La tarde del 15 de enero el Gobierno de facto de Bolivia puso en marcha una masiva operación militar argumentando que sería en prevención de posibles desórdenes relacionados con el Día del Estado Plurinacional, que se celebrará el próximo 22 de enero. Además de los militares en las calles fuertemente armados, las órdenes de detención […]
La tarde del 15 de enero el Gobierno de facto de Bolivia puso en marcha una masiva operación militar argumentando que sería en prevención de posibles desórdenes relacionados con el Día del Estado Plurinacional, que se celebrará el próximo 22 de enero.
Además de los militares en las calles fuertemente armados, las órdenes de detención que se emiten diariamente y las denuncias de diputados que son amedrentados por grupos violentos, suman y siguen.
En cuanto a las víctimas mortales y los heridos, de los luctuosos hechos acaecidos en noviembre de 2019, éstos aún no han recibido compensación y no hay sanciones. Peor aún, el número total de víctimas se desconoce.
Si bien es cierto que los enfrentamientos callejeros, el vandalismo, saqueo, ataques a domicilios que sucedieron en Bolivia los días previos y posteriores a la renuncia de Evo Morales Ayma, han frenado, no obstante el miedo continúa y se ha politizado la justicia a tal grado, que el propio gobierno ha informado que hay más de 64 mil procesos judiciales en curso a ex autoridades, ex funcionarios y familiares.
Por otro lado los grupos violentos no han sido en ningún momento desarmados, peor aún, no han sido condenados por el terror sembrado en el mes de noviembre pasado. Siguen impunes, con el peligro de que cualquier momento retornen a las calles.
Una gran mayoría del pueblo boliviano desea una salida pacífica y concertada a la crisis política del país, hay un compás de espera y se cifran esperanzas en la realización de las elecciones el 3 de mayo próximo.
No obstante, el dilema para la derecha, sigue siendo el mismo, temen un triunfo del Movimiento al Socialismo, MAS, partido del ex presidente Evo Morales, y no han definido aún su fórmula única, y cada semana se incrementan los candidatos ansiosos de ocupar el Palacio Quemado.
Por otra parte, el MAS, ha dado señales contradictorias y dispersas; por un lado el parlamento, donde cuenta con mayoría parlamentaria, ha decido coexistir con el actual gobierno; por otro lado el ex presidente Morales rechaza legitimar a Jeanine Añez y desde un tercer ángulo, organizaciones sociales ligadas al MAS decidieron designar a sus candidatos en Bolivia sin necesidad de contar con el aval de Evo Morales.
Lo claro ahora es que el gobierno de facto teme la llegada del 22 de enero, fecha en la que termina el mandato constitucional de los poderes Ejecutivo y Legislativo e incluso en caso que el parlamento decidiera ratificar la prórroga del mandato, como lo aprobó el Tribunal Constitucional, teme la ira del pueblo que por ahora está en silencio, pero al parecer no resignado.
¿Milicias armadas en Bolivia? No, gracias
«Si de acá a poco tiempo, si volvería o alguien vuelva, hay que organizar como Venezuela milicias armadas del pueblo» dijo Evo Morales el 13 de enero pasado. Fue acaso un exabrupto del ex presidente boliviano ante su frustración y dolor por lo que pasa en el pais? O se trata de una idea que subyace en sus convicciones ideológicas?
En todo caso, ninguna de las dos posibles explicaciones justifica esa idea o propuesta, pues no solo está fuera del marco constitucional boliviano, pero tambien porque no está entre las opciones que el pueblo considera para salir del actual descalabro. Eso quedó claro cuando Evo no recibió el apoyo a esa idea en Bolivia.
A Morales Ayma le llovieron las críticas, de amigos, simpatizantes y por supuesto de sus adversarios políticos. Evo tuvo que retractarse, pues le guste o no, él más que nadie debería respetar la Constitución Política del año 2009 y respetar al país que le acoge.
La madrugada de ese mismo día 13 de enero, Evo expresó que «la paz, la reconciliación y la unidad en Bolivia solo se lograrán restituyendo el Estado de derecho, eliminando los grupos de motoqueros y luchando, en definitiva, contra la desigualdad, discriminación y pobreza». Pero por la tarde, se mostró molesto cuando protestó la destrucción de un busto con su imagen en un centro deportivo.
Ese mismo día en una entrevista a una radio emitió las polémicas y condenables declaraciones sobre la creación de milicias armadas, que pusieron en aprietos al gobierno argentino, fue refutado por correligionarios, fue criticado por el representante de la ONU y la Unión Cívica Radical hizo saber de inmediato su rechazo.
Pero peor aún, con esas expresiones Evo le ha dado oxígeno al gobierno de facto para endurecer la represión.
La serie de señales discordantes que emite el ex presidente de Bolivia no contribuyen a aliviar el sufrimiento de miles, sino millones, que soportan en silencio la actual ruptura constitucional. Evo debe entender que no tiene carta blanca, más aun en un país que le ha acogido con tanta solidaridad.
En cuanto al retiro de los bustos y fotos de Evo de los espacios públicos, el gobierno de facto de Jeanine Añez lo hace precisamente porque sabe que eso le duele a Evo y que sus actos ocasionarán una respuesta mediática de su parte.
Me atrevo a decir incluso que Evo magnifica al afirmar que «Cuando destruyen el busto con mi imagen, quieren hacer desaparecer al movimiento indígena popular».
El pueblo boliviano sabe que la destrucción de un busto de Evo no va a borrar de su memoria las luchas históricas. El movimiento indígena boliviano, heterogeno por cierto, no se ha gestado alrededor de un busto o estatua; es una lucha de cientos de años, y eso debería tranquilizar a Evo.
Es más, si hay un símbolo que representa en este momento esas luchas es la Wiphala, a la que miles salieron a defender cuando fue agraviada por los líderes del actual gobierno y los policías.
¿El aniversario del Estado Plurinacional ahogado bajo la bota militar?
Hace meses Bolivia se halla sumida en una crisis política que aún no tiene visos de solución. Estos días previos a la celebración del aniversario de la fundación del Estado Plurinacional, el 22 de enero, se hicieron anuncios de homenajes para celebrar la plurinacionalidad.
Esto ha puesto en alerta militar máxima al gobierno, que ahora se da cuenta que no puede borrar de un plumazo la historia de un país y menos negarle su identidad. Jeanine Añez ha decido acallar esas voces y como no puede disuadir de otra manera, lo hace ahora sacando a las calles al ejército y la policía.
El gobierno de facto acaba de recibir una visita que le ha dado la fortaleza para sus nuevas medidas. El asistente adjunto y director principal para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de los EEUU, Mauricio Claver-Carone visitó Bolivia y le reiteró el respaldo a Jeanine Añez de parte de Trump.
Se supo que hablaron «sobre las prioridades de la presidenta en este periodo de transición». En el esquema de dominio regional, Trump no puede dejar escapar de sus manos al país andino.
Está arreciando la represión en Bolivia, si no es así, entonces, qué significan los militares armados hasta los dientes en las calles?