Traducido para Rebelión por Susana Merino
Julián Assange se halla recluido desde hace siete meses en la Embajada de Ecuador en Londres. La emblemática figura de la «organización mediática sin fines lucrativos» Wikileaks creada en 2007 (1) disfruta del asilo «diplomático»(2) que le brinda el país andino presidido por Rafael Correa.
Julián Assange se aloja -o acampa para ser más preciso- en una pequeña habitación de un edificio victoriano de unos cien metros cuadrados ocupado por la representación diplomática ecuatoriana en el barrio de Knightsbridge. A dos pasos de la lujosa tienda Harrods, proveedora oficial de la familia real… La iluminación natural a través de la ventana de la habitación ha sido clausurada para que no se halle expuesta a la vigilancia permanente de la policía y de los servicios británicos apostados alrededor del edificio. A raíz de una entrevista concertada por el dirigente del frente de izquierda Jean-Luc Melenchon, el 6 de diciembre de 2012, Assange nos recibió en un pequeño espacio de alrededor de 15 metros cuadrados.
Julián Assange no puede asomar el pie fuera del edificio sin riesgo de verse inmediatamente detenido por las fuerzas del orden, que con su metralleta MP5 en bandolera hacen guardia en el paso hacia la puerta de entrada del departamento protegido por la inmunidad diplomática. Pero puede sin embargo recibir invitados, periodistas, colaboradores y «embajadores» de Wikileaks.
La prueba y el encierro han marcado visiblemente el aspecto del rostro de este joven «cuadro». Para algunos se ha convertido en un ícono; para otros en un personaje criticable. El cine ya se ha inspirado en él. Pareciera haber sido evocado turbadoramente en Skyfall, el último episodio de la saga James Bond. El agente 007 enfrenta a Raúl Silva, un maquiavélico ciberterrorista encarnado por el actor Javier Barden cuyo rostro recuerda el del fundador de Wikileaks.
La habitación en la que vive Julián Assange es también su lugar de trabajo, su dormitorio, su mediateca y su salón deportivo. Como él mismo la describe, la embajada se ha convertido en «(su) casa, (su) oficina, (su) refugio» (3) DVDs, libros, conexión multimedia, discos duros y archivos diversos se apilan en una estantería que divide a la habitación en dos.
La mitad está colmada por una colchoneta y una alfombra que permite al locatario del departamento 3 de Hans Crescent practicar un mínimo de actividad física. Bolsas y libros esparcidos en el suelo. La otra mitad está reservada a la «oficina» alrededor de una mesa redonda que puede reunir a tres o cuatro personas. Es allí adonde trabaja Julián Assange en un pequeño ordenador portátil que, si fuera un instrumento, los músicos calificarían espontáneamente como «vintage» Es desde allí que junto a su estado mayor lleva adelante sus dos combates principales: el que mantiene con la justicia sueca a causa de presumibles agresiones sexuales y el concerniente al salvataje y a la continuidad de Wilileaks frente a la ofensiva del gobierno de los EE.UU.
En una de las paredes el visitante descubre una buena cantidad de «postit» y de pequeños afiches. Poco a poco se percibe que se trata de un plano que contiene informaciones sobre las actividades en curso, los contactos existentes (o a realizar) del equipo de Wikileaks.
Más allá de su situación personal, Julián Assange desea sensibilizar a sus invitados acerca del verdadero objetivo de su compromiso, un Internet y un periodismo libres. Según lo que está en el orden del día no es la discusión sobre Internet, sino más bien una reflexión sobre la moderna civilización. Julián Assange afirma que se ha iniciado una nueva era abierta a partir del estallido de un segundo mundo – inmaterial- vinculado al primero – físico – por las estructuras «duras» de Internet: cables en fibras ópticas que atraviesan los océanos, satélites, servidores informáticos establecidos.
De modo que según él, la gente vive bajo regímenes de derecho y de vigilancia social, política y comercial diferentes según se actúen en el mundo físico o en su extensión inmaterial. Y poco a poco, la evolución y las derivas que se manifiestan en el mundo inmaterial van modificando la historia de nuestras sociedades hacia una regresión democrática.
