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La presidencia que viene

Fuentes: Rebelión

Pasada la elección de 2 de junio en México, el partido político que fundó el Presidente Andrés Manuel López Obrador -con muchos miembros de izquierda pero también de otros partidos a los que perteneció como PRI y PRD, más no PAN- le da un triunfo a Claudia Sheinbaum, con 35 millones de votantes lo que equivale dos a uno contra Xochilt Gálvez, sin dejar de mencionar que 40 millones de mexicanos no votaron, aunque todos esperaban una votación como nunca, lo que no pasó en la especie.

El partido de la Revolución Democrática, PRD, perdió su registro nacional al no alcanzar el 3 por ciento de la votación, aunque hay que esperar para saber si lo salvó en algunos estados; lo que sí es cierto es que, el único partido considerado verdaderamente de izquierda como PRD, ha muerto, y queda vacante esa ideología pura con la cual nació, y que en el transcurso de su vida fue perdiendo su mistica, su visión, su objetivo, convirtiéndose en  todo menos en un partido. Pero tuvo de inicio recicles ideológicos.

La alianza PRI-PAN-PRD, no fue suficiente para conseguir derrotar a MORENA, partido del presidente AMLO, por lo que los panistas juran y perjuran fue un error ir con ellos, aunque realmente no había otra opción porque solos ninguno de los tres ganaba en forma individual. 

Existe por tanto una nueva recomposición partidista en México, donde MORENA se levanta como partido mayoritario y PAN en segundo lugar,  dándole a MORENA la oportunidad de gobernar 6 años más el país para llevar 12, lo que no significa una perpetuación en el poder, lo que sí hizo el PRI -con sus transformaciones internas PNR-PRM-PRI durante 70 años, permitiendo en el país no transiciones pero si alternancias en el poder, PRI-(70) PAN (12) PRI(6) MORENA (12) con el de Sheimbaum.

Aunque MORENA no se puede en sí considerar un partido puro de izquierda pura, su candidata ganadora por lo menos no ha militado en partido político alguno que no haya sido MORENA, lo que la convierte en una presidenta ideológicamente pura, que podríamos considerarla de centro izquierda, o con tendencia a ella, de perfil serio y reservado, que le puede dar a su presidencia un estilo personal de gobernar, donde la seriedad en sus actos de gobierno pueda ser el sello, que México necesita en estos momentos de difíciles condiciones en varios rubros, que tocaremos luego, pero donde destacan, la inseguridad pública, el narcotráfico, desaparecidos, salud, empleo y relaciones México Estados Unidos…

Precisamente México como líder latinoamericano -que no lo ha hecho valer en los últimos seis años- debe asumir esa responsabilidad en el concierto de las naciones, ante un socio comercial como lo es Estados Unidos, quien en breve tendrá un o una nueva presidenta, cuyos proyectos de nación  estadounidense no son tan diferentes uno de otro. Sobre todo en materia de seguridad nacional y combate al narcotráfico, que dicen tanto republicanos como demócratas,  es el narcotráfico junto con la inmigracion ilegal los dolores de cabeza del vecino del norte.

Expertos en la materia afirman que, dichos problemas ponen en riesgo a las democracias incipientes de la región y en parte tienen razón, porque «los gobiernos que surgen de elecciones democráticas  y que juran respetar la constitución y sus instituciones, no pueden permitir que el narcotráfico y la delincuencia -paradójicamente llamada- organizada, institucionalicen su actuar, como para conformar un cuarto poder -en la división de poderes existente- o sea un contrapeso real y perjudicial en el continente y el mundo.

Por ello será muy importante empezar a conocer la agenda de la Presidenta de México Claudia Sheinbaum, que se verá reflejada en su Plan Nacional de Desarrollo y sus ejes rectores, donde seguramente  las políticas públicas o enfoques a instrumentar serán muy diferentes a los que AMLO instrumentó y que resumió en 100 acciones de gobierno que pocos recuerdan y casi nadie evaluó o meta evaluó.

Un tema interno para México, son el paquete de reformas constitucionales que se aprobarán en septiembre, donde debe imperar en todas las fuerzas políticas el diálogo y la concertación, por el bien del país, que nos parece, independientemente de su origen amlista, deben llevar el sello presidencial de Claudia Sheinbaum, es decir, iniciar un sexenio fuerte y vigoroso, donde tengan cabida todas las expresiones y fuerzas políticas, pero sobre todo, se vaya perdiendo esa sensación generalizada de país dividido, polarizado, de mexicanos de primera y segunda. 

Sirve esta entrega para irnos darnos cuenta si podemos aspirar dentro de la alternancia vigente, a construir un país de instituciones fuertes, respetuosa de los derechos humanos, y un Estado Benefactor sin caer en populismos que, en cualquier país democratico del mundo, provengan de derecha o izquierda, de administraciones pasadas o presentes, pueden llegar a ser elementos destructores de las democracias, único sistema que conocemos en el derecho comparado, permite convivencias jurídicamente civilizadas. Actuemos. [email protected]

Rafael Marín Marín es Secretario General del Frente Nacional Jurídico en Defensa de la Constitución, en México. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.