La desarticulación de la educación como eje del desarrollo social y cultural, es uno de los resabios que aún siguen presentes en la sociedad mexicana, el periódico neoliberal no sólo redujo los recursos públicos invertidos por el Estado mexicano en la educación, sino que también condujo a una abierta agresión contra la figura del docente y el normalista desde el poder, las campañas mediáticas contra la educación pública acompañaron procesos de privatización que hoy se reflejan en las carencias existentes en los centros escolares y en el rezago educativo, pues la privatización limitó la posibilidad de miles de seres humanos de acceder a ese derecho constitucional y humano, algo que está pendiente de ser reivindicado en su cabalidad en nuestro país.
Las carencias en la educación no pueden analizarse sin comprender los contextos en los que se manifiestan, pues desde la década de los ochenta del siglo pasado la educación pública ha sufrido un sinfín de ataques desde el poder y de los grupos empresariales interesados en la privatización, esto se observa en la proliferación de escuelas particulares cuya calidad educativa es inferior y no es regulada como debe ser conforme los criterios realmente necesarios para un buen desarrollo pedagógico y social. La reducción de recursos públicos destinados a la educación golpeó la calidad de vida de los docentes y redujo el avance en este campo, no es nuevo decir que el neoliberalismo se ensañó contra el sector, ya que las reformas implementadas fueron muy poco pedagógicas y su contenido principal fue laboral, agrediendo las conquistas históricas del magisterio, cuyo contexto son las luchas de los y las trabajadoras del país, no sólo de la educación, sino del proletariado en general.
Lo anterior, es importante para comprender un poco mejor lo que acontece hoy día con las protestas magisteriales, pues juzgar con prisa sólo conduce al equívoco. Un sector importante del magisterio nacional está luchando por derechos inalienables de los seres humanos establecidos en la Constitución mexicana, pero que les son negados y pisoteados, y esto no es una cuestión de color partidista, es un problema sistémico establecido desde tiempo atrás, las agresiones a los derechos laborales, al bienestar humano y a la calidad educativa tienen su razón en la intención de explotación acelerada con la creación de mano de obra barata y con la concepción del docente como un agente transmisor de la lógica sistémica, siendo el docente el primer afectado por esa lógica que lo desprecia y a la vez lo quiere usar, no se olvide que el deseo del sistema es despojarnos de nuestra capacidad crítica para volvernos dóciles y así dominados.
Ha esto último responde la consigna que dice: “el docente luchando, también está enseñando”, ya que el ejercicio de las libertades de pensamiento y organización, así como la defensa de los derechos laborales y humanos, son, ante todo, un ejemplo cívico que todo ser humano debe conocer para no ser víctima de injusticias, sean del tipo que sean. El reclamo de mejores salarios, respeto a las prestaciones sociales y mejores condiciones de trabajo en general, son derechos y son una muestra de que el pensamiento crítico es indispensable para una mejor sociedad.
Hoy el magisterio está hablando y reclamando sus derechos, no sólo en el discurso y no como un eufemismo, sino como un hecho concreto y con resultados palpables. Por el bien de la sociedad y la humanidad, escuchemos al magisterio que mucho tiene por enseñarnos.
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