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Balance y retos de la Cumbre Juvenil Latinoamericana rumbo al G77+China

Hacer cumbres siendo jóvenes

Fuentes: Rebelión

El mundo de la diplomacia clásica ha sido un espacio tradicionalmente cerrado para los movimientos sociales. En esta misma línea, el tema de la «juventud» ha sido históricamente considerado periférico y de minorías. El paisaje definido como «juvenil» presenta una sola posibilidad de ser jóvenes que, en general, consta de tener permiso para hacer idioteces […]

El mundo de la diplomacia clásica ha sido un espacio tradicionalmente cerrado para los movimientos sociales. En esta misma línea, el tema de la «juventud» ha sido históricamente considerado periférico y de minorías. El paisaje definido como «juvenil» presenta una sola posibilidad de ser jóvenes que, en general, consta de tener permiso para hacer idioteces y participar periférica y minoritariamente de la política, haciendo además que temas estructurales de salud pública -como el aborto- aparezcan como preocupaciones individuales, liberales, sectoriales y minúsculas.

Las concesiones que hace el orden establecido desde el Estado moderno, clásico, republicano y occidental a la juventud respecto a la manifestación de opinión política son reflejadas perfectamente en las series gringas «enlatadas». El Estado mismo tradicionalmente promueve diálogos superficiales y, hoy por hoy, snobs que en el fondo son sólo la licencia otorgada para hablar de sexualidad, de drogas, de derechos liberales individuales, de deportes y de macramé, entre otras cosas. Pareciera que las obligaciones de los Estados respecto a la juventud fueran únicamente de marketeo contra la euforia típica de ése sector etario.

Pero con el Estado, con el poder formal estructural no puedes involucrarte. El Estado como constructor moderno -clásico y republicano- es la institución por excelencia diseñada para los hombres-machos, adultos, blancos y propietarios. Es suficiente con que una de estas características falte para que fácilmente cualquier aplicante sea relegado. Históricamente los Estados modernos y monolíticos se han olvidado que las juventudes son motores para las economías, para el desarrollo de la ciencia, para la reproducción de la sociedad en los niveles objetivos y subjetivos.

De ahí que los discursos del Che Guevara, de Chávez o de Evo en Naciones Unidas tienen tanto valor político e histórico, pero además místico. De ahí también la importancia de la presidencia de Bolivia en el G77 + China. Hoy Bolivia es un Estado paradigmático en el marco de la filosofía jurídica y de la teoría política porque claramente está desmontando la estructura de Estado aparente, clásico y republicano. El ser Estado Plurinacional es una contrapropuesta de modelo de Estado respecto al tradicional moderno, capitalista y colonial que el siglo XIX ha instaurado de Sudamérica. Esta explosión política -Bolivia- tiene actualmente la posibilidad de sembrar, también desde Naciones Unidas. Es una tarea revolucionaria y es un logro histórico para el país, pero es además un gran reto en el marco del derecho internacional para toda la región y para el proyecto político del ALBA como nuevo concepto de integración regional.

La peculiaridad de esta presidencia que ejercemos como país es la vivencia colectiva de la experiencia: la apropiación por parte de los movimientos sociales del proceso creativo de la cumbre G77 + China, no sólo desde la participación formal y diplomática si no desde el Estado Plurinacional como un bien común y comunitario, como pueblo. En ese marco es que se ha desarrollado la Cumbre Juvenil Latinoamericana que mira a la Cumbre del G77+China de julio como un espacio legítimo de potencial apropiación de los pueblos. Pero además, se hace consiente la necesidad de la colectividad y la apropiación de los espacios de deliberación en el marco del plano internacional sintiendo en lo más profundo las ansias por resolver la opresión de los pueblos hermanos de la patria grande, quienes saben que «sólo la unión nos hará libres y no hay otro camino», como manifestó textualmente el Vicecanciller venezolano para Asia, Medio Oriente y Oceanía Xoan Noya en su participación en el panel sobre Cooperación Sur Sur e Integración Lationamericana, quien además de servidor de su patria es el encargado de relaciones internacionales de la Juventud del Partido Socialista Único de Venezuela J PSUV.