Assange subraya ante nosotros que se está produciendo e instalándo en la sociedad, el Estado, los grupos comerciales y la tecnología una fusión integral es inédita. De este modo, el fundador de Wikileaks estima que para el conjunto de las sociedades humanas las consecuencias de este fenómeno técnico, político y económico, son estructurales. Ponen en tela de juicio los habituales esquemas de análisis del poder, de la acción política y de la democracia.
Todas estas reflexiones han sido desarrolladas en el último libro al que ha contribuido, titulado Cypherpunks. Freedom and the Future of the Internet [4], y que se presenta como una «alarma» fue concebido como un intercambio a cuatro voces del que participaron además de Julián Assange, Jacob Appelbaum, Andy Müller-Maguhn, y Jérémie Zimmermann.
El primero de ellos es el fundador de Noisebridge (5) Consiste en una plataforma de la que participa el hacking y el desarrollo de sistemas de computación. Garantiza el anonimato y ofrece entrenamiento a usuarios de Internet que quieren huir de la vigilancia de los Estados y de las empresas comerciales. Uno de los proyectos faro al que se halla asociado Jacob Appelbaum, se llama «Tor Project» (6).
En cuanto a Andy Müller-Maguhn es el cofundador de European Digital Rights (EDRI), una ONG que trabaja «en el fortalecimiento de los derechos humanos en la Edad numérica» Finalmente Jérèmy Zimmerman es el co-fundador y el vocero de «La Quadrature du Net», una organización europea de defensa del derecho al anonimato en Internet ha jugado un papel central en la batalla librada en el Parlamento europeo contra el Acuerdo comercial anti-falsificación (ACTA ) (7).
Cada uno de los intervinientes forma parte del movimiento Ciberpunk surgido a comienzos de los años 90 con la aparición de Internet. Se ha desarrollado luego explosivamente en las economías de la Tríada, a partir de 1995. El movimiento trabaja con el objetivo de promover el uso y la promoción de la «criptografía» – escritura secreta – para alcanzar el objetivo del cambio social y político». En el ámbito de Internet esta escritura es «la práctica de la comunicación codificada» es decir la encriptación de toda información antes de ser puesta en circulación en la pantalla.
¿Qué es lo que hay que cambiar? Para Julián Assange, todo y urgentemente. Según él mundo «galopa hacia una distopía (una contra utopía) transnacional (…) Internet ha sido transformado para convertirse en el más peligroso medio de irrupción del totalitarismo jamás conocido» Y agrega «Internet es una amenaza para la civilización humana»
Para llegar a esta radical conclusión, Julián Assange articula un razonamiento construido a partir de un análisis sobre la naturaleza del Estado. De modo que según él el Estado es en esencia «un sistema a través del cual circula la fuerza coercitiva» (…) «El accionar del estado se basa en su capacidad de alternar la aplicación sistemática y la amenaza de aplicación de la violencia (en la sociedad)» En concreto esta violencia, aplicada o potencial enmarca todas las relaciones sociales y rige las relaciones «con la propiedad, las ganancias, la imposición, la censura, los copyrights, las marcas comerciales, etc.»
Internet ha facilitado, materialmente un cambio en la naturaleza del estado. Efectivamente, por primera vez en la historia humana ciudadanos, empresas y estructuras estatales – sobre todo las que se aseguran el monopolio de la violencia en la sociedad (el ejército la policía, los servicios secretos y la vigilancia)- se han fusionado en un espacios común desmaterializado. En ese espacio todos se hallan interconectados y comparten los mismos instrumentos. Cada individuo inserta libremente y en tiempo real una enorme cantidad de informaciones privadas que ningún Estado o grupo de interés hubiera podido imaginar la posibilidad de captarlas en el mundo físico: localizaciones y desplazamientos, transacciones financieras, prácticas políticas, intelectuales, filosóficas y religiosas, conferencias, amigos, entretenimientos, correspondencias, etc.
