Cuántas veces oímos al Presidente de México en declaraciones personales o en las redes sociales afines: “El pueblo mexicano se ha politizado muchísimo”. “Los ciudadanos mexicanos ya no son los mismos, el mayor aporte de la 4T es la revolución de las conciencias, que ha provocado la politización de los ciudadanos.”
Yo pensaba para mí: “esto si es demagogia pura.” Y conforme se acercaba el proceso electoral, más me convencía. Pero ya en las precampañas y en el “calentamiento de la plaza”, durante las campañas, como dicen en el caló de los carteles, me convencí , o mejor me convencieron de que no había tal politización. Fueron recurrentes las consultas y hasta reclamos porque en las mismas iglesias, algunos curas en sus predicaciones llamaron a los fieles a que no fueran acometer el mismo error de votar por Morena, porque caería sobre nosotros la peste del comunismo. Hubo uno que declaró que el presidente de México era un idiota y pregunto sin nosotros seríamos unos idiotas al responder a su llamado.
Una nieta mía de 7 años, me preguntó abuelo tú por quien vas a votar y le contesté:”¿por qué me preguntas?” Y con la seguridad de una niña, que le dan las palabras de su abuelo, me dice: “es que mi otro abuelo dice que nadie puede votar por Morena, porque nos quitarán nuestras casas o nos meterán pobres que vivan con nosotros.”
Frente a múltiples narrativas de este tipo, provenientes todas de la ultra derecha, con diversos disfraces: Obispos llamando a la unidad en oración por nuestras libertades y nuestra democracia; mujeres de iglesia, de las diócesis más conservadoras de país, como Guadalajara, San Juan de los Lagos; Aguascalientes, Cd. Obregón. Chihuahua, rasgándose las vestiduras porque la Sheinbaum va a cerrar la Basilica de Guadalupe y demás iglesias; la marea rosa llamando a las marchas sobre “El INE NO SE TOCA”, cunando son ellos y los mismos consejeros desde Carlos Ugalde hasta Lorenzo Córdova, quienes lo han pisoteado; y que decir de los medios de difusión y propaganda política, del círculo rojo que se volvió gris, y ya en los debates Xóchitl acusando a Claudia de vestir una falda con la Virgen de Guadalupe, si ni creyente es. Con estas narrativas como creer en la politización de los ciudadanos mexicanos.
Afortunadamente los sorprendentes resultado con el 59.75%, casi 60 millones de votos, para la presidencia de la República a la primera mujer, después de 200 años de gobiernos patriarcales, 1824 con Guadalupe Victoria, primer presidente de México Independiente y 2024 Dra. Claudia Sheinbaum Pardo; con el triunfo en todas las entidades federativas, con excepción de Aguascalientes; con el voto mayoritario, frente a su contrincante de la oposición, en todos los niveles de ingreso de 10,000. a más de 50,000. Por género entre hombres y mujeres votaron igual 2 a 1 a favor de Claudia; lo mismo se puede decir del los rangos de edad, jóvenes de 18-29, adultos 30-44 2 a 1, adultos 45-59 el 58% para Claudia y el 36% para Xóchitl, adultos 60 y más 62% para Claudia y 36% para Xóchitl; por niveles de estudio, en básica y media superior 2 a 1 , un punto a favor de Xóchitl (El País, marte, 04/06 2024)
Estos datos son tan contundentes a favor de Claudia como consistentes con la afirmación de que el mayor triunfo de la 4T es el de la revolución de las conciencias que se expresa en la politización de los ciudadanos.
Veamos que nos desmitifican los datos. Primero que en el sentido del voto no existe la tan cacareada desigualdad: el sentido del voto de todos los ingresos económicos fue a favor de Claudia, en menor grado, 4 puntos de diferencia, en los ingresos más altos. Si se toma en cuenta que en democracia por un punto se gana o se pierde, el sentido del voto, por ingresos económicos de la población no expresa polarización, fue unánime a favor de Claudia y la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación. No se puede pasar por alto que esta unanimidad se da a pesar de la supuesta narrativa de confrontación y violación de datos sensibles que alegaron los personajes exhibidos por corrupción, particularmente los difusores chayoteros. Igual es claro que los ciudadanos no se atemorizaron frente a la supuesta amenaza de una jornada electoral violenta; ni frente a los ataques de las derechas de Estados Unidos, España, Argentina y Ecuador; tampoco hicieron mella las falsas noticias de narco presidente y narco candidata, ni algunas voces de ministros religiosos, que si bien son los menos resuenan fuerte, tanto por empatías como por apatías a estos mensajes ajenos al ministerio religioso y que incurren en delitos electorales que debieran esta sancionando las autoridades electorales.
Pero no sólo a nivel de ingresos, género, rangos de edad, niveles educativos, fue la unanimidad, sino a nivel de la diversidad geográfica, regional, cultural de la totalidad de las entidades federativas, menos una, le dio el voto mayoritario a la 4T.
Se desmitifica, también, con estos resultados que, el triunfo no fue de las mayorías ignorantes o del dinerito de los programas sociales, como también se desmitifica una minoría de ciudadanos en los altos estratos del capital económico, mediático, de capital cultural, como el círculo rojo, o las cúpulas partidistas, dramáticamente alejadas de la realidad de la dinámica social y política, terriblemente incapaces de comprender el sentir del pueblo mexicano. Lejanía, ausencia, negación desprecio por las mayorías del pueblo mexicano, que sólo se puede explicar por una factor común a estas minorías: estancarse en el confort que les otorgó la corrupción sistémica del ejercicio del poder. Se empoderaron las mayorías de este país y se les movió el tapete a las minorías privilegiadas del antiguo régimen. Excelente triunfo y gran reto el de construir al nuevo estado mexicano, democrático, derecho humanista, justo, honesto, incluyente, con equidad de género y pasar de una cultura patriarcal de dominación y sumisión a una cultura solidaria e igualitaria.
Rafael Lucero Ortiz. Maestro en sociología. Docente jubilado. Analista y consultor independiente.
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