Este año se cumple un siglo de la prohibición de la marihuana. Para que su legalización no se quede en promesa, desde el inicio de año, un grupo de activistas que impulsan la causa preparan sus acciones para que 2020 sí sea el año en que la semilla de la regulación empiece a germinar. […]
Este año se cumple un siglo de la prohibición de la marihuana. Para que su legalización no se quede en promesa, desde el inicio de año, un grupo de activistas que impulsan la causa preparan sus acciones para que 2020 sí sea el año en que la semilla de la regulación empiece a germinar.
La imagen parece un cliché. En un pequeño cuarto de algún edificio del Centro Histórico de la Ciudad de México tres hombres están reunidos en torno a una mesa plegable, bajo una luz que contrasta sus figuras. Al centro, hay un mapa. Señalan y discuten sobre él, como si urdieran el próximo gran golpe de su revolución. El ruido de la calle se cuela por la ventana mientras la tarde cae.
En esta reunión del Movimiento Cannábico Mexicano, los tres activistas trazan sus líneas de acción para seguir presionando a las autoridades mexicanas, en caso específico a la Cámara de senadores, para que regule el uso de la mariguana en México. Creen que este año que comienza, un siglo después de la prohibición del consumo de esta planta, es propicio para sembrar la semilla de un cambio en esta política.
El rumor de la legalización subió de tono después del primero de julio de 2018, junto con la llamada Cuarta Transformación. Unos meses después, como senadora, Olga Sánchez Cordero, ahora secretaria de Gobernación, asomaba con una iniciativa para regular su uso lúdico, médico y comercial. primeras iniciativas de ley.
Un año después, la esperanza de los activistas en los legisladores decae, a pesar de que, por mandato de la Suprema Corte de Justicia, deberán tener el tema listo antes del 30 de abril. «Yo nunca he sabido que los senadores cumplan un plazo», dice sin mucha esperanza Pepe Rivera, del Instituto Mexicano del Cannabis, integrante del Movimiento Cannábico.
Ante tal escenario, las esperanzas y esfuerzos de este grupo parecen estar de nuevo a la Corte, que deberá tomar cartas en el asunto si los senadores no cumplen con el plazo señalado.
El camino andado
El sinuoso camino de la legalización inició con una serie de cinco amparos sometidos ante la Suprema Corte en 2017 por ciudadanos, que demandaron su derecho de cultivo y uso personal de la marihuana
La aprobación del quinto amparo dejó asentadas las bases para levantar la prohibición a esta droga. Según la Corte, prohibir su uso personal viola dos derechos humanos: el libre desarrollo de la personalidad y a la salud. (El uso personal incluye el uso lúdico, religioso, recreativo y espiritual, explica el Movimiento Cannábico).
Fue entonces que la Corte ordenó al Congreso de la Unión iniciar los trabajos correspondientes con la legalización. El 31 de octubre del año pasado era el límite original para que el Congreso tuviera listo y regulado el asunto, sin embargo, no cumplió.
Días antes de esa fecha, el Movimiento Cannábico inició un plantón frente al Senado para recordarle a los senadores que el tiempo se les agotaba. En el campamento era común que a las cuatro de la tarde con veinte minutos los aires se espesaran y los humos empezaran a llenar el ambiente con olor a mariguana. Era un recordatorio para los legisladores.
Después del primer fallo del Senado, en una decisión que algunos califican de histórica, la Corte dio una prórroga (asegurando que era única e irrepetible) que recorrió el límite hasta abril.
Mientras inicia el próximo periodo de sesiones y los senadores inician sus trabajos, el Movimiento Cannábico no deja de seguir con sus protestas. El pasado 26 de diciembre sembraron una planta de marihuana en las jardineras del Ángel de la Independencia, donde los aficionados al futbol celebran las victorias de sus equipos y las quinceañeras se retratan con sus chambelanes.
El resultado era previsible. Alguien se llevó la planta. Pero el movimiento lo habían anunciado: si arrancaban su «arbolito de navidad» -como le llamaron-, sembrarían otros dos, y así sucesivamente.
Durante la reunión, Pepe, un hombre alto y grueso, con el cabello a rape un poco crecido que denota unas canas, anuncia y planea la siembra de otras cuatro plantas. Sin embargo, ese no es el gran plan que traman en el mapa.
Un año clave
En el pequeño cuarto del centro de la ciudad, los tres integrantes del club cannábico siguen discutiendo sus planes. Mientras hablan, las volutas de humo no dejan de llenar el ambiente. Una de las posibilidades en torno a legislación es que los senadores escupan una normativa al vapor, que acabe por no decir nada. «A nadie le conviene que se legisle de forma insensata», dice uno de ellos, con la nariz clavada en el mapa.
