En ejemplo claro de que el Estado de Derecho no está a debate, sino que debe cumplirse mediante el respeto irrestricto a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y, las leyes que de ella emanan, es por ejemplo las megamarchas –hasta ahora tres- que se han efectuado en la ciudad de México en su zócalo principalmente y en las entidades del país. En efecto, dos han sido convocadas por organismos civiles y partidos políticos opositores al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y, una por el mismo apoyando su mandato, pareciendo una más por parte de el mismo vendrá el próximo 18 de marzo en la ciudad de México.
Aquí como vemos se respeta sobre todo el derecho constitucional a la manifestación de las ideas y de reunión; artículos 6 y 9 de la constitución mexicana. Pero algo no está del todo bien, porque por una parte la Jefa de Gobierno de la CDMX y su Secretario General, Claudia Sheiumbaum y Martí Batres, han salido a decir que las marchas opositoras han contado con el pleno respeto a sus derechos civiles y, por la otra el propio presidente López Obrador, los tilda de traidores, racistas, hipócritas, lo que es una clara discriminación a esas libertades que su gobierno debería defender a capa y espada.
Cada mañana el presidente sale a decir en sus conferencias que hay opositores a su gobierno y es obvio que los haya porque no todo México votó a su favor y hubo cuando compitió otros candidatos presidenciales precisamente en una contienda democrática y plural, ganando esa elección el partido que el mismo creó, llamado Morena. Ha reconocido que unos 25 millones de mexicanos no están a favor de su proyecto de nación, pero los llama conservadores cuando son solo opositores.
Hay quienes opinan –derecho constitucional a disentir- que las mañaneras lejos de ser un evento de información de actividades presidenciables, es uno de busca distractores a los temas centrales y urgentes en el país, como el empleo, la educación, el analfabetismo, la salud, el covid-19, la inseguridad publica que en voz del propio presidente es una “rampante”. De aquella expresión de López Obrador dedicada a una sola persona como es Vicente Fox de “ya cállate chachalaca”, ahora sus baterías mordaces van dirigidas a legisladores, partidos, empresas y, 25 millones de mexicanos que los llama traidores, racistas, hipócritas, últimamente a la una mujer, la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de quien dice ser la causante del abrir impunidad a delincuentes con su llegada , sin importarle división de poderes, sí en su derecho constitucional de disentir, claro está, pero debiera ser con respeto a las personas sin criminalizar o difamar a las personas, porque si ese fuera el caso presentaría pruebas contundentes pero no las tiene. Esa es otra forma de violentar el Estado de Derecho y la Constitución porque la norma escrita es muy clara porque en materia civil la sentencia definitiva debe ser conforme a la letra o a la interpretación jurídica de la ley y a falta de ella fundarse en los principios generales del Derecho. En materia penal, en los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata. Artículo 14 constitucional.
Como vemos todas nuestras acciones y derechos civiles, como los arriba citados y los de libertad de prensa y manifestación de las ideas (artículos 6 y 7 constitucionales), tienen su acogimiento en la constitución política de México que, emana precisamente en principios de Derecho. Po ello decimos el Estado de Derecho no debe estar a debate, sino simplemente cumplirse y respetarse mediante los preceptos que consagra nuestra constitución y sus leyes reglamentarias.
Hoy mientras pareciera el país se quiebra y los ciudadanos están indefensos ante arbitrariedades generalizadas, impunidad comercial y económica, sin atención médica y desempleados, pero sobre todo presas de la inseguridad pública nacional lo que nos hace ver como un país sinvergüenza y de cínicos, los descalificativos políticos llegan a las ofensas y recordatorios familiares, en una escena nacional por parte de todos los actores políticos nacionales de pan y circo, para luego ser devorados por los leones del hambre, las enfermedades, la inseguridad pública y la delincuencia organizada. Ese sí organizada. Dejo a la reflexión de todos, que el Estado de Derecho no debe estar a debate sino cumplirse y en todo caso, buscar opciones de cambio gubernamental si así lo decidimos a través del voto universal en elecciones democráticas o mediante, llamados ciudadanos al cumplimiento de la constitución y a las leyes que de ella emanan, por parte de todos, sociedad y gobierno.
Rafael Marín Marín es Secretario General del Frente Jurídico Nacional en Defensa de la Constitución y el Estado de Derecho A.C.
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