La SGAE está lucrándose del dinero obtenido con los derechos de autor de obras registradas con licencias libres. En su última asamblea han decidido seguir quedándose ese dinero y repartirlo entre sus socios. La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) lleva años tildando a la mayoría de ciudadanos de este país de piratas. Según […]
La SGAE está lucrándose del dinero obtenido con los derechos de autor de obras registradas con licencias libres. En su última asamblea han decidido seguir quedándose ese dinero y repartirlo entre sus socios.
La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) lleva años tildando a la mayoría de ciudadanos de este país de piratas. Según las SGAE son piratas los que enlazan o se descargan contenidos en internet, los organizadores de galas benéficas que amenizan los actos con música, los peluqueros que ponen la radio en su local o cualquier grupo que represente una obra de dominio público. Son piratas porque, según la SGAE, cualquier uso de una obra, tenga fines lucrativos o no, es una forma de robo.
De sobra son conocidos los escándalos de la SGAE y las investigaciones y juicios que se abrieron contra ella: apropiación indebida, desvío de fondos y gran parte de su directiva imputada por administración desleal y falsedad documental. Sin embargo ha pasado más desapercibida la noticia de que la SGAE está cobrando y distribuyendo entre sus socios el dinero recaudado por los derechos de autor de obras «pendientes de identificar«. Obras que, como denunciaba públicamente la Asociación CULTURA LIBRE, en la mayoría de los casos están registradas con derechos Creative Commons. Esto significa que la SGAE está cobrando por derechos de obras cuyos autores no pertenecen a su sociedad, que en su mayoría rechazan su modelo de propiedad intelectual y que han registrado sus obras con licencias que no permiten el enriquecimiento de un tercero salvo permiso explícito.
Es el caso del grupo Pony Bravo, Lisabö y otros tantos artistas. De hecho se calcula que las partidas «Pendientes de Identificar» representan el 15% de la recaudación total de la SGAE (50 millones de euros) según la Agencia de Evaluación de Calidad (AEVAL), dependiente de Ministerio de Administraciones Públicas (diario Público del 4 de Junio del 2009). Según ladenuncia de la Asociación Cultura Libre (21/06/2012) los miembros de la gestora de la SGAE no hacían nada por identificar a los autores de esos derechos, con el fin de disponer de sus beneficios con total libertad. Pese a que existen varios antecedentes contra la política de la SGAE de cobrar por los derechos de propiedad de obras licenciadas en Creative Commons, con el uso de la figura «Pendiente de Identificación» siguen haciéndolo.
En la Asamblea General Extraordinaria de la SGAE celebrada el 20 de Diciembre del 2012 (nota de prensa) se aprobó la propuesta «de que, a partir de 2013, las cantidades no identificadas sean repartidas entre los socios una vez transcurrido un plazo de cinco años», además de precisar que «en este 2012 ya se han rescatado del Pendiente unos 75 millones de euros, que han pasado a reparto». Esto significa que la SGAE seguirá repartiéndose los beneficios de las obras registradas con licencias Creative Commons, entre otras, lejos de acatar la elección de los creadores que han decidido difundir sus obras al margen de su sociedad.
De hecho el contrato de la SGAE no permite el registro de obras con licencias libres y especifica que los autores «ceden en exclusiva la gestión y administración de todas las obras». Sin embargo parece que no tienen ningún problema en cobrar por los derechos de obras con licencias abiertas, incluso sin el permiso explícito de sus autores. Para la SGAE la mayoría de consumidores de cultura somos piratas. Para mí queda demostrado que son ellos los piratas. Concretamente corsarios, ya que disponen de un permiso (patente de corso) del gobierno para saquear libremente.
Blog del autor: http://www.diegomorales.net/