Con Internet y la democratización de las nuevas tecnologías, los Estados son hoy en día capaces, como también los grupos comerciales – y a menudo en estrecha complicidad con ellos – – de organizar una vigilancia a escala planetaria. Igual que un «ejército de ocupación » que controla los pasos – las estructuras duras de Internet – entre el mundo físico y el mundo inmaterial, los Estados «impiden la independencia» de la Pantalla Llevados al extremo podrían , como sanguijuelas «nutrirse de las venas y de las arterias de nuestra nueva sociedades, cebándose en cada intercambio expresado o comunicado, en cada pensamiento y en cada pensamiento enviados «Googlé» luego estoquear ese saber – millares de intercepciones cotidianas, un poder inimaginable – en centro de tratamiento de datos (8) y eso permanentemente»
La reflexión de estos autores se acopla a la noción de biopolítica, – la dominación, más allá de la territorialidad, del poder sobre la vida de los individuos y de los pueblos – desarrrollada por Michel Foucault (9).
Gracias al permanente desarrollo de los potentes algoritmos que ahondan siempre más la «brecha entre los interceptores y el mundo de los interceptados» los Estados podrán en este marco y dentro de pocos años «duplicar y adaptar lo que aprendieron en el mundo físico: desatar una guerra, lanzar drones, manipular a las naciones Unidas y los acuerdos comerciales, acordar favores a su vasta y conectada red industria, a los insiders y a sus amigos»
Los sistemas de vigilancia de las masas han logrado ya temibles niveles de eficacia. Para Julián Assange, «Internet que había sido considerado un espacio civil se ha convertido en un espacio militarizado» Las potencias militares mundiales (Estados Unidos, Francia, Israel, el Reino Unido, Rusia) invierten en «archivos masivos», telecomunicaciones, mensajes de voz, flujo de datos, SMS, conexiones de Internet, correspondencia electrónica.
En EE.UU. el gigante de las comunicaciones AT&T colabora con la National Security Agency (NSA) para desarrollar nuevos sistemas de interceptación de datos y de escuchas. En Francia la empresa Amesys (10) ha vendido su nuevo sistema de interceptación y de escucha Eale, al régimen de Muamar Kadafi, cuando se lanzó a reprimir una parte de la población. Este sistema era capaz de interceptar todas las comunicaciones del conjunto de la población libia.
Pero el problema no se limita a una cuestión de Estado. También concierne del mismo modo al sector privado.
Este se convirtió en especialista en el espionaje de las personas, tanto en su propio provecho como del de los Estados a los que informa cuando lo necesitan. En retribución, estos apoyan la formulación de un marco fiscal y legal que preserve en Internet el modelo económico publicitario y la libertad de las empresas. Como lo sintetiza Jéremy Zimmermann » si usted es un usuario estandar de Google, Google sabe con quién está usted intentando comunicarse, a quién conoce, a quién está buscando: conoce de igual modo potencialmente su orientación sexual y sus creencias religiosas y filosóficas.»
Por su parte, Facebook gratifica simbólicamente a sus usuarios ofreciéndoles créditos sociales; propuestas de amigos y ampliación de su visibilidad social en la red. De tal modo que cada usuario tiene la sensación de obtener, como un cliente, un servicio de la plataforma. Pero Julián Assange rectifica: «El usuario de Facebook es en realidad el producto, el verdadero cliente es la empresa que coloca su publicidad» Integrar la red Facebook ese convierte en efecto en una entrega a las empresas por intermedio de ficheros de datos compilados y vendidos por el programa californiano.
En el segundo mundo, los actores y las instituciones del universo físico se interpenetran para crear las bases de una nueva sociedad global en la que los aparatos del Estado y los conglomerados capitalistas contraen una nueva alianza totalitaria.
¿Qué hacer, entonces? para los autores el accionar sobre las instituciones de las democracias liberales, ciertamente necesarias, no permitirá, sin embargo, aportar una respuesta a este nuevo desafío. Porque según ellos, toda democracia incluye en su sistema el principio del régimen de excepción al estado de derecho, cuando las razones de Estado o los valores constitutivos de la vida en sociedad corren peligro.
El aparato del Estado decide en última instancia el motivo y la oportunidad de violar esos valores. Puede de ese modo, cuando le parece bien, abusar para alcanzar sus objetivos de vigilancia y de políticas de seguridad , en tal perspectiva Jacob Appelbaum afirma que las democracias enfrentan a los «Cuatro caballeros del Infocalipsis»: la pornografía infantil, el terrorismo, el lavado de dinero, las guerras de la droga.
