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Un 2024 convulsionado

Fuentes: Rebelión

Finalmente terminamos el año 2024 y, no es para menos como de película, pero de terror, odio y muerte, aunque hay que decirlo también hubo escenas mundiales agradables que debemos reproducir en 2025, pero no hablaremos de ellas en todos los sentidos, trabajo, salud, educación etc, porque quienes aún estamos vivos podemos contarlo y perfeccionarlo, pero quienes ya no a causa de una tragedia que podría u pudo evitarse o por menos advertirse ya no están entre nosotros.

Esta entrega me recuerda un poco lo que escribimos sobre Covid-19 en su momento. Cuantas muertes se hubieran evitado si los gobiernos del mundo actuaran con responsabilidad y actuación pública, alejada de ideologías, odios, militancias etc, me parece que la mitad de las muertes no se daría, pero no existe a la fecha nada ni nadie que haya llegado a decirnos la verdad del origen de la pandemia y por su puesto el castigo a responsables directos de la mala actuación ante la pandemia. Pero como dice “que cada quien con su pan se lo coma y lo recuerde por siempre”.

Aunque la guerra entre Rusia y Ucrania deviene de principios de 2022, es en 2024, donde la barbarie y la matanza se da sobre Ucrania, con posibilidad menor de defensa militar pero férrea lucha por su libertad e independencia, donde se dejaron de usar armas convencionales y se habla de última generación, químicas y destrucción masiva, donde datos arrojan que han muerto irónicamente 680 mil rusos y 480 mil ucranianos (donde están soldados, civiles, ancianos, mujeres, niños y recién nacidos)

El problema de Palestina e Israel data de muchos años, pero 2024, pero Amnistia Internacional da cuenta en uno de sus informes que, en octubre de 2024, se cumplió un año de los “horrendos ataques” de Hamas y grupos afines donde sin sub registro, cerca de 1200 personas fueron asesinadas y 250 secuestrados con torturas permanentes. Se habla que de esta incursión bélica se han asesinado cerca de 42 mil personas –igual donde hay de todo- y cerca de dos millones de desplazados en la Franja de Gaza ocupada, donde el fuego al corte no para.

La caída del denominado dictador Bashar Al-Assad en Siria, que sino no fue una guerra confrontada, pero si armada rebelión, con escenarios de actores internacionales bajo fines geopolíticos y de lucha por riquezas naturales para el futuro y, aunque el problema no es nuevo, que lleva más de 500 mil muertos desde 2012, termina Siria 2024, con un dictador depuesto, más de 200 muertos y cientos de miles de desplazados.

Haití y Venezuela son otra historia. Haití y su frágil democracia no ha permitido tener por lo menos un gobierno de transición permanente y solido que garantice por lo menos las mínimas libertades y derechos que universalmente se reconocen para cualquier ser humano. Siguen las ejecuciones extrajudiciales, la justica a propia mano, las detenciones ilegales de bandos rivales, destrucción con artefactos explosivos de hospitales y escuelas y lo más grave, asesinatos que quedan impunes sin que nadie en el ámbito internacional se haya manifestado con acciones directas para esclarecer los daños y darle paz a la región.

Venezuela, tuvo elecciones en 2024, donde el gobierno oficialista actual –argumenta ganar la contienda no reconocer el triunfo opositor que desde fuera de Caracas afirma protestará el cargo que se ha sido arrebatado y lo hará el 10 de enero de 2025, lo que tare pronósticos reservados. Sin embargo, la comuna internacional y ONG,s pro DDHH, hablas de cientos de detenciones ilegales por pensar diferente al régimen actual, periodistas secuestrados y sí, debemos decirlo, la intervención ya de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha presentado en 2024, ante la Corte Interamericana, diversos casos de presuntas violaciones a DDHH que deben resolverse en la brevedad, reiterando que la democracia es el mejor aliado para buscar relaciones jurídicamente civilizadas, pero si los actores políticos no respetan la legalidad y la constitucionalidad de un proceso electoral, esa democracia sirve para legitimar autoritarismos y con el tiempo revueltas sangrientas.

Como vemos por poner algunos ejemplos en el mundo, sin considerar la carrera armamentista creciente, nos deja un 2024, violento, crítico y peligroso. Pareciera que el desino de la raza humana es la autodestrucción, aunque en esa autodestrucción, sin duda alguna la mayoría de los civiles no la quieren, pero la toleran por causas desconocidas donde son presa fácil de gobiernos 3P, polarizadores, pots verdad y populistas.

Este es el 2024 que se queda para la posteridad y debemos estar preparados para un 2025 no muy sólido, pero tampoco débil. Si sumamos la sabiduría y la razón de todos, podemos en el justo medio de las cosas tener años mejores y fructíferos para todos.

Rafael Marín Marín es Secretario General del Frente Nacional Jurídico en Defensa de la Constitución y el Estado de Derecho.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.