Eso daría al traste con cualquier idea progresista de legalización, explica después Pepe, porque entonces se tendría una ley que acabaría siendo letra muerta.
Otra opción es que, en efecto, los legisladores fallen en cumplir con la fecha límite marcada por la Suprema Corte, y entonces, es que se empezarían a desenvolver los planes del Movimiento Cannábico. De ser así, el primero de mayo, un día después del límite, podrían pedir a la Suprema una declaratoria de inconstitucionalidad.
Es decir, que como los cinco amparos ya emitidos crearon jurisprudencia y obligan a cambiar las leyes del país, y los legisladores fallaron en crear leyes para garantizar los derechos que los amparos confieren, entonces la Suprema Corte podrá, de alguna manera, tomar atribuciones legislativas y cambiar leyes para garantizar dichos derechos.
Según Pepe Rivera, que recita los lineamientos existentes y los vericuetos legales de memoria, como una computadora a la que le haces una pregunta y te responde inmediatamente, esta ruta de acción cuenta con el apoyo de la magistrada Norma Lucía Piña Hernández.
«De llegar a esos casos, la Suprema Corte tomaría los cinco artículos de la Ley General de Salud y los tacharía completos», explica el experto el tema.
Como si fuera una enciclopedia cannábica, el expertis de Pepe en el tema es insoslayable. No solo conoce las normativas al pie de la letra, sino que también conoce la historia de la prohibición de las drogas, los tratados internacionales que podrían permitir su consumo y uso, así como las maneras de consumo, transporte y hacer un negocio. En pocas palabras, es como un gurú de la Marihuana.
¿Cómo es que sabe tanto del tema? «Es mi TDA», responde inmediatamente. «El TDA no es que no te deje concentrarte, solo hace que haya cosas que no peles las cosas que no te hagan producir endorfinas». Mientras lo dice, la pantalla de su computadora muestra un intrincado mapa de los actores legislativos que históricamente han impulsado la legalización de las drogas y aquellos que abogan por una política de seguridad y criminalización. Es bastante claro qué intereses hacen que Pepe produzca endorfinas.
Quién quiere ganar
Durante la planeación de sus acciones maestras para este 2020, el Movimiento Cannábico pica piedra para poder dilucidar cómo incluir a todos los actores que tienen algún tipo de interés en la legalización. Desde la gente que cultiva, hasta los que importan productos para su consumo, pasando por los usuarios y las empresas farmacéuticas y los empresarios que tienen puesta su mira en un mercado que se estima podría llegar a los 2 mil millones de dólares en el país.
«Hay muchos que se cuelgan de nuestros plantones», dice otra de las personas en la reunión. Lo vieron durante el plantón que mantuvieron en octubre frente al Senado. Era común que llegaran personas a vender aditamentos para fumar mariguana o incluso drogas. Desmarcarse de ellos luego resulta difícil.
Una queja común del grupo de activistas es los «pachecos de closet», que salen a las marchas cannábicas y presumen sus fotos en instagram con la etiqueta #420 (hora y número asociado al consumo de marihuana a nivel mundial), pero que en sus vidas diarias poco hacen para apoyar la legalización.
En su estrategia, están conscientes, deben incluir a todos estos actores y todos deben de jugar un rol de acuerdo con sus posibilidades y los intereses que tienen.
Según ellos mismos, la estrategia de la inconstitucionalidad -que bajo todas sus apuestas es la más probable- es la que más beneficiaría a los consumidores, y no a otro grupo interesado en la legalización, como los empresarios o las farmacéuticas.
Realizar plantones y plantaciones demuestra que los consumidores de marihuana tienen todas las herramientas para desarrollar su personalidad (el argumento máximo bajo el que se ampara este grupo) en torno a la mariguana.
«Nuestra estrategia demuestra que como consumidores no necesitamos a nadie. Sabemos cómo cultivar la planta, y las semillas ya están rolando por todos lados, en realidad, como usuarios solo necesitamos una legislación que nos dé libertad para hacer eso».
El 15 de marzo de 1920 se publicó en la Gaceta Oficial un decreto, basado en la eugenesia y el racismo, titulado Disposiciones sobre el cultivo y comercio de productos que degeneran la raza. En él se sentaron las bases para prohibir la marihuana. Este año, el colectivo espera terminar con ese régimen.
Fuente: http://piedepagina.mx/marihuana-se-tambalea-un-siglo-de-prohibicion/