Comienza una década marcada por la incertidumbre. Las señales indican que nos adentramos en una etapa decisiva, que impondrá su sello sobre lo que resta del siglo XXI. Todo parece estar cambiando vertiginosamente a nuestro alrededor y eso es algo que naturalmente nos inquieta. En general, los seres humanos nos sentimos a disgusto frente a los cambios, porque ello supone aceptar que existe una crisis que tenemos que afrontar. Preferimos lo ya conocido, esa agradable sensación de seguridad que deriva de la costumbre de la repetición. Nos incomodamos fácilmente ante las crisis y las amenazas de transformación, porque nos resulta ambiguo y preocupante lo que podrían traer consigo. Tendemos a pensar que las inminentes mutaciones nos obligarán a abandonar nuestra confortable condición y es por eso que nos producen cierta aversión, aun cuando, en realidad, no sabemos lo que vendrá y si nuestra vida será mejor o peor de lo que es ahora.
Existen crisis que producen alteraciones de poca monta y que suelen ser pasajeras. Pero también hay rupturas históricas que trastocan de raíz la normalidad hasta entonces imperante, y eso es, al parecer, a lo que nos enfrentamos con el nacimiento de este nuevo decenio. Aparece el desasosiego porque muchas cosas importantes dejan de funcionar como lo hacían antes, y percibimos que, ineludiblemente, tendremos que encontrar rutas y soluciones inéditas que nos ayuden a alcanzar la certeza de un nuevo equilibrio y la seguridad de una nueva estabilidad. Es cuando tomamos conciencia de la inevitabilidad de los cambios que nuestra imaginación estratégica se activa a fondo, para adaptarnos a las nuevas condiciones y aprovechar las nuevas oportunidades que se nos presentan.
A escala global, las amenazas que se asoman con la nueva década son duras y evidentes. La pandemia mediática y sanitaria del COVID-19 se ha convertido en una suerte de catalizador, que tiene el potencial para desatar un vasto proceso de reconformación del mundo. De hecho, el ritmo de varias tendencias clave se ha acelerado, produciendo sonoros impactos financieros, económicos, sociales y geopolíticos por doquier.
Durante los últimos doce meses, la creciente preocupación social sobre la crisis climática comenzó a convertirse velozmente en una emergencia de grandes proporciones, que ha puesto ya en alerta a centenares de millones de personas, y que —con firmeza inusitada— comienza a presionar también a los liderazgos económicos y políticos de todo el mundo, aunque la mayoría de ellos se resisten aún a reconocer sus alcances y a tomar las acciones necesarias para salirle al paso. Además de los impactos negativos del calentamiento global, en la década del 2020 el mundo tendrá que atender otros desafíos no menos inquietantes. Genera mucho nerviosismo la inminencia de una recesión atípica de alcance global, que inaugure una fase más o menos prolongada de estancamiento productivo. El escenario es inédito porque, a las señales de contracción de la economía, se adicionan indicios muy claros de cambio profundo en las relaciones de fuerza prevalecientes entre las grandes potencias. La pérdida de poderío financiero, económico, tecnológico y militar de Estados Unidos, es compensada por el ascenso concomitante de China, Rusia e India en esos campos, y no son pocos los factores que apuntan hacia la inminente conformación de un nuevo equilibrio geopolítico global, que —como se ha visto ya— no estará exento de tensiones de todo tipo.
El debilitamiento del dólar como divisa dominante y la aparición de las criptomonedas y del petroyuán-oro, son dos fenómenos que anuncian que una profunda mutación del sistema monetario internacional es ineludible, como lo es también la transformación productiva y tecnológica mundial que sobrevendrá del obligado paso de las energías fósiles hacia las energías renovables. En paralelo, y como resultado de la mayor competencia y del recrudecimiento de los conflictos entre los países dominantes, se vislumbra un reforzamiento de las tendencias hacia la desglobalización, un acceso diferenciado de las naciones a los beneficios de la cuarta revolución tecnológica e industrial, así como una profundización de la exclusión y la desigualdad social extremas, por lo que la década que inicia promete ser uno de los periodos más intensos de los que se tenga memoria.