Cada uno de esos flujos, independientemente del hecho de que deben ser efectivamente combatidos, servirían al mismo tiempo como pretexto para el permanente fortalecimiento de los sistemas de vigilancia global de los pueblos. Julián Assange y los demás co-autores consideran que toda persona que desee fortalecer la democracia del siglo XXI debe librar un combate en el corazón de la nueva dimensión inmaterial del mundo.
En tal perspectiva deben plantearse dos objetivos: la imposición de la máxima transparencia a los poderosos de Internet ) empresas, Estados, agencias, bancos, etc.) y al mismo tiempo el reconocimiento, la promoción y la protección del derecho al anonimato para las personas.
Ordenadores criptográficos libres (11) pasando por la organización de movimientos de sensibilización destinados a imponer nuevos derechos (anonimato, descentralización de datos y de alojamientos, etc.), varios frentes se han abierto desde ahora contra la Alianza de la Vigilancia global.
Y recuerdan los autores que ya existen varios útiles y servicios eficientes, gratuitos y accesibles, disponibles para quienes estén decididos a terminar con la voluntaria servidumbre Tor.
Notas:
(1) Leer Ignacio Ramonet, «L’Explosion du journalisme», Galilée, Paris 2011
(2) Leer el informe de mémoire des luttes «L’affaire Julian Assange», (http://www.medelu.org/L-Amerique-latine-solidaire-de-l)
(3) Extracto de la declaración de Julián Assange: «Après six mois dans l’ambassade de l’Equateur » (http://wikileaks.org/Statement-by-Julian-Assange-after.html).
(4) Julian Assange, con Jacob Appelbaum, Andy Müller-Maguhn, y Jérémie Zimmermann, Cypherpunks. Freedom and the Future of the Internet, OR Books, New York, 2012. El libro será publicado en Francia a partir del 21 de marzo del 2013 con el título de Manuel d’insurrection. Comment Internet nous surveille. Comment résister aux éditions Robert Laffont (http://www.laffont.fr/manuel_d_insurrection).
(5) https://noisebridge.net/wiki/Noisebridge
(6) El Proyecto TOR es «un ordenador libre y una red abierta que lo ayuda a defenderse de la red de vigilancia que amenaza la libertad personal y la confidencialidad. Se trata de una red de túneles virtuales que permite a los individuos y a los grupos de personas resguardar su intimidad y su seguridad en Internet. Leer más en: https://www.torproject.org/
(7) Leer: «Enterré au Parlement européen, l’ACTA ressuscite au G8», Le Monde diplomatique, 12 de abril de 2012 (http://www.monde-diplomatique.fr/carnet/2012-04-12-ACTA).
(8) Data center
(9) Leer Michel Foucault, Naissance de la biopolitique, Cours au collège de France 1978-1979, Hautes études, Gallimard-Seuil, Paris,2004.
(10) Amesys es una empresa francesa «leader dans la conception et l’intégration des systèmes critiques de haute technologie» (http://www.amesys.fr/index.php/fr/amesys/qui-sommes-nous). Fué comprada en 2010 por el grupo Bull en el que France Telecom y el Fondo estratégico de inversiones (FSI) son dueños del 8,1% y del 5% del capital.
(11) Gracias a la existencia de varios sistemas de encriptación de mensajes y de datos -que los poderosos usan sistemáticamente en sus propias comunicaciones- los internautas pueden liberarse de la vigilancia masiva.
(12) The Diaspora Project es una red social que ofrece las mismas funciones que Facebook. Sin embargo existen entre ambos sistemas muchas importantes diferencias. Con Diáspora el usuario controla con quién desea compartir informaciones. Conserva también una copia de los datos que registra directamente – sin depender de un servidor exterior centralizado y que puede retirar en cualquier momento y sabe que sus datos personales no serán nunca comercializados. Leer más en: http://diasporaproject.org/
(13) David Chaumian ha inventado un sistema de firma encriptada para efectuar transacciones financieras. Esto le permite crear monedas numéricas anónimas con las que las personas pueden realizar transferencias financiera entre sí sin dejar huellas de trazabilidad ante sistemas centralizados como PayPal, MasterCard, etc. Un sistema basado en el protocolo de Chaumian se llama «Bitcoin»: http://www.bitcoinmoney.com
Fuente: http://www.medelu.org/Julian-Assange-et-la-surveillance