nuestro lenguaje».
Copiamos, combinamos y creamos. Ese es, según Ferguson, el método natural y único para llegar a dirigir algo nuevo. Eso no es plagio; eso es creación. Y es el método que han utilizado figuras como Henry Ford, Thomas Edison, hasta nuestros más gurús modernos como Steve Jobs y Quentin Tarantino.
En las cuatro partes de su documental, Ferguson transita con fluidez por el mundo de la música, el cine y la tecnología, entregando incontables datos de cómo lo que pensamos que es «original» no lo es tanto, pero que eso no es necesariamente un robo. Justamente este es el tema en el que ingresa en su parte final, con la problemática de los derechos de autor y patentes. Nada de lo que se está haciendo en el terreno legal ha significado más progreso y todo ha tendido a estancarse. El bien social se ha olvidado, la libertad se ha mermado y la posibilidad de creación se ha visto obstaculizada. Sin ir más lejos, este mismo documental, en un mundo sin internet, hubiera sido imposible de que existiera.
Es verdad que todo lo dicho puede parecer demasiado críptico y ajeno, pero Everything… es cautivante y de visionado obligatorio. Además, y esto no es menor, está narrado con una moral de alguien que se crió con Yahoo, googleó más de la cuenta y ahora navega en iPad. Una cinta sobre nuestros días filmada con los elementos de nuestros días. Bravo.