México tendrá que hacer frente a estas colosales amenazas externas, inmerso en un escenario interno de cambio en el que los riesgos son también de gran envergadura. A partir del 2018, el país entró en una etapa de cambios, que es producto del agotamiento de un modelo caracterizado por la progresiva integración productiva con Estados Unidos y la aguda concentración del ingreso en el vértice superior de la pirámide social. Durante los últimos cuarenta años, tal modelo de desarrollo logró avances materiales significativos en diferentes campos; sin embargo, la inconformidad social derivada de la desigualdad, de la violencia que desató, de su poca eficacia para implantar una democracia liberal moderna, y de la corrupción y la impunidad desbocadas que tuvieron lugar en los últimos años de su dominio, son los factores que están en la base de la insurgencia electoral que llevó al poder a Andrés Manuel López Obrador y a su partido Morena.
Según los expertos consultados para la realización del estudio Escenarios de riesgo en tiempos de la cuarta transformación de México, los riesgos más importantes a los que se enfrentará el país en los próximos diez años son los siguientes:
- Se precipita una recesión económica mundial y se profundiza la caída de la producción interna
- Las políticas de ayuda social directa conducen al aumento del déficit fiscal y a un mayor endeudamiento público
- El crimen organizado incrementa su capacidad desestabilizadora al grado de poner en riesgo la gobernabilidad
- La presión política y económica del gobierno de EEUU se profundiza y con ello se reduce el margen de maniobra del gobierno
- La presión de los medios de comunicación logra que el gobierno ajuste e incluso rectifique algunas de sus políticas y prácticas
- Los megaproyectos del Tren maya, Dos Bocas y Corredor Transístmico enfrentan obstáculos y no logran materializarse como pivotes del desarrollo regional
- La inversión extranjera no alcanza a cubrir las necesidades de sectores estratégicos del aparato productivo nacional
- Nuevas fuerzas políticas, diferentes al partido de gobierno, se logran articular y fortalecer hasta crear una nueva oposición político-electoral
- Debido a conflictos internos y a presiones políticas externas, Morena no logra mantener la cohesión política a su interior
- No se alcanza a cabalidad la conservación de contrapesos institucionales
Ante una previsible complicación extrema del panorama económico y financiero internacional, el gobierno de México está obligado a consolidar alianzas con el sector privado, en la perspectiva de pensar rutas novedosas para intentar adaptarse lo más rápidamente posible al inminente choque externo. Una opción sería recurrir al desarrollo del mercado interno, de una forma similar a lo ensayado hace algunos años por China para mantener la expansión de su economía, después de su exitosa etapa exportadora. Para iniciar un proceso de diversificación productiva y comercial, orientado a reducir la dependencia del aparato productivo local con respecto al de Estados Unidos e intentar así dar un salto hacia adelante en materia de desarrollo económico, el proyecto de la 4T parece no contar —de momento— con las estrategias necesarias en materias clave como la innovación y el desarrollo tecnológico, la promoción del emprendedurismo en gran escala, la búsqueda de caminos efectivos de largo plazo hacia la ineludible transición energética, así como la reconfiguración del sistema financiero y la aplicación de una reforma hacendaria profunda para activar la inversión productiva requerida. Los anteriores son elementos clave para aspirar a generar los incrementos significativos y sostenidos de la productividad del trabajo, que estarían en la base de una sana redistribución del ingreso en el largo plazo.
El gobierno actual ha dado pasos muy importantes en la disminución de la desigualdad social mediante la distribución progresiva del ingreso, con la finalidad de incrementar la capacidad de consumo de una porción mayoritaria de la población, pero es aún limitado lo que ha logrado en materia de generación de puestos de trabajo. La incubación masiva de negocios en actividades asociadas al consumo básico de la población, podría representar una opción en un escenario dominado por tendencias a la desglobalización, aunque es evidente que una estrategia de esta naturaleza debería ir acompañada de una política industrial imaginativa, orientada a la promoción de actividades productivas que se destaquen por la incorporación de una gran cantidad de conocimiento a las cadenas de valor. Algunas de esas actividades podrían ser las vinculadas a la transición energética en curso y a la producción sustentable, como es el caso del desarrollo de energías alternativas, el aprovechamiento del agua y de la cadena desecho-insumo, las modalidades masivas y no contaminantes de transporte, y el desarrollo de nuevas variedades de alimentos frescos mediante técnicas biológicas, entre otras. A México le representa una gran oportunidad la reestructuración de las cadenas globales de suministro —que se ha acelerado a partir de la crisis del COVID-19—, pues se trata de un proceso que tiende a disminuir el papel de China en Norteamérica y a fortalecer su propia posición geoestratégica en el territorio de América del Norte. Es este un factor de mucho peso, que debería inducir al gobierno mexicano a ensayar un rediseño de su estrategia de desarrollo desde una perspectiva más favorable a los intereses nacionales. Es claro que un ajuste de tales proporciones en el mapa de ruta del proyecto de la 4T tendría que apoyarse, necesariamente, en una estructura de inteligencia política y de planificación profesional que, además de atender los apremiantes temas de coyuntura, aporte al diseño de los escenarios tácticos y estratégicos.
