Para repudiar la reforma energética de Enrique Peña Nieto, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional, que permite el despojo de ejidatarios, comuneros y minifundistas; en defensa del territorio y el derecho a la alimentación; reforma integral del agro, contra el extractivismo y respeto a los derechos de pueblos, ejidos y comunidades; por […]
Para repudiar la reforma energética de Enrique Peña Nieto, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional, que permite el despojo de ejidatarios, comuneros y minifundistas; en defensa del territorio y el derecho a la alimentación; reforma integral del agro, contra el extractivismo y respeto a los derechos de pueblos, ejidos y comunidades; por una Ley de Consulta libre, la libertad de los presos políticos y otras demandas agrarias, contingentes provenientes de 20 estados de la República, el 23 de julio celebraron en la Ciudad de México una gran manifestación de 35 mil campesinos, indígenas y pescadores, con la participación del Frente Popular Francisco Villa México Siglo XXI, la Coordinadora Nacional Plan de Ayala Movimiento Nacional, el Frente en Defensa de la Tierra y el Agua de Tlaxcala, Puebla y Morelos, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata, la Coordinadora Nacional de Organizaciones Populares Línea de Masas, El Barzón, el Sindicato Independiente de Trabajadores de INCA Rural, la Unión General de Obreros y Campesinos de México, la Central Campesina Cardenista, la Central Campesina Independiente, la Central de Organizaciones Campesinas y Populares, la Unión Campesina Democrática, la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas, la Unión General Obrera, Campesina y Popular, la UGOCM Jacinto López y otras organizaciones representativas del campo. Se desarrolló, así, la respuesta de masas campesinas, indígenas y pesqueras a la reforma energética y sus leyes secundarias.
La gran manifestación en la capital federal formó parte de una Jornada Nacional en Defensa del Territorio y el Derecho a la Alimentación, que culminó este 23 de julio. En ella marcharon unidas, organizaciones bajo la influencia de diversos partidos políticos, incluido el PRI. Su carácter fue definitivamente unitario.
El documento que sirvió de base a la gran marcha, plantea: «En medio de una intensa campaña mediática para sacar adelante la llamada reforma energética, los impulsores de la misma dijeron en diciembre de 2013 que con ello sería más barata la vida, que sería más barato el gas y la gasolina; argumentaron mayores inversiones, y así ‘abrir el sector energético a la inversión privada nacional y extranjera’. Al efecto modificaron los artículos 27 y 28 de la Constitución mexicana, y dieron entrada a la inversión privada en sectores estratégicos como petróleo, gas y electricidad. Pero mes con mes continúan los aumentos a la gasolina, diesel, gas y tarifas de luz para uso doméstico e industrial.
«Y la aparente rectoría del Estado, es ahora cercenada en la profundización de reformas a través de las llamadas leyes secundarias en materia energética y que con la Ley de Hidrocarburos, modificaciones a la Ley Minera, Ley Geotérmica, Ley de Inversión Extranjera y Ley de la Industria Eléctrica conducen a la legalización del despojo de la tierra social y el territorio de los pueblos indígenas y comunidades campesinas.
«Las organizaciones campesinas, indígenas y pesqueras hemos convenido frenar este despojo descarado, luchar por acabar con esta desigualdad, contra la ingente pobreza y hambre. Reivindicamos que a través de la reactivación de la economía campesina en sus unidades familiares podremos construir una vida digna en el campo, priorizando el uso de la tierra para la producción de alimentos y no para la siembra de monocultivos comerciales. Es necesario detener la embestida a la vida campesina, detener la política extractivista y depredadora de nuestros recursos naturales».
En mantas y carteles los manifestantes expresaron ideas esclarecedoras: » El hambre no se combate con despensas, sino con producción de alimentos en comunidades», «Si Zapata viviera, que friega les pusiera», «México exige soberanía alimentaria y energética». Y en consignas verbales, manifestaron su repudio a senadores corruptos y pro gringos, su decisión de impedir el despojo vendepatria pueblos, ejidos y comunidades, así como su disposición de emprender acciones que conduzcan a revertir el reformismo antinacional y entreguista de Peña Nieto y compañía. Quedan evidenciadas, pues, las amplias posibilidades de movilización.
La marcha masiva de campesinos e indígenas, acompañada de manifestaciones en muchas ciudades del país, contra la política de entrega antinacional de la tierra de ejidatarios, comuneros y propietarios agrícolas a los monopolios petroleros, gasíferos y eléctricos, por la reforma del agro y contra la dependencia alimentaria, representa un paso de enorme importancia para la recomposición avanzada y progresiva del movimiento de masas, que permita derrotar a los agentes «mexicanos» del capital extranjero y del gobierno intervencionista y criminal de Estados Unidos. Los campesinos, en esta ocasión, señalan a la clase obrera y el pueblo el camino a recorrer. Queda abierta la posibilidad de grandes acciones de masas que hagan confluir a campesinos e indígenas, trabajadores asalariados, estudiantes y pobladores, partidos políticos, sindicatos y otras organizaciones sociales, sin discriminaciones de ningún tipo, en un solo torrente antineoliberal, patriótico y popular.
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