En otros artículos de FRAGUA hemos desmenuzado el papel de los empresarios agroindustriales para emitir leyes, normas, que favorecen sus intereses y la manera en la que han sumido al campo mexicano en una profunda miseria, pobreza y atraso.
En esta ocasión queremos hablarles del decreto firmado el 31 de diciembre del 2020 para “sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato”.
Este decreto firmado por el presidente Andrés Manuel López Obrador pretende ser una curita para tapar los grandes problemas que hay en el campo, nos explicamos: el decreto está conformado por 6 artículos centrales y 6 transitorios, en ninguno de ellos hace explícito el hecho de prohibir el uso del glifosato y el maíz transgénico y está lleno de ambigüedades que siguen permitiendo su uso con algunas limitantes pues establece un periodo de transición al 31 de enero de 2024, “para lograr la sustitución total del glifosato”.
Además de eso instruye a diferentes dependencias gubernamentales como Sader, Semarnat y Conacyt para implementar alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas al glifosato, asimismo podrán emitir recomendaciones a las autoridades competentes, “que les permitan sustentar, en su caso, la cantidad de glifosato que autorizarán a los particulares para su importación”. Todo esto con el afán de “contribuir” a la seguridad y soberanía alimentaria del país. Nuevamente el pueblo ha perdido la batalla entre la conciliación de intereses que pretende equilibrar el presidente, pues queda demostrado que es más importante la ganancia de los empresarios que la vida y la salud de la población.
Aun con este decreto tan vacilante, las voces feroces de la burguesía agroindustrial representadas en el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) están preparando un plan para atacar el decreto, una estrategia que incluye amparos en cascada, notas pagadas en medios y una campaña publicitaria a nivel internacional, y ya están armando la vaquita de 12 millones de pesos entre varios empresarios para impulsarla.
El 18 de febrero en una reunión a distancia encabezada por Juan Cortina Gallardo, presidente del CNA, y otros empresarios importantes del sector se preparaban para afinar su estrategia que consta de seis páginas con siete apartados. Describen los contratos con diferentes despachos: Conesa & Moreno Abogados para México, AGDN Economía, Derecho, Estrategia para el componente internacional y Guerra Castellanos & Asociados para la estrategia de comunicación. Con esto pretenden seguir usando el glifosato y maíz transgénico sin ningún tipo de restricción.
Dentro del componente internacional quieren utilizar el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), para presionar al gobierno federal de echar abajo el decreto y de paso aprobar una Nueva Ley Federal de Variedades Vegetales que permite la siembra de variedades transgénicas (que no se limitan sólo al maíz) y el control de las semillas por parte de las grandes empresas agroindustriales como Bayer.
Otro argumento que siguen utilizando es el hecho de decir que sin el glifosato la productividad caería y México entraría en una grave crisis alimentaria, sin embargo en los hechos está demostrado que no es cierto, pues antes de que se utilizara este agroquímico éramos autosuficientes, pero con la entrada de la política neoliberal hemos pasado a depender de otras naciones y de perder nuestra soberanía alimentaria.
Con esta situación en marcha, se cuestionó al presidente en la mañanera del 22 de febrero para saber cuál será la respuesta del gobierno ante esta nueva afrenta de los empresarios, la respuesta fue sencilla: “si el CNA sigue por ese camino, hay que convencerlos para que inviertan el dinero en investigación para ver qué agroquímico es menos dañino” y remata con “sólo se está limitando su uso, no se está cancelando la posibilidad de usarlo”, con esto queda más claro que el decreto no se hizo para prohibir el uso del glifosato y maíz transgénico como lo había prometido.
Cuando se anunció el decreto causó grandes expectativas en el pueblo mexicano, era un gran respiro para el campo que ha sido uno de los sectores más golpeados por la gran noche del neoliberalismo. Sin embargo al conocer el decreto y esta estrategia de la burguesía agroindustrial como pueblo nos debemos plantear varias situaciones:
· La recuperación de la soberanía nacional y el control de nuestros recursos naturales.
· Mejorar el nivel de vida del pueblo y garantizar sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.
No debemos olvidarnos que estos empresarios le han arrebatado la tierra a miles de campesinos, que los han convertido en jornaleras y jornaleros que dejan su vida en los galpones inundados de plaguicidas, con temperaturas casi insoportables y un sueldo miserable, sin ningún tipo de derecho laboral; por ello debemos exigir la abrogación de todas las reformas neoliberales y garantizar y respetar los derechos laborales.
Estos puntos están plasmados en nuestro Programa Mínimo de Lucha, un instrumento que tenemos como pueblo para exigir acciones más contundentes contra nuestros verdugos, es necesario un cambio radical, no podemos conformarnos con decretos a medias, necesitamos tomar el rumbo del país para recuperar la dignidad nacional, la soberanía alimentaria.
Nota: Este artículo fue publicado como parte de la sección de Análisis del No. 63 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), marzo, 2021.