A continuación, se presenta el nivel de riesgo de las tendencias que fue estimado por el grupo de treinta expertos que participó en el estudio:
LOS RIESGOS EN TIEMPOS DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN DE MÉXICO | ||
TENDENCIAS | RIESGO | |
1 | La recesión económica mundial se generaliza y profundiza la caída de la producción interna de México | 9.0 |
2 | Las políticas de ayuda directa (becas y otros apoyos sociales) conducen al aumento del déficit fiscal y a un mayor endeudamiento público | 8.9 |
3 | El crimen organizado incrementa su capacidad desestabilizadora hasta que pone en riesgo la capacidad de gobernabilidad del Estado | 8.9 |
4 | La presión política y económica del gobierno de EEUU se profundiza hasta reducir sensiblemente el margen de maniobra del gobierno de México | 8.8 |
5 | La presión de los medios de comunicación logra que el gobierno ajuste e incluso rectifique algunas de sus políticas y prácticas | 8.2 |
6 | Los megaproyectos del sureste (tren maya, Dos Bocas y corredor transístmico) enfrentan obstáculos y no logran materializarse como pivotes del desarrollo regional | 7.7 |
7 | Crece la inversión extranjera hasta cubrir las necesidades de sectores estratégicos del aparato productivo de México | 7.1 |
8 | Nuevas fuerzas políticas, diferentes al partido de gobierno, se logran articular y fortalecer hasta crear una nueva oposición político-electoral | 7.1 |
9 | A pesar de los conflictos y de las presiones políticas, Morena y la 4T superan las amenazas de ruptura y logran mantener la cohesión política interna | 6.1 |
10 | Mejora sensiblemente la convivencia entre el gobierno federal con los órganos autónomos del Estado hasta que se logra la sincronía entre gobierno central y entes autónomos | 5.7 |
11 | El gobierno muestra respeto a la separación de poderes hasta lograr la conservación de contrapesos institucionales | 5.6 |
12 | La gestión gubernamental del gasto público mejora, al punto de cumplir a cabalidad las metas de ejecución física y financiera del presupuesto federal | 5.1 |
13 | El gobierno comienza a utilizar en forma sistemática la planeación profesional hasta que es la norma en el diseño de sus grandes proyectos de infraestructura y de sus más importantes programas públicos | 5.1 |
14 | El diseño de una política industrial moderna y eficaz, impulsa el desarrollo de la manufactura de alta tecnología y promueve la incorporación de conocimiento al aparato productivo nacional | 5.1 |
15 | La capacidad técnica y profesionalización en el equipo de gobierno se fortalece hasta que logra la ejecución en tiempo y forma del gasto público y en la instrumentación de las políticas públicas | 4.9 |
16 | La eficacia de la gestión pública mejora y permite el cumplimiento de las metas gubernamentales | 4.8 |
17 | La innovación y el mejoramiento de las condiciones de entorno empresarial avanzan hasta lograr aumentos en la productividad de los factores de la producción | 4.6 |
18 | Aumenta la conciencia en la importancia de la innovación hasta que la inversión en ciencia y tecnología alcance niveles significativamente superiores a los históricos | 4.5 |
19 | El gobierno de la república establece mecanismos de diálogo hasta generar consensos políticos frente a los grandes temas nacionales | 4.5 |
20 | El programa nacional de infraestructura incorpora un importante conjunto de proyectos “insignia” logrando consensos y la neutralización de las críticas a los macro proyectos gubernamentales de inicio de sexenio (Dos Bocas, Santa Lucía, Tren Maya) | 4.3 |
21 | Se fortalece la inversión en fuentes renovables de energía hasta revertir el crecimiento de combustibles fósiles | 4.3 |
22 | El gobierno supera la curva de aprendizaje y alcanza niveles satisfactorios en la gestión de los asuntos públicos | 4.2 |
23 | La economía mexicana supera el estancamiento hasta alcanzar una etapa de crecimiento del PIB por encima del promedio histórico del presente siglo | 4.0 |
24 | La mejora general en el ambiente para los negocios llega hasta lograr que la confianza empresarial muestre signos de recuperación | 4.0 |
