El gobierno que presidirá Claudia Sheinbaum, está prácticamente nominado a nivel de secretarías de Estado. La presentación fue administrada con sutileza por una suerte de ingeniería política para gestionar cualquier rechazo de contundencia, modo que será un estilo meticuloso de gobernar.
En todos los planos las discusiones tomaron diversa naturaleza según el personaje encumbrado, pero lo que les caracterizó fue que en cada ronda de presentación destacó una personalidad de extrema derecha encubierta, es decir, de neoliberales con rostro morenista.
Por supuesto, estos no harán por sí mismos una política neoliberal a todo tren, son cuñas sembradas que favorecen cualquier posible cambio de rumbo estratégico en la 4T, pero a toda luz no es el motivo principal de tales alineaciones futboleras mexicanas. Las razones son políticas, son de Estado, son de evaluación de las relaciones políticas ya establecidas y de las que habrán de cultivar los gobernantes en el nuevo escenario post PRI-PAN.
La nota predominante en las designaciones y, por ende, en los equipos de trabajo de cada cual; destaca el convenio a cambio de gobernabilidad, lo que no necesariamente signifique un “sí o sí” irrevocable, sino del imaginario en el pensamiento de la dirigencia política, en combinación con su capacidad de ceder, negociar y concertar hacia afuera y hacia adentro de sus grupos más poderosos.
El autoengaño y la habilidad de pasar todos sus procesos bajo la razón de sus victorias y de su liderazgo se desarrolla a tenor de una tradición de Estado de ir al equilibrio de sus fuerzas políticas y económicas, en una eficaz fórmula mezcla de ideario y pragmatismo.
El nuevo marco de la hegemonía del país tiene mucho que ver con esta distribución del poder político en México, no es un poder a la izquierda ni de izquierda, sino de regulación del sistema, de dejar hacer en materia económica a las élites, de controlar sus impulsos, y sortear la relación con el Hegemón norteamericano bajo los términos de acuerdos de estira-afloja en el marco del desarrollo dependiente. Es un mazacote que robustece las funciones estatales capitalistas en una nueva redistribución del poder y sus relaciones.
La gran estrategia política se sustenta sobre un trinomio que resultó popular y eficaz tanto para desplazar a un sector de las castas políticas coludidas con la oligarquía de historial repugnante, pasar a una nueva etapa de gobernanza con más capacidad de maniobra frente a la élite, y ambientar la reforma del Estado. Esto es:
- 1.- los programas sociales,
- 2.- la inversión económica, pública y privada,
- 3.- la austeridad anticorrupción.
Pero este mazacote tiene su particular consistencia en esta línea de Estado, siempre buscando equilibrios de fuerzas temporales en los desequilibrios de un sistema que lo que tiene son presiones a la inestabilidad global.
Así como no hay una reforma consecuente con sus discursos en esos tres rubros y los que se vienen, no hay paz posible, es una política posible durante un periodo de tiempo que entre más acumule riquezas más tenderé a darles cause en las políticas gubernamentales.
Si tomamos por caso el corredor interoceánico o la enormsupergranjasr granjas, entre el conjunto de megaproyectos, podemos ver las luces y sombras, recursos bien enfocados en el crecimiento marginal de la dependencia, pero con frutos viables, aunque con saldos negativos en poblaciones desplazadas, instigadas y martirizadas puestas a disposición de las grandes empresas.
Cierto, esto ya se observa en las posiciones cambiantes a favor de los grandes negocios (para eso contarán con varias secretarías de Estado) bajo ciertos controles estatales, así como en el flagelo del llamado crimen organizado que hace parte estructural del capitalismo mexicano.
Si en la política de “primero los pobres” fue el motivo económico como vehículo mediatizador admisible de cualquier otra manera de concebir un cambio social; en la educación, pese a que la economía demanda incrementos sustanciosos, por un lado, se denigra dicho reclamo y por otro se impuso la estrategia de una política educativa de importantes avances, pero que no obtuvo ni recursos ni recambios en el principal instrumento público que es la SEP, donde lo principal siguió igual.
Para ratificar este otro mazacote de ideario y pragmatismo educativo caído en orfandad a medio camino, se coloca al frente a un personaje y equipo que se acoplan perfectamente a lo viejo de lo que ya transmite la SEP.
Lejos, muy lejos, estaba un Marx Arriaga o cualquiera de sus variantes que parecían marcar la referencia de posibles cambios de fondo en la política educativa, a quien colocaron, Mario Delgado, un representante neoliberal en materia educativa mejor acoplado al verticalismo existente en el mazacote de la educación pública.
Es un conocedor de datos, no del proceso y realidad educativa, organizador de líneas de mando vertical, consecuente con el designio estatal de que la educación no es prioridad siquiera, a lo sumo apuntan a la mejora de la infraestructura como siempre y la política asistencialista; cuyo principal interés está en continuar con su carrera política.
Si ya de por sí los tres empoderados anteriores como representantes de la SEP se dedicaron a leer transcripciones y dejar hacer a los mandamases hostiles de dicha Secretaría; ya podemos observar el destino de una política de educación crítica en manos de quienes rechazan la crítica pedagógica desde abajo y anticipan la vuelta a la evaluación docente, el hincapié en las consecuencias del nivel educativo, en las causas transitorias, pero no en las causas sistémicas.
Aunque lo de menos será el proyecto, eso puede seguir en el discurso, es la especialidad en el rubro, en tanto se ajustan las líneas de mando y se van pasando las facturas como el aumento de horarios sin retribuciones, el abandono respecto de recursos tangibles para la enseñanza y el mantener a sus burocracias educativas en sus cómodos espacios dándonos cátedra de un qué hacer que ignoran y además enfrentan con desfases.
La Nueva Escuela Mexicana como política educativa quedó ausente de medios durante este último año, los personajes que desfilaron al frente de la Secretaría no contaron con la capacidad para afrontar los retos y a los docentes se nos mantuvo con más presiones y estrés laboral, con nuevas exigencias y con esperanzas de trabajar por un futuro educativo que se desvanece y se espera nuevas órdenes.
Tuvo que acontecer la movilización de la CNTE para que a nivel nacional verdaderamente se hiciera sentir un impacto salarial que a vuelta de año se lo come la inflación, porque prevalece una infecta noción acuñada antiguamente en el Estado y exacerbada por el pensamiento televisa-tvazteca de que somos merecedores de todo tipo de agravios, de ser también responsables absolutos de la sobredimensionada crisis educativa en la concepción neoliberal siempre pretenciosa.
Parece que el sistema es como un rey Midas en inverso, todo lo que toca lo daña en sus posiciones, los pedagogos críticos en su mayoría terminaron en polemistas a ultranza en el marco de confrontar a la ultraderecha rechazando cualquier otra crítica desde abajo, es una triste calamidad que hasta un caricaturista se puede hacer institucional, pero suele suceder.
La NEM te habla de una propuesta humanista desde arriba, no de cómo van a procesar su aprendizaje los estudiantes reales y los docentes reales en la comunidad real urbana o rural, en los procesos como ahora discurre la clase, el aprendizaje y sus resultados, con las grandes problemáticas económicas, sociales, pedagógicas y culturales.
En las nuevas circunstancias socioculturales, el proceso profundo de la enseñanza-aprendizaje quedó sujeto al problema de la convivencia y del pragmatismo en torno a esta. Nos plantearon interesantes alternativas, les dimos viabilidad, pero ¡ay de criticarlas!, eso es lo que se tiene que hacer, no es una cuestión de sociedad en debate, sino de Estado que fija un debate.
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