Otra vez, el desastre en las vías de nuestro país desnuda la nefasta política del gobierno respecto de los ferrocarriles. Y no sólo en ello el costo se mide en vidas humanas: los lineamientos «nacionales y populares» matan originarios, campesinos pobres, jóvenes por gatillo fácil, por represión de fuerzas de «seguridad» dependientes del Estado, por […]
Otra vez, el desastre en las vías de nuestro país desnuda la nefasta política del gobierno respecto de los ferrocarriles. Y no sólo en ello el costo se mide en vidas humanas: los lineamientos «nacionales y populares» matan originarios, campesinos pobres, jóvenes por gatillo fácil, por represión de fuerzas de «seguridad» dependientes del Estado, por contaminación, por la megaminería, por el uso de agrotóxicos, y ahora se viene el freaking para extraer los hidrocarburos. También, como es bien sabido, siguen muriendo chicos por desnutrición, sobre todo en el norte de nuestro país. Las políticas de este gobierno matan.
Ver y escuchar en la misma noche a CFK en un acto para entregar 23 proyectos de casas, rodeada de alcahuetes que no le cuestionan nada, después de otra jornada de luto para el pueblo trabajador de este país, parecía una escena salida de una mala película de ficción. En medio del dolor producido por el choque de trenes en el Sarmiento, poco más de un año después de la masacre de Once, esta señora que le hace tan bien los deberes al empresariado corporativo, se permitió ser el centro de atracción de un acto devaluado ante la realidad, para seguir abrumando con su palabrerío sin sentido y sus ya cansadoras anécdotas sobre «ella y él».
No me parece un dato menor la chicanita mediocre de la mandataria al «resaltar» que los fallecidos eran tres, como si el número de muertos fuese lo importante y no el hecho luctuoso de que hubiese al menos uno, al viajar en un servicio deplorable después de 10 años de gobierno kirchnerista.
Mientras tanto, en el «País de las Maravillas de Cristina», los hechos siguen tirando tierra a sus palabras: mientras Randazzo defendía lo indefendible y se ponía más que nervioso cuando los periodistas le preguntaron por qué los trenes se reparan en los talleres de los hermanos Cirigliano, responsables junto con el gobierno del desastre del año anterior; mientras los mencionados y De Vido, Schiavi, Jaime, están libres pavoneando su impunidad, los cuatro maquinistas están presos e incomunicados.
Mientras los verdaderos responsables se excusan y defienden conferenciando en los medios masivos de comunicación, mientras la presidenta espera a «que se expida la Justicia», los laburantes no pueden defenderse y están privados de su libertad ¿Por qué el pueblo no puede escucharlos a ellos también?
Ése es el mejor ejemplo de la «Dékada ganada» para los trabajadores: La igualdad es una utopía en el «capitalismo serio» del kirchnerismo.
Sería bueno poner frente a frente y en público a unos y otros, a ver cómo se las arreglan los canallas empresarios y funcionarios para mentir tan impunemente.
Claro, eso no va a pasar en el país de Cristina, que aguarda maravillas sólo para ella y sus secuaces.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.