25 | El gobierno logra contener el crimen organizado en el país y frena la violencia generada | 3.9 |
26 | La inversión en capital fijo crece hasta fortalecer la capacidad productiva del país | 3.8 |
27 | Se estructura una eficiente política de fomento económico hasta lograr incrementar la tasa de nacimiento y permanencia de empresas | 3.7 |
28 | El fortalecimiento del papel del estado en la economía ayuda a regular los excesos de los sectores productivos y a promover el desarrollo económico | 3.6 |
29 | La base económica del país se fortalece hasta que se minimizan los efectos de la desaceleración económica | 3.6 |
30 | La tasa interna de interés disminuye hasta un punto que estimula la inversión productiva | 3.6 |
31 | Los consensos políticos generan mecanismos democráticos hasta hacer desaparecer el clientelismo y la apropiación privada de lo público | 3.5 |
32 | Se registran avances importantes en la protección, la conservación y el uso sustentable del agua hasta alcanzar la sustentabilidad del recurso hídrico | 3.5 |
33 | La regulación de los proyectos mineros, energéticos, inmobiliarios e industriales establecen medidas ambientales estrictas hasta lograr contener el deterioro de los recursos naturales | 3.4 |
34 | El gobierno es escrupuloso en el respeto a las leyes y disposiciones jurídicas hasta lograr la garantía de los derechos básicos y políticos de ciudadanos, empresas y grupos sociales | 3.2 |
35 | La planeación pública establece metas y estrategias ambientales claras de mediano y largo plazo hasta lograr garantizar los derechos de las generaciones futuras | 3.1 |
36 | La política económica de la SHCP se afianza hasta lograr mantener el control de las principales variables macro económicas | 3.0 |
37 | La estrategia energética gubernamental se consolida hasta garantizar el abasto adecuado y suficiente de energía en el país | 3.0 |
38 | Los avances en la cultura ciudadana se fortalecen hasta alcanzar la generación de nuevos valores y prácticas democráticas | 2.7 |
39 | Avanza el proceso de inclusión de las regiones al desarrollo nacional y con ello se fortalece la cohesión social y territorial en el país | 2.4 |
40 | El gobierno garantiza el respeto a los derechos humanos y el reconocimiento de las diferencias, consolidando políticas que atiendan los intereses particulares de las minorías | 2.0 |
41 | Frente a las presiones del gobierno de Estados Unidos el gobierno de México mantiene con firmeza los principios de la soberanía nacional | 1.9 |
42 | El combate a la corrupción y la impunidad es tan profundo, que se establece una ruptura con los «usos y costumbres» del pasado | 1.8 |
43 | Se mantiene la inflación en niveles aceptables, semejantes a los años recientes | 1.8 |
44 | La estrategia gubernamental es eficaz para mejorar la distribución del ingreso y reducir la exclusión social hasta alcanzar la reducción de la marginación y lograr cohesión social | 1.5 |
Nota:
Este escrito forma parte de un estudio más amplio —que pronto será dado a conocer—, realizado entre septiembre de 2019 y marzo de 2020 por el Deep Future Institute de México (https://www.deepfutureinstitute.com/). Dicho estudio consistió en el análisis de la trayectoria y la velocidad de más de doscientas variables, que marcan la vida económica, social, ambiental y política de México. Este banco de información (que se puede consultar en https://sites.google.com/view/taller4t) sirvió de base a un grupo de treinta expertos —entre académicos, analistas, empresarios y políticos— que, en sucesivos talleres de prospectiva, identificaron patrones de comportamiento de futuro de las tendencias principales y establecieron sus probabilidades y condiciones de ocurrencia. Sobre esta base de conocimiento se construyeron los escenarios de riesgo.
Alberto Carral es integrante de Deep Future Institute y socio fundador de Sceneries and Strategy (https://sceneriesandstrategy.com/) y del Centro de Información Geoprospectiva (http://www.geoprospectiva.com/).