El Vicepresidente Álvaro García Linera (AGL) es, de lejos, la figura más influyente del gobierno de Evo Morales. El carácter pendular del régimen se debe, en importante medida, a su personalidad, caracterizada por su dinamismo (ejerce una especie de tuición sobre todos los ministros, es el nexo entre los órganos Ejecutivo y Legislativo, escribe textos […]
El Vicepresidente Álvaro García Linera (AGL) es, de lejos, la figura más influyente del gobierno de Evo Morales. El carácter pendular del régimen se debe, en importante medida, a su personalidad, caracterizada por su dinamismo (ejerce una especie de tuición sobre todos los ministros, es el nexo entre los órganos Ejecutivo y Legislativo, escribe textos polémicos y difunde su pensamiento en tribunas académicas). Pese a citar frecuentemente a Lenin, no sigue su ejemplo, ya que no explica los radicales y frecuentes cambios de posiciones que asume.
De esta manera, desde sostener, en su época de guerrillero, que no hacía falta dividir a Bolivia porque ya estaba dividida, hasta convertirse en enérgico defensor de la Unión Sudamericana de Naciones, pasando por el capitalismo andino y el socialismo comunitario, emerge ahora, en el libro que acaba de presentar: «Geopolítica de la Amazonia, Poder Hacendal-Patrimonial y Acumulación Capitalista» (105272720-Libro-Final-1-Geopolitica-de-la-Amazonia-poder-hacendal-patrimonila-y-acumulacion-capitalista), como crítico de las grandes ONG, a las que considera «parte de una trama monstruosa y planetaria de control de la biodiversidad, con una lógica imperial de protección del medio ambiente para las grandes potencias… las que quieren preservar micro republiquetas donde no haya presencia del Estado».
El planteamiento provoca perplejidad, al recordar que AGL jugó papel decisivo para que la Asamblea Constituyente del 2008, reconociera, gracias al influjo de ONGs, calidad constitucional a 36 inexistentes naciones indígenas, dotadas de territorios ancestrales (imposibles de delimitar), derecho a la libre determinación, justicia comunitaria de igual jerarquía que la justicia ordinaria y control sobre los recursos naturales renovables, así como el derecho a consulta en los no renovables. Separar el padrinazgo de las ONG al ambientalismo de su respaldo al indigenismo es otra de las contradicciones que anotamos, fundamentada, al parecer, en su tozuda negativa a incorporar la unificadora categoría mestizo, en el censo de noviembre próximo.
AGL acaba de «descubrir» que el verdadero objetivo de la filantropía occidental es conquistar territorios estratégicos y recursos de la biodiversidad (material genético, minerales, petróleo, gas…) a través de las ONGs. Por estas razones, considera que la cooperación europea y USAID no están en condiciones de plantear una ‘alternativa civilizatoria» al capital.
¿En qué momento AGL abjuró de las ONG? Por lo menos no lo hizo cuando el Periódico «El País», de Tarija, en sus ediciones del 8, 9 y 12 de diciembre del 2012 , y mi persona, a través de notas en «Rebelión» y «Bolpress», advertimos que la Asamblea del Pueblo Guaraní Itika Guazú (APG – IG), de acuerdo a comunicado de su propia autoría, informó haber suscrito un Fondo Financiero pagado por REPSOL, por 14.8 millones de dólares, al que días después se sumaron la British Petróleum y la Panamerican Energy (PAE), bajo el patrocinio de la ONG, Nizkor, vinculada a Soros y la Exxon Mobil. Vale la pena insistir en que el convenio APG – IG – Nizkor – Repsol – British Petróleo y PAE continúa siendo un secreto para el país. El silencio de AGL se hizo extensivo a todo el gobierno, a los parlamentarios oficialistas y opositores, así como a la casi la totalidad de los medios de comunicación social.
Sin embargo, el hecho no pasó inadvertido para la fundadora y presidenta de la influyente First Peoples Worldwide (FPW), Rebeca Adamson, quien destacó que «El Fondo de Inversión Itika Guasu es un gran logro para todos. Con frecuencia -añade– escuchamos a los financiadores decir que no pueden financiar a los pueblos indígenas directamente porque carecen de capacidad. Pasar por alto capacidades y habilidades como las demostradas por los guaraníes de la Itika Guazu debieran llevar al mundo filantrópico a repensar sus propias capacidades y relaciones con las comunidades indígenas, porque ahí fuera hay muchas más experiencias exitosas como ésta» (ASR: «Rebelión» y «Bolpress», 05-01-12).
Tampoco lo hizo cuando, en agosto del 2007, patrocinó la condecoración parlamentaria al jesuita de origen catalán, Xavier Albó, pese a convertido a su ONG, el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), en el brazo operativo de la Fundación Interamericana (FIA), que gestiona en el país los intereses de USAID y del gobierno de EEUU. Pese a las observaciones expuestas, el último libro de AGL tiene enorme importancia, al contribuir a disipar confusiones difundidas por las ONG, las que ahora apelan al término «extractivismo», para desacreditar cualquier esfuerzo de los países latinoamericanos por desarrollar sus economías.
Es verdad, por otra parte, que la necesidad de mostrar el negativo papel de las ONG tiene todavía largo camino por recorrer. Es necesario aclarar que el Convenio 169 de la OIT, del 27-06-89, referente ineludibles del ambientalismo y del indigenismo a ultranza, fue sólo una parte de la arremetida imperialista contra los pueblos de América Latina, desatada en la década de los años 80, junto con el Consenso de Washington, la articulación del Banco Mundial con las entidades no gubernamentales y con la condonación de migajas de la deuda externa a cambio de convertir áreas estratégicas en Parques Nacionales inmovilizados por la preservación ecológica.
Hace falta decir que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que el 07-09-07, aprobó la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, ha dejado de ser una entidad «influenciada» o «infiltrada» por las transnacionales, para ser ahora instrumento directo de los peores intereses de los Bancos, los paraísos fiscales y las petroleras (Alejandro Teitelbaum. Bolpress, 07-09-12), razón por la que Fidel Castro la calificó de «estafa». Es tiempo que Evo y AGL dejen de enviar tropas a Haití y al Congo, como parte de los programas de agresión del Poder Mundial, que utiliza a la ONU para someter a los países periféricos.
Es imperioso terminar con el tramposo recurso de diferenciar a las ONG «buenas» de las «malas», prescribiendo que todas rindan cuentas del origen de sus financiamientos y del destino de los mismos, a fin de que sea la opinión pública de cada país la que las diferencie en forma adecuada. Es importante que nuestra América morena desarrolle su propia política indigenista y ambientalista, en el marco de la integración bolivariana y no con la mentalidad foránea de las ONG europeas y norteamericanas.
Es necesario, en fin, rescatar los pasos enormemente positivos del gobierno de Evo Morales en la lucha contra los resabios del colonialismo interno, lo que lo llevó a promulgar la ley contra el racismo y propiciar la creciente influencia política de los pueblos indígenas, siempre que estas políticas se desarrollen preservando la unidad nacional y la intercultural, que refleje la realidad indo mestiza de la sociedad boliviana.
Como balance global, estimamos que el reciente texto de AGL es altamente valioso y se inscribe en la patriótica decisión del gobierno ecuatoriano de suspender el funcionamiento de 26 ONG que operaban operan en el país, en la avance que significa para el Estado argentino el recobrar el control del 20.1 de su espectro electromagnético y en la decisión del gobierno venezolano de retirarse del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), entidad patrocinada por el Banco Mundial, al igual que tantas ONG que actúan bajo su financiamiento y patrocinio.
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