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Prólogo de la edición mexicana del libro

«Las izquierdas latinoamericanas en tiempos de crear», de Nils Castro

Fuentes: Rebelión

En agosto de 2012, la Izquierda Democrática Nacional (IDN), en su condición de corriente interna del Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México, celebró su IX Congreso Nacional y I Consejo Nacional, cuyas exposiciones, documentos y resolutivos fueron publicados bajo el título De la historia nace nuestro futuro. En esas reuniones, debatimos muchas y […]

En agosto de 2012, la Izquierda Democrática Nacional (IDN), en su condición de corriente interna del Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México, celebró su IX Congreso Nacional y I Consejo Nacional, cuyas exposiciones, documentos y resolutivos fueron publicados bajo el título De la historia nace nuestro futuro. En esas reuniones, debatimos muchas y muy diversas ideas, a manera de imprescindible balance a partir del cual trazar nuestros objetivos, estrategias y tácticas de cara al futuro, en especial, de cara a la elección presidencial mexicana de 2018.

Dos de esas ideas fundamentan, en forma sucinta, la decisión IDN de publicar la presente edición mexicana del libro Las izquierdas latinoamericanas en tiempos de crear, del politólogo panameño Nils Castro:

– La primera, que «es menester realizar sistemáticamente un ejercicio de organización de la memoria histórica, porque a veces olvidamos nuestra historia y eso nos impide valorar adecuadamente la situación actual».

– La segunda, la necesidad de que «articulemos a la izquierda mexicana con el resto de la izquierda en América Latina y concibamos nuestra lucha como una competencia es­trechamente vinculada a esa izquierda».

La obra que nos complacemos en prologar sirve a esos dos propósitos: aporta un valioso caudal de elementos para realizar un ejercicio de organización de la memoria histórica, y no solo de la memoria histórica de la izquierda mexicana, sino de toda la izquierda latinoamericana con la cual nuestra lucha ha de estar estrechamente vinculada.

En un mundo globalizado e interconectado en forma vertical y asimétrica, cuyas fronteras se abren para facilitar la frenética succión de las riquezas del Sur, y se cierran para evitar la migración de quienes intentan seguir las huellas de esas riquezas hacia el Norte, es preciso establecer una nueva relación dialéctica entre lo que la izquierda de cada país latinoamericano necesita hacer en su ámbito nacional, y lo que la izquierda latinoamericana, en su conjunto, necesita hacer en los ámbitos continental y mundial. En esencia, hay problemas e interrogantes comunes que juntos debemos resolver; hay problemas e interrogantes particulares que a cada cual le corresponde enfrentar, sin injerencias externas; y hay batallas nacionales que demandan el apoyo y la solidaridad internacional. En este sentido, en De la historia nace nuestro futuro afirmamos:

Tenemos claridad de que la izquierda puede enfrentarse mejor a los poderes globales que la derecha, si cuenta con la solidaridad, el apoyo de aquellas organizaciones aliadas que existen en el continente y que, respetando nuestra soberanía, pueden con su aporte inclinar la balanza en favor del cambio que nos hace falta.

Ejemplo de ello son los cientos y cientos de observadores y observadoras electorales de partidos y movimientos de izquierda y progresistas que, con estricto apego a la leyes y las prácticas internacionalmente reconocidas, acuden a los comicios de otros países para evitar que la derecha cometa fraude; son esos observadores y observadoras quienes, en muchos casos, cubren los centros de votación de más difícil acceso y aquellos en los que la izquierda del país tiene mayores dificultades para defender el voto por medios propios. El más reciente ejercicio -vivo, concreto y útil- de esta práctica solidaria fue el que acompañó la contundente reelección del presidente Rafael Correa en Ecuador, el 17 de febrero de 2013. También ejemplo de ello son las acciones y declaraciones de los gobiernos y de los partidos y movimientos de izquierda y progresistas, de denuncia y rechazo a las campañas desestabilizadoras y las acciones golpistas, como las ejecutadas contra el presidente Evo Morales en Bolivia en 2008, contra el presidente Manuel Zelaya en Honduras en 2009, contra el presidente Rafael Correa en Ecuador en 2010, y contra el presidente Fernando Lugo en Paraguay en 2012. Y, ejemplo de ello es, además, la participación de representantes de alto nivel -incluidos presidentes, vicepresidentes y ministros- de veintidós gobiernos de América Latina y el Caribe en la multitudinaria concentración popular celebrada en Caracas el 10 de enero de 2013, fecha del inicio del nuevo período presidencial de Hugo Chávez, en apoyo a la decisión de los poderes venezolanos constituidos de que la toma de posesión formal del mandatario podría diferirse hasta que su estado de salud permita realizarla, de cuyo reciente regreso a Venezuela, para continuar allí su tratamiento médico, mucho nos congratulamos.

