Internet surgió como un tsunami que ha arrasado la superficie terrestre. Con el paso de los años comenzamos a ver los resultados de tal acontecimiento y sus consecuencias. Hay dos elementos que parecen no converger: política y redes sociales. El diálogo entre los dirigentes y el resto de usuarios no termina de realizarse, parecen dos […]
Internet surgió como un tsunami que ha arrasado la superficie terrestre. Con el paso de los años comenzamos a ver los resultados de tal acontecimiento y sus consecuencias. Hay dos elementos que parecen no converger: política y redes sociales. El diálogo entre los dirigentes y el resto de usuarios no termina de realizarse, parecen dos razas distintas utilizando un intercomunicador en una película de ciencia ficción.
Se diferencia, claramente, el uso que políticos y la ciudadanía hacen de las redes sociales. Los primeros utilizan los perfiles como escaparate publicitario, arropados por community mánagers y un timeline impersonal. Los ciudadanos, en cambio, utilizan las redes sociales para desahogarse. Piensan que tienen acceso a un debate con los responsables políticos al encontrarse, ambos, en la misma comunidad virtual. Es ahí cuando se produce el conflicto, los ciudadanos saben que los políticos no atienden directamente sus perfiles, construyéndose así un muro más, que protege a los políticos de las críticas y permite a los usuarios «rebelarse cómodamente».
Acerca de este tema, varios sucesos de la política española han llamado mi atención en los últimos días. Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz por el Partido Popular, declaraba que «hay gente que pide para comer y resulta que tiene twitter». Esta afirmación manifiesta claramente una total desconexión de los altos dirigentes del país y el uso de Internet.
Me imagino que desde su posición privilegiada deben pensar que Internet es aquello que tienen sus amigos y familiares en sus brillantes dispositivos móviles. No son capaces de ver más allá, de darse cuenta de las capacidades reales de este nuevo medio. Ver Internet como un elemento de lujo y quedándose sólo en lo superficial, me parece un gravísimo error. No se dan cuenta del nuevo escenario en el que vivimos, donde Internet es el epicentro de la comunicación y el conocimiento.
Obviamente necesitas un equipo y una conexión a Internet para poder navegar, es decir, dinero. Pero del mismo modo que un libro puede costarte 20 euros y están mejor considerados. Igualmente, puedes acceder a una biblioteca o un equipo que no necesariamente tienes que poseer para poder conectarte. Esto no significa que tener Twitter te convierta en un burgués, la prueba es que en países subdesarrollados y en conflicto las redes sociales han jugado un papel importantísimo para el pueblo.
Community Mánagers y «El Internet»
Puede ser, que por motivos generacionales, algunos dirigentes del país no comprenden la verdadera capacidad comunicativa de las redes sociales. No existe un verdadero diálogo ni un interés por que suceda. Puedo entender que los políticos, con una cierta responsabilidad, no vayan a estar «perdiendo el tiempo» leyendo Twitter cada 10 minutos. Pero creo que dejarlo en manos de community mánagers, que lo único que van a hacer es publicar su agenda y obviar las críticas, no me parece que sirva realmente para mucho.
Pienso que sería mucho más útil mostrarse como personas y publicar, aunque sea con menos frecuencia, lo que piensan realmente sobre ciertos temas. Que su timeline sea un reflejo absoluto de su agenda puede que le interese a algunos, pero para mí se convierte en un monólogo publicitario lleno de publicaciones del estilo: «recibiendo en La Moncloa a Ramón Luis Valcárcel, presidente de la Región de Murcia», Mariano Rajoy.
Todo está permitido
Quizás ese perfil «inhumano» que los políticos muestran en la red fomenten actitudes que también me llaman la atención. Como consecuencia a las declaraciones de Teófila Martínez llegó lo que todo el mundo esperaba: una marea de insultos y amenazas. Ya metidos en el análisis, reconozco que las declaraciones de la política gaditana son un poco insultantes, pero algunos usuarios contestaron hasta con amenazas de muerte, concluyendo con una denuncia de por medio.
Al mismo tiempo, Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid, sufría un grave accidente de moto y muchos usuarios empezaron a mofarse en las redes sociales. Me sorprende esa concepción del «todo vale», de reglas inexistentes en Internet. Puede ser que no existan unas leyes escritas como tal en la red, pero Internet, no deja de ser un vehículo. Seguramente, esas personas no dirían sus opiniones a la cara o incluso por teléfono. Portando el estandarte de la «libre opinión» muchos usuarios creen que Internet es un lugar en el que poder escupir sin que existan consecuencias. La red no es un parque, o un lugar que está ahí para gritar y sacar tus frustraciones del modo que te dé la gana, está construida por y para humanos, de ellos depende su salud y su verdadera utilidad.
Fuente: http://alt1040.com/2013/08/politica-y-redes-sociales