Recomiendo:
0

La socialdemocracia: el camino hacia el absolutismo

Fuentes: Rebelión

A menos de un año de gestión, el gobierno de México ha demostrado con toda claridad que su objetivo es mantener al país en el ámbito de la propiedad privada y de las leyes económicas, políticas y sociales que este modelo conlleva.

Esto coloca a los trabajadores, es decir la inmensa mayoría de la población, en condiciones de vulnerabilidad extrema, ante los vaivenes de la anarquía de la producción del sistema capitalista, gobernado y dirigido en todos sus ámbitos por el capital financiero.

El gobierno socialdemócrata en turno ha ocupado todos los espacios, a la derecha y sus partidos los ha reducido a la protesta simbólica, al acompañamiento, forzado, pero a fin de cuentas acompañamiento, de las medidas que signifiquen garantizar la renta del capital y mantener los privilegios de la oligarquía financiera.

Los partidos de la derecha mexicana se han congratulado, a través de un oportuno silencio, del trato que el gobierno ha dado a las demandas de los trabajadores, a la ausencia de políticas públicas que reivindiquen la atención en salud, educación y seguridad social para los trabajadores y la masa del pueblo en general, que en discurso demagógico el gobierno de la socialdemocracia dice apoyar.

La inexistencia de la izquierda posibilita y garantiza que las acciones del gobierno en contra de los movimientos populares no tengan ninguna repercusión, ni crítica, ni movilizaciones de protesta. Permite que las movilizaciones de los trabajadores se mantengan en un nivel contestatario, casi testimonial. Los intelectuales orgánicos al sistema de poder hoy establecido mantienen también un silencio, ominoso silencio, ante la actitud del gobierno y el trato que les brinda a los movimientos reivindicativos de los trabajadores.

Ante la escalada de la violencia criminal, que ya pegó en lo más alto de la escala del gobierno, tanto los partidos de la derecha, como de la socialdemocracia sólo se atreven a condenarla, pero sin realizar una crítica a fondo de la ineptitud, la ausencia de estrategias eficaces y los pésimos resultados que en materia del combate