El viejo y conservador discurso que dice que las y los jóvenes somos los futuros líderes y los futuros diplomáticos felizmente no encontró seguidores en los participantes de la Cumbre de Juventudes, pues al contrario se ha manifestado claramente que las y los jóvenes que se dieron cita en Santa Cruz viven el presente y se sienten hacedores del presente; la juventud hoy no sólo observa a los adultos si no que ha decidido fiscalizarlos, enfrentarlos, ejercer control social y por supuesto, situarse en la trinchera para hacer defensa de los procesos políticos revolucionarios que las anteriores generaciones nos han heredado, porque ese es nuestro más grande tesoro y el bien común o enajenable. Es evidente, por tanto, que esa forma de ver a la juventud -de serie gringa- es totalmente denunciada y rechazada; claramente el capitalismo ha dejado de venderse con el mismo éxito en Sudamérica y eso se proyecta en las nuevas formas de involucramiento de las juventudes con temas formales, temas de Estado y, en este caso, temas de Naciones Unidas.

Contar con miles de campesinos, indígenas, estudiantes y obreros -todas y todos activistas- en las filas de la Cumbre Latinoamericana de Juventudes, hablando de temas de Estado y de estructura política desde una perspectiva crítica, emancipadora y deconctructiva del modo de producción capitalista es en definitiva un acto político revolucionario, más aún si se entiende que el marco general es la vía rumbo a la Cumbre de presidentes del G77 + China. La posibilidad de materializar profundamente los procesos de cambio -como dijo Lenin a las organizaciones juveniles en 1917- depende únicamente de las juventudes, quienes tienen la no fácil tarea de edificar a partir de los cimientos dejados por las anteriores generaciones. Los gobernantes de la Nuestra América deben asumir, así mismo, que los procesos no se acaban en ellos y que deben sentirse orgullosos porque nostras y nosotros, los jóvenes de hoy, somos sus semillas. Hugo Chávez, Evo Morales son hoy fruto de las semillas de abuelos más viejos y como ellos y gracias a ellos, nosotros seguimos llevando en la composición de nuestra sangre y en la fuerza de nuestros músculos y de nuestras ideas al Che Guevara, a Tupaj Katari, a José Martí, a Juana Azurduy y Karl Marx, entre los varios pilares que nos hacen hoy plantearnos retos respetando el pasado y haciendo el futuro hacia la Patria Grande, Socialista y libre.

Estos retos, después de estos eventos nos dejan más tareas pendientes que tareas resueltas. Sabemos que generar estos espacios de debate masivo es aún un experimento para todas y todos nosotros. La buena voluntad desde el amor revolucionario no sería nada sin la voluntad del Estado Plurinacional como institución en la realización de la Cumbre Latinoamericana de Juventudes rumbo al G77+China. No se pueden encubrir las posibilidades que nuestro Estado nos brinda hoy a nosotras y nosotros como la juventud disidente y denunciante de la de serie gringa. Sin embargo, las responsabilidades que debemos asumir -como retos históricos- precisamente pasan por hacer trascender los esfuerzos logísticos que han reunido a miles en Santa Cruz. Al seguir siendo estos experimentos de las redes antiimperialistas a nivel continental ha sido natural encontrarse con déficit de tiempo para el debate más específico y, de esa manera, lo que inicialmente se tenía pensado como mesa de debate decante en importantes paneles con dos mil espectadores que obviamente se quedan aún con ganas de manifestarse. Algunas propuestas para encarar estas situaciones van por la vía de la instauración de redes de comunicación constantes y de confianza; al mismo tiempo sabemos que los debates a futuro si se plantean masivos deben tener un trabajo previo elaborado seriamente, con el objetivo de que el encuentro físico final sea el clímax del proceso de las cumbres. Las participaciones de corte magistral de participantes especiales como el Presidente Evo Morales, el Vicepresidente Álvaro García Linera y del Canciller de David Choquehuanca -los tres bolivianos- que han hecho rodar lágrimas en las y los participantes deben ir seguidas de documentos de memoria, acompañadas del resto de las participaciones, que plasmen lo vivido en este tipo de espacios pero que además se convierta en material reproducible y citable.

Quienes hemos sido las y los protagonistas de esta Cumbre levantamos el puño izquierdo, salimos a las calles a gritar y a defender lo que a nuestros pueblos les pertenece. No ha sido un modelo de Naciones Unidas clásico y conservador donde sólo asisten estudiantes de Ciencias Políticas o de Relaciones Internacionales, ha sido de hecho un espacio de fortalecimiento de lazos y de creación de redes de confianza y con convicción revolucionaria que, sin lugar a dudas, nos deja muchas tareas pendientes.

Valeria Silva es militante del proceso de cambio y vocera del Bloque Juvenil Antiimperialista.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.