En la medida en que la cantidad de gobiernos latinoamericanos de izquierda y progresistas crece, y que la transformación o la reforma social desarrollada por cada uno de ellos se consolida, crecen y se consolidan también las posibilidades de concertación, colaboración, solidaridad mutua e integración de la izquierda latinoamericana. Han pasado más de diez años desde que, mediante un golpe de Estado, un paro petrolero y la convocatoria a un referendo revocatorio, la derecha venezolana y mundial intentaron, infructuosamente, derribar al gobierno del presidente Chávez. Fue, ante todo, el respaldo popular a la Revolución Bolivariana lo que frustró esas maniobras, complementado por la solidaridad internacional, aunque la correlación continental de fuerzas distaba mucho de ser la de hoy. Entonces, solo el Gobierno Revolucionario de Cuba y el recién electo gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil tenían en América Latina identidades de izquierda. Eso significa que nuestro potencial se ha multiplicado a lo largo de esta década. En el tiempo transcurrido desde aquellos acontecimientos, la elección y reelección de gobiernos progresistas y de izquierda permitió: la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Libre Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP); el cambio radical en la composición del MERCOSUR -fundado a inicios de los años noventa por gobernantes neoliberales-, que en la actualidad incluye a Venezuela y tiene en trámites de ingreso a Ecuador y Bolivia; la constitución de la Unión de Naciones de Sudamérica (UNASUR) y también de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC). Los liderazgos de izquierda en estos mecanismos de concertación política e integración económica tienen en su haber, entre otros logros, el levantamiento de las sanciones que la Organización de Estados Americanos (OEA) había impuesto contra Cuba en 1962.

Pero, ¿qué necesita hacer por sí misma la izquierda de un país y qué puede esperar del apoyo externo? La izquierda de cada país tiene que ser capaz de ganar sus propias batallas. Si de batallas electorales se trata, solo quienes sean capaces de captar y movilizar a la mayoría de los votantes pueden beneficiarse del apoyo externo en la defensa del voto. Si no ganamos la elección, los observadores y observadoras internacionales, incluidos los de izquierda, solo podrán constatar que la derecha se impuso en buena lid. Y si hablamos de ejercer el gobierno legítimamente conquistado, solo quienes sean capaces de establecer y mantener una correlación nacional de fuerzas a su favor pueden beneficiarse del apoyo externo contra las campañas desestabilizadoras y los golpes de Estado «de nuevo tipo» que amenazan con imponerse como práctica común en la región.

El candidato presidencial del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua cosechó más votos que los divididos candidatos de la derecha liberal en los comicios de 2006, y reeditó aquella victoria con mucha mayor contundencia en los comicios de 2011. A partir de esa premisa, es decir, de que en ambas ocasiones logró captar y movilizar a la mayoría de los votantes, es que el apoyo externo recibido por el FSLN en la defensa del voto marcó la diferencia entreel triunfo de la izquierda y el fraude de la derecha. Así fue derrotada una acción concertada, externa e interna, que durante dieciséis años había logrado impedir la elección de un gobierno sandinista.

Los factores internos y externos desempeñaron sus respectivos roles para evitar que se consumaran los planes desestabilizadores y golpistas contra Evo, Correa y Chávez. Sin embargo, la correlación interna de fuerzas en Honduras y Paraguay no se correspondió con la solidaridad externa en los casos de los golpes de Estado contra Zelaya y Lugo, respectivamente. Los ejemplos antes mencionados ayudan a entender la diferencia entre lo que a la izquierda de cada país latinoamericano le corresponde hacer, y lo que puede esperar del apoyo solidario internacional.

Ahora bien, para lograr articulaciones como las antes mencionadas es preciso construir la unidad en la diversidad de la izquierda latinoamericana, y esa construcción, igual que el cultivo de una planta exótica y frágil, que requiere vastos conocimientos y finos cuidados. A adquirir esos conocimientos y delinear esos cuidados contribuye, sin duda alguna, el libro Las izquierdas latinoamericanas en tiempos de crear. En el capítulo titulado «Para empezar», al referirse metafóricamente al árbol de la izquierda latinoamericana, el autor dice:

Con más de un siglo de vida, el árbol es frondoso y en él hay tanto ramas muertas como lozanas, y frutos saludables junto a otros en descomposición. No pocas de las respuestas necesarias están entre las anteriores vicisitudes de nuestras izquierdas; otras, tocará rehacerlas y para eso la ocasión está madura.

La etapa que ya ha comenzado deberá tener otra oleada de protagonistas jóvenes, a quienes hay que ofrecer esas experiencias, pues hace falta conocerlas para superarlas. A diferencia de generaciones anteriores, la nuestra no siempre pudo asegurar los necesarios hilos transmisores. Por eso este libro intenta comentar esos antecedentes -y las disyuntivas que ahora toca enfrentar- en un lenguaje accesible a quienes antes no tuvieron oportunidad de conocerlos.

Nils Castro es un participante activo y un analista de la historia de las izquierdas latinoamericanas excepcionalmente bien calificado para comentar esos antecedentes y las disyuntivas que ahora toca enfrentar. Doctor en Letras y Licenciado en Arte, se ha desempeñado como profesor y directivo universitario, dirigente político, diplomático, escritor y periodista. Fundador del Partido Revolucionario Democrático de Panamá, de su larga y prestigiosa trayectoria baste mencionar que ha sido secretario de Relaciones Internacionales de ese partido, secretario ejecutivo y vicepresidente de la COPPPAL, asesor del presidente Martín Torrijos y embajador de Panamá en México. Además, es autor de numerosos libros y artículos. Por una de esas obras, La brecha por llenar, recibió en Cuba, en 2010, el Premio Pensar a Contracorriente.

La izquierda latinoamericana en tiempos de crear llega a México tras haber sido publicada con éxito en Argentina, Brasil y Cuba. En este último país, fue presentada en la Feria Internacional del Libro de La Habana de febrero de 2013. Cuatro conocidas figuras de la izquierda latinoamericana avalan esta obra de Nils. Con sus respectivos prólogos a las ediciones brasileña y argentina, lo hacen el asesor especial de Política Exterior de la Presidencia de Brasil, Marco Aurélio Garcia, el ex canciller argentino, Jorge Taiana. Y con sus palabras de presentación a la edición cubana, lo hacen el embajador Germán Sánchez Otero y el Premio Nacional de Ciencias Sociales de Cuba Fernando Martínez Heredia.

Según Marco Aurélio:

El análisis de Nils Castro, al realizar un tour d’horizont sobre las izquierdas en el continente latinoamericano y en el Caribe, recolocó una cuestión clásica del pensamiento y de la práctica socialistas -la de la articulación de lo nacional y lo internacional/regional a partir del análisis crítico de lo que fueron las frustradas experiencias del internacionalismo durante un siglo.

Este es un libro con muchos méritos. Tal vez el mayor sea el de no ofrecer recetas a los lectores, sino de permitir que ellos vislumbren las alamedas de las que habló Allende en su último mensaje, por donde pasarán hombres y mujeres libres.

Para Taiana:

Nils Castro aborda en su recorrido histórico las particularidades de cada uno de los procesos nacionales y los hilvana desde una visión de conjunto, con la mirada puesta en la construcción de Latinoamérica como una categoría para la reflexión y como un sujeto para la acción.

En un presente en el que los conceptos de «patria grande» e»integración» se han revalorizado, es imprescindible que los militantes políticos, en particular los jóvenes, tengan clara conciencia de la historia y la evolución de las fuerzas políticas que han buscado la transformación de nuestras sociedades. De esta manera se podrán valorizar los obstáculos enfrentados, y los aciertos y fracasos que jalonan la historia de esas luchas.

En la opinión de Germán:

Estamos en presencia de una obra oportuna dado el actual momento continental, y debemos agradecer a la editorial Ciencias Sociales publicarla en Cuba. Los atinados juicios y balances que nos entrega Nils Castro podrían ser de provecho a partidos y organizaciones de izquierda empeñados en renovarse, luego de haber sufrido el tóxico neoliberal y los golpes de un derrumbe foráneo, que aturdió a muchos, aunque también permitió que se mostraran de una vez verdades que de otro modo numerosos entes de izquierda no querían o no podían comprender.

Este libro merece leerse, subrayarse, y estudiarse de manera individual y en grupos.

[…]

Las izquierdas latinoamericanas en tiempos de crear es, a saber, el ensayo más completo publicado al respecto. Nils apela a las ciencias políticas y sociales y utiliza un enjundioso bagaje de conocimientos, sin empaque académico y con una intención pedagógica, que hace valer gracias a la fluidez de su prosa diáfana y precisa.

El autor pone a disposición de los lectores un suculento menú de vivencias personales, resultantes de sus más de cincuenta años de quehaceres en los laberintos y mesetas de la política latinoamericana.

Aunque por su modestia y naturaleza de la obra él no lo hace explícito, en ella late el joven estudiante y profesor de la Universidad de Oriente, el miliciano y el cortador de caña, el primer director de la revista Oriente, el que sufrió junto a nuestro pueblo la muerte del Che -aquel desgarrador 9 de octubre- y disfrutó como un cubano más, al lado de su entrañable compañera Adela, las epopeyas y laureles de la isla en los años sesenta y el escabroso recodo de los cambios políticos de los setenta.

Y, con palabras de Fernando:

Este libro de Nils Castro pretende algo muy ambicioso, pero le agradezco mucho hacerlo, porque el problema principal que expone es fundamental para todos los latinoamericanos, incluyendo, naturalmente, a los cubanos. No saldremos adelante si reducimos este problema a las respuestas pragmáticas y fragmentarias que puedan darse frente a sus manifestaciones, ni apelando a ingenierías políticas o administraciones de crisis. Nils ha pensado en grande, pero frente al tema que desarrolla, si tuviera otra posición los resultados serían nulos o inútiles.

[…]

Es necesario superar la carencia doctrinaria, metodológica y programática, presente desde que han sido descartadas varias de las creencias ideológicas de izquierda; y es urgente construir y desarrollar propuestas teóricas, metodológicas y políticas indispensables para abordar con eficacia los problemas, las necesidades y las incertidumbres de nuevo tipo que han aparecido y se agregan a las existentes. Los principios básicos y los objetivos trascendentes de las izquierdas no han cambiado, y siguen contando con un importante acervo teórico. Pero es preciso renovar los instrumentos culturales, teóricos y prácticos requeridos para implementar esos principios y cumplir dichos objetivos, esto es, para realizarlos efectivamente. Las condiciones llamadas subjetivas aún distan de alcanzar el punto al que habían arribado en los años setenta. No basta demostrar que la izquierda administra lo ya existente mejor que la derecha, sino que hace falta un proyecto estratégico común para transformarlo y remplazarlo. Y ese proyecto debe ser producido por nosotros mismos.

Al publicar esta edición mexicana de La izquierda latinoamericana en tiempos de crear, la Izquierda Democrática Nacional inicia un plan de publicación de obras de la izquierda latinoamericana y sobre la izquierda latinoamericana, con el más sincero deseo de que ayuden a las y los miembros de nuestra corriente, a la militancia del PRD, y a todas las mexicanas y los mexicanos que comparten nuestra decisión de construir una verdadera democracia, a encontrar respuestas acertadas para los problemas y las interrogantes que tenemos planteadas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.