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La reforma y el sentido de la educación

Fuentes: Tramas

El oficialismo, autopercibido progresista, continúa con sus políticas formuladas en los organismos internacionales, tomando créditos sujetos a la educación por resultados; la derecha fascistoide, también abreva en las mismas aguas servidas de esas instituciones globales.

Sin ideas, el gobierno no deja de explicitar sus agradecimientos al Banco Mundial por el crédito solicitado por el superministro Sergio Massa de 300 millones de dólares, que se suma al otorgado en tiempos de Gustavo Béliz como secretario de Asuntos Estratégicos del mismo gobierno, es decir, el de Alberto Fernández, en 2021, por US$ 341 millones. Crédito que fuera aprobado en 2019 durante el gobierno de Mauricio Macri y gestionado por Oscar Ghillione, a la sazón funcionario en el Ministerio de Educación macrista y fundador de la ong, Enseña por Argentina, como ya lo hemos desarrollado en “La trama, sin grieta, de la colonialidad educativa”.

La cuestión es simple, el Banco Mundial obliga a seguir sus políticas, la evaluación por resultados y las pruebas estandarizadas, para otorgar los créditos, como es el caso de estos préstamos.

El gobierno “progresista” del Frente de Todos adhiere sin reparos, al modelo que estableció el paradigma educativo de la reforma, tan celebrada por la derecha neoliberal de Juntos por el Cambio.

No hay diferencias en la cuestión de la macropolítica educativa, ambas coaliciones han optado por el seguidismo de los organismos globalizados.

El oxímoron “progresismo neoliberal”, es muy fuerte, pero es la construcción a la que asistimos también en materia educativa en Latinoamérica y el Caribe. Y digo, también, porque hay una estética similar entre la entrega de territorios para la explotación megaminera; la actividad hidrocarburífera; los canjes de deuda por naturaleza; el avance de las llamadas “fronteras” del agronegocio con sus paquetes “fitosanitarios” (agrotóxicos) y, para sintetizarlo, el paquete de la educación estandarizada por resultados.

Paquete educativo que incluye, los créditos del Banco Mundial y/o del BID; las “recomendaciones” de esos mismos organismos a las que se suman los de la OCDE, que están en sintonía con las políticas de las evaluaciones externas y la educación fundada en los aprendizajes de habilidades y competencias; nuevo paradigma requerido por el mercado que niega la formación en saberes.

El paquete suma, para lograr los objetivos, el intervencionismo de ONG y fundaciones empresariales, en algunos casos financiadas por el Departamento de Estado de USA y en otros avaladas y promocionadas por la UNESCO, uno de los faros intelectuales de la reforma economicista de la educación.

Cuando hablamos de los sentidos de la educación estamos incluyendo el modelo cultural que funciona como marco y paradigma para terminar de someter la educación pública en subsidiaria de los intereses empresariales, que entre sus componentes esenciales aparece la cosificación del conocimiento como mercancía y lxs estudiantes como valor agregado (mano de obra precarizada creada y sostenida por las leyes de flexibilización laboral) para la optimización de ganancias, sin riesgos de inversión en lo que el capitalismo dio en llamar, “recursos humanos” .

A propósito, no hay que olvidar que el entonces ministro de Educación del macrismo, Esteban Bullrich, el mismo que dijo que la “incertidumbre era un valor”, se había autopercibido más que como ministro de educación, como “gerente de recursos humanos”.

Las palabras son constructoras de sentido y al mismo tiempo que ocultan, generan otros nuevos y el paradigma que instala la reforma a fuerza de repeticiones de un campo semántico sumamente reiterativo, sobre la crisis educativa (provocada por sus propias políticas desde hace más de 30 años), por ejemplo, permite el avance de la desposesión en marcha.

La propaganda y el eslogan sustentan el paradigma eficientista: la propaganda del ministerio nacional de Jaime Perczyk con el augurio de que una hora más de clase en las escuelas primarias (dedicada a Lengua y Matemática) cambiará el rumbo y dará mejores resultados en las evaluaciones estandarizadas, lo que permitirá al país ranquear en mejores posiciones, es parte del alucinatorio obsesivo de la eficacia capitalista que niega al sujeto, su condiciones de existencia y le niega una educación situada, para la construcción de aprendizajes desde un enfoque crítico.

A estos dislates “pedagógicos” se suman otros, pero en este caso fruto del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de la mano de su ministra, Soledad Acuña, que hizo participar del evento Endeavor a 8.000 estudiantes que cursan el último año de la educación media, para escuchar a “emprendedores exitosos” nucleados en esa corporación, contar sus encantadoras historias del esfuerzo que significa el emprendedorismo (ser billonario y no pagar impuestos y ser parte de un  fondo de inversión – Catalyst – radicado en Delaware, uno de los paraísos fiscales donde se asientan los dineros no declarados del propio capitalismo). Supongo que de lo está entre paréntesis no hablaron.

A estas estrategias de concientización de mercado las consideran dentro de las prácticas laborales profesionalizantes. ¡La gran estafa!

La problematización pedagógica no existe para este paradigma, que se ilumina con el “éxito” mercantil como su luz en el camino del “conocimiento” y la “innovación” de la que se apropiará el mercado para convertirla en mercancía.

En la misma línea, Patricia Bullrich, la autora de la célebre frase “el que quiera andar armado que ande armado” y quien recientemente, en el canal La Nación +, no pudo resolver la diferencia entre conceptos tales como hiperinflación, recesión y deflación a pesar del esfuerzo de los periodistas del canal de Mauricio Macri, que intentaban disimular el delirio y su extrema ignorancia, para quien pretende ser precandidata presidencial; también difundió su proyecto educativo.

