En diciembre pasado, más de 50 organizaciones y decenas de intelectuales y artistas, exigimos a la nueva administración del gobierno federal usar la oportunidad que representa un nuevo ciclo político para cumplir con la deuda histórica que tiene México con la población migrante nacional y de tránsito. Hoy, de cara a las movilizaciones en Estados […]
En diciembre pasado, más de 50 organizaciones y decenas de intelectuales y artistas, exigimos a la nueva administración del gobierno federal usar la oportunidad que representa un nuevo ciclo político para cumplir con la deuda histórica que tiene México con la población migrante nacional y de tránsito.
Hoy, de cara a las movilizaciones en Estados Unidos por una reforma migratoria incluyente y justa; y frente al silencio del Gobierno Mexicano ante esta trascendental oportunidad, estamos obligados a hacer el siguiente llamado, tomando en cuenta que:
1) En los próximos años, la población mexicoestadounidense se convertirá en mayoría, tanto en Estados Unidos como en México; y debemos asegurar que la justicia y la dignidad acompañen esta integración. De otra manera, ciudadanos de ambos países seguiremos perdiendo derechos.
2) Por otro lado, el enfoque de Seguridad Nacional ha convertido a nuestro país en un verdadero infierno donde las personas migrantes -mexicanas y centroamericanas- son las principales víctimas.
3) Por su parte, la propuesta de reforma migratoria del Senado de los Estados Unidos está poniendo en el centro de su oferta la multiplicación de programas de «empleo temporal», un modelo laboral sin derechos ni libertades fundamentales, cuya aplicación en Canadá ha sido ampliamente criticada por considerarse un esquema de esclavitud moderna. Y mientras esta se discute, la administración federal de aquel país no ha detenido las deportaciones que traen consigo la separación de padres, madres, niños y niñas.
Ante este panorama, pareciera que el Estado Mexicano olvida que los migrantes y sus familias son maestros, obreros, amas de casa, policías, trabajadores de servicios, que contribuyen a la riqueza de México y Estados Unidos, y a cambio, su imagen esta siendo criminalizada y su vida amenazada en ambos lados de la frontera. Se ha olvidado que quienes viajan lo hacen para buscar trabajos dignos que en sus ciudades de origen no han podido encontrar. Pareciera, también, que la condición geopolítica de nuestro país, los intereses de los gobiernos neoliberales, la corrupción y el crimen organizado, han privilegiado a intereses que provocan hoy el corrimiento de la frontera sur de Estados Unidos hacia el sur de nuestro país, y que los migrantes sean carne de cañón para el narcotráfico y foco de extorsión, maltrato y violaciones a los derechos humanos por parte de las autoridades.
Prueba de ello, es el preocupante nombramiento de Ardelio Vargas Fosado como Comisionado del Instituto Nacional de Migración, quien -entre 2008 y 2011- acumuló ocho expedientes por faltas a la integridad y a la seguridad personal, y cuya trayectoria dentro de la policía pone en riesgo que la perspectiva de Seguridad Nacional esté por encima de los Derechos Humanos en el tema migratorio.
Así, considerando que todos los mexicanos gozamos de la riqueza que la migración genera y todos disfrutamos de las contribuciones de los migrantes a nuestros pueblos y ciudades, debemos reconocer que todos tenemos la responsabilidad de ayudar a dignificar este sector. La ciudadanía debe exigir la regionalización de los derechos y la dignidad para todos los que vivimos y circulamos por estos países.
Llamamos a los actores políticos y sociales, a los medios de comunicación comerciales y alternativos, a personalidades de reconocida opinión en la sociedad, a las universidades, a los artistas solidarios, a las organizaciones civiles, a los movimientos sociales y a la sociedad mexicana en general, a firmar y dar los pasos necesarios, cada quien desde sus espacios y formas de acción, para impulsar las demandas contenidas en la «Declaración por los derechos de las y los migrantes», respaldadas por más de 50 organizaciones, artistas e intelectuales, el pasado 18 de Diciembre.
• Alto inmediato a las políticas de criminalización y detención hacia las personas migrantes, sus familias y sus comunidades.
• Desvincular el fenómeno migratorio de la Estrategia de Seguridad Nacional y establecer un enfoque de Seguridad Humana que ponga en el centro de las políticas públicas a las personas migrantes,
sus comunidades y sus familias.
• No a la criminalización de la asistencia humanitaria y solidaria que se ofrece en los albergues y casas del migrante del país.
• Libre tránsito a personas migrantes, sus familias y comunidades, a través de la eliminación de visas o la implementación de una visa transmigrante latinoamericana.
• Que el gobierno mexicano exija una reforma migratoria inmediata para que garantice la libertad de trabajo, de residencia y de acceso a los derechos sociales básicos de los mexicanos y
centroamericanos viviendo en los Estados Unidos.
• Respeto y garantías a la labor de las personas defensoras derechos humanos de los migrantes y a periodistas que documentan la grave situación de estos.
• Políticas públicas participativas, transversales y con presupuesto con enfoque en comunidades de origen en México y Centroamérica, con un espíritu de solidaridad internacional, que ataquen las causas de migración para hacer de ésta una opción y no una necesidad y donde aquellos que se quedan gocen de oportunidades y derechos que aseguren su pleno desarro
Proponemos, además, la creación de una Defensoría del Pueblo con atributos y mecanismos explícitos, que aseguren la exigibilidad de derechos y el acceso a la justicia para las personas migrantes. De poco sirve ofrecer programas de atención y expedir leyes, en un país donde no existen mecanismos para asegurar su aplicación y correcto uso.
Y en este ánimo de justicia, es que vemos en la próxima visita del Presidente Obama una oportunidad para que la ciudadanía presione al gobierno de México para que éste asegure que los dos países comiencen a dar los pasos para descriminalizar a la migración y reconocer sus aportes en todos los ámbitos de desarrollo; para abrir las fronteras no sólo a las mercancías sino, sobre todo, a las personas; para -en reciprocidad a las medidas implementadas que permiten que con la visa estadounidense se tenga acceso irrestricto a territorio nacional-, se permita el tránsito en sentido inverso; para transformar los acuerdos de libre comercio en acuerdos solidarios de desarrollo que eviten que los países sean expulsores de mano de obra barata y para evitar que la acumulación de unos sea la exclusión de otros.
Desde aquí, convocamos a todos los individuos, organizaciones y movimientos sociales, a construir juntos una movilización para el próximo 3 de mayo en la ciudad de México. Diseñemos juntos una acción pacífica, con fuerte contenido artístico y cultural, en donde todos nos encontremos para fortalecer nuestras demandas y nuestra capacidad de articulación para incidir juntos en un tema que atraviesa varias dimensiones y que, quizás, puede ser punta de lanza de una articulación social más amplia que asegure que nunca más se castigue la movilidad humana, y que la dignidad sea compañera inseparable de los hombres, mujeres y niños que transitan por el continente americano.
Firmantes
Alejandro Solalinde, Raúl Vera, Javier Sicilia, Sergio Aguayo, Cuauhtémoc Cárdenas, Adolfo Gilly, Magdalena Gomez, Martín Esparza, José Humberto Montes de Oca, Miguel Concha, Alfredo Lopez Austin, Daniel Gimenez Cacho, Ilse Salas, Sophie Alexander, Jorge Fernandez Souza, Miguel Alvarez, Dolores Gonzalez, Gonzalo Ituarte, Gilberto Lopez y Rivas y Roco.