Es el título del famoso libro escrito en 1908 por el periodista estadounidense John Kenneth Turner, publicado en 1911. Trata de un amplio y profundo reportaje sobre la situación prevaleciente en el México prerrevolucionario del Porfiriato. Turner narra magistralmente los hechos más sanguinarios de este régimen dictatorial oligárquico. La denominada «Casta divina» -un grupo de […]
Es el título del famoso libro escrito en 1908 por el periodista estadounidense John Kenneth Turner, publicado en 1911. Trata de un amplio y profundo reportaje sobre la situación prevaleciente en el México prerrevolucionario del Porfiriato. Turner narra magistralmente los hechos más sanguinarios de este régimen dictatorial oligárquico. La denominada «Casta divina» -un grupo de hacendados henequeneros que ejercían el poder económico y político en Yucatán de aquel entonces- hoy podría ser el grupo de burgueses locales y extranjeros cuyo poder oligárquico tiene al país hundido en la barbarie social y su violencia terrible.
La profunda corrupción y la impunidad, el descarado dispendio del erario y su saqueo, la opacidad, la violencia, la fatalidad, la muerte, la trasgresión de la legalidad, el desprecio a los ciudadanos y el cinismo del poder, son cosas de la cotidianeidad. «Los demonios andan sueltos», y el mejor ejemplo es lo que sucede en Michoacán. México bárbaro en Una Democracia bárbara, diría nuestro José Revueltas, o una democracia autoritaria dice Lorenzo Meyer en su libro Nuestra tragedia persistente.
La tragedia persistente pese a las buenas intenciones de los ideólogos del poder que pregonaban una transición democrática realmente inexistente. Una transición de terciopelo de una dizque alternancia democrática. La «alternancia» la tenemos vigente con la restauración priista. Las buenas conciencias de una «casta divina» neoliberal que nos vende «grandes esperanzas» con las llamadas reformas estructurales pero que termina con frustrantes «ilusiones perdidas».
Enrique Peña Nieto afirmó reciente, con acostumbrada ligereza, que «No sólo estamos trabajando en una estrategia para recuperar la seguridad y el orden en Michoacán, sino que queremos realmente atender las causas». Bueno sería saber cuáles son las verdaderas causas de todo este desmadre y muerte sin fin. Pero, ¿las podrá conocer este gobierno autoritario que tanto ha contribuido a ser una de las principales causas de esta ola de violencia social persistente que detona durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari con el amasiato entre un poderoso sector de la elite política -«hermanos incomodos», mediante- y un poderoso sector de narcotraficantes?
En cierta forma -para recordar a la escritora Lillian Hellman- vivimos Tiempo de canallas en un Estado canalla. Época de oscurantismo en una democracia autoritaria, en una democracia del dinero y del mercado ¿Quiere conocer Peña Nieto una de las causas de la violencia social y de la inseguridad? Qué se vea en el espejo y conocerá la encarnación de las políticas neoliberales y sus consecuencias terribles para la mayoría de los ciudadanos. Juan Pablo Castañón, de la Coparmex -de la moderna Casta divina- aseveró que los empresarios pierden al año 75 mil millones de pesos debido a la delincuencia, aunque nunca dijo a cuál forma de delincuencia organizada se refería, pero mientras ellos pierden millones de pesos la sociedad pierde decenas de miles de vidas humanas. Algunos portavoces empresariales afirman que «las reformas estructurales darán frutos hasta en seis años», pero también es cierto que algunas ya los están dando como el incremento de la pobreza social, el desempleo y la precariedad laboral, la pérdida de soberanía, la violencia, etcétera.
Por su parte, José Miguel Vivanco, director para las Américas del Observatorio de los Derechos Humanos (HRW, por sus siglas en inglés), afirmó que el gobierno mexicano ha mantenido una posición «ambigua» e «improvisada» respecto a las autodefensas surgidas en Michoacán; el gobierno carece de una política clara en materia de seguridad pública; más aún cuando la «guerra contra el narcotráfico» es un verdadero fracaso, pues Peña Nieto mantiene la política de su antecesor Felipe Calderón. HRW también afirma que México está sumido en una crisis de derechos humanos, y existe una impunidad casi absoluta por abusos generalizados -incluidas torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas- cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad en el contexto de operaciones contra la delincuencia organizada. A un año de gobierno, «el cambio en su estrategia de derechos humanos continúa siendo, en gran medida, exclusivamente retórico. Su gobierno no ha mostrado avances significativos en la investigación de abusos del pasado, y se continúan produciendo nuevas violaciones graves de derechos humanos con impunidad.» HRW declara que las autodefensas «es un fenómeno de gravedad, un cáncer como el que ha padecido Colombia durante varias décadas».
Podemos discutir si las autodefensas en Michoacán son un cáncer o no; pero lo cierto es que este fenómeno no está muy claro porque existen «autodefensas» creadas por los propios narcos y «autodefensas» creadas por los propios ciudadanos para protegerse de los narcos y de los cuerpos policiacos locales o federales. Podemos cuestionar sobre un Estado fallido, de un vacío de poder, de Michoacán como territorio sin ley y de otras cosas más, pero es innegable que la violencia es visible y descarnada; que el narco tiene presencia armada en una vasta región, que existe complicidad entre narcos y mandos militares y gubernamentales, que persisten los cacicazgos rurales y la pobreza; que existen saqueos de los recursos naturales; en definitiva, que persiste nuestra tragedia, diría Meyer. Mafias de narcos y mafias políticas en un NarcoEstado.
La cuestión de las autodefensas es un problema complejo, pero es resultado de una realidad histórica cuyo proceso ha sido extremadamente violento a causa de un capitalismo salvaje donde el Estado lo ha fomentado y donde ha creado mayores espacios al mercado, incluido aquel en manos de empresarios narcotraficantes [una lumpenburguesía] y funcionarios gubernamentales. El capital es violento en sí mismo y el Estado es violencia organizada a favor de quienes detentan el poder económico y político. Pero después del México bárbaro de Turner estalló la Revolución.
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