En el Instituto Técnico de la empresa Renault en Córdoba, la defensora del genocidio de la llamada Campaña del desierto, presentó el plan de educación dual, “…un modelo de escuela secundaria en el cual los alumnos pasen parte de su tiempo en la escuela y parte de su tiempo en entornos productivos (…) esta modalidad que resulta muy fértil como sistema de formación profesional en Alemania…”, dijo la ex ministra de (in-seguridad) y agregó, “La ciencia, la tecnología y la adquisición de competencias laborales deben ser el eje que organice la oferta de todas las modalidades del nivel secundario, comunes y técnicas (…)”.

Muy cortito. Primero, el estrafalario “plan de educación” que presenta la posible precandidata de la derecha neofascista no es anunciado en ningún centro escolar, sino en el instituto de una empresa extranjera con una sucursal en el país, gesto concreto del desplazamiento del conocimiento como utilitario para el negocio. ¡Para eso están las empresas!

Segundo, de acuerdo con el plan que anuncia, “tres días en la fábrica y dos en la escuela”, tratando de apoyarse en la cita que hizo de Alemania como uno de los países que “implementan” esta modalidad, como era de esperar, o miente o no entiende nada (o ambas posibilidades a la vez).

La idea de educación dual en Alemania tiene que ver con la formación profesional, esto es, luego de haber terminado la educación media y además es para mayores de 18 años y menores de 30.

Para no caer en reduccionismos ignorantes: “El objetivo de la formación dual es alcanzar un nivel de conocimiento completo en la profesión, que va más allá del aprendizaje, y a menudo también de las tareas en la empresa de formación. Por ejemplo, en el caso de la mecatrónica: los aprendices aprenden la teoría completa, es decir, cómo funciona un vehículo, cómo funciona un motor, cómo se reconocen las averías y cómo pueden repararse, aunque completen su formación en una empresa especializada solo en carrocerías o vidrios para automóviles. En la escuela de formación profesional, los aprendices reciben instrucción general y profesional. La empresa en la que realizan las prácticas debe darles un contrato y pagarles una remuneración (…) Las clases en una escuela de formación profesional tienen lugar uno o dos días a la semana (de ocho a doce horas en total) o semanalmente en bloque. En ellas se imparten conocimientos específicos de la profesión, además de las asignaturas obligatorias de alemán, política, deportes y, generalmente, matemáticas, inglés y una asignatura optativa”. Se puede profundizar la información aquí.

Poco tiene que ver el modelo y la implementación de la educación dual en Alemania, que incluso está, también,  pensada para inmigrantes, con el pastiche anunciado por Bullrich para asegurar mano de obra barata con una escolarización empresarial que diseñe sujetos acríticos que se piensen a sí mismos como otro objeto que debe competir en el mercado de la empleabilidad y con sus derechos conculcados.

El pastiche educativo que propone Bullrich es el que llevó el 27 junio de 2019 durante el gobierno de Carlos Alvarado a la rebelión estudiantil en Costa Rica con la destitución del, entonces, ministro de educación, Andrés Mora. En 2022, el candidato y ex presidente, Juan María Figueres, pierde las elecciones habiendo llevado como proyecto la educación dual que había generado la rebelión de 2019.  

Como vemos, con este breve ejemplo de la región, la propuesta es la intervención directa del mundo corporativo empresarial en la educación de la población. Lo que ya se realiza en la Ciudad de Buenos Aires y algunas provincias de Argentina como “prácticas laborales”, son sin más, la introducción al empleo precarizado, que parece ser uno de los objetivos más importantes de la reforma.  

Para ir concluyendo este artículo y recapitulando, el paquete de la educación estandarizada por resultados utiliza a la evaluación como instrumento para aprender más, con lo que se concluye que el aprendizaje es lo que pueda ser evaluado y serán evaluados aquellos “conocimientos” que ya están en el paquete , saberes utilitarios y competencias instrumentales (habilidades y destrezas para competir por la empleabilidad).

El sentido de la reforma, apunta a la eficacia del sistema educativo, capaz de formar en el aquí y ahora profesionales descartables, puesto que su paquete de competencias que hoy necesitan los mercados por su propio dinamismo e innovación se vuelven obsoletas en lapsos muy breves.

Aunque lo más importante sería preguntar, sobre todo a nuestros decididores políticos, funcionarios, dirigentes sindicales, intelectuales y pedagogos que están al servicio de la reforma: ¿De dónde proviene la ideología de las competencias?

La insistencia de la formación por competencias como parte del compost del paquete de la educación estandarizada por resultados, tiene como objetivo “colocar al estudiante al servicio de la economía y del mercado y no la educación al servicio del estudiante. Se trata de reducir  la educación a un alumno ‘performante’, adiestrado para ser competitivo en los mercados profesionales y de trabajo”.

Por último: ¿No mueve a ninguna sospecha epistemológica la idea impuesta por el paquete tóxico de la reforma, de que los sistemas educativos a nivel mundial hayan “fracasado” y más aún, culpando del “fracaso” a la escuela?

Tal vez podamos explicar el fraude que provoca la desposesión educativa desde el enfoque de las pedagogías críticas, con los aportes surgidos de un programa de congresos pedagógicos a escalas jurisdiccionales, o interjurisdiccionales, primero; a nivel nacional, regional e internacional, después; que nos reúna para enfrentar el avance reformista.

De lo contrario estaremos aceptando naturalmente la profundización de los procesos de alienación que el capitalismo impone como condición de existencia y a esta altura de las circunstancias, como contenido oculto, pero transversal del curriculum, que encontrará su clímax en la formación de sujetos sin cualidades y en sistemas educativos eficientes, diseñados y ejecutados por las corporaciones empresariales.  

Fuente: https://tramas.ar/2023/03/31/la-reforma-y-el-sentido-de-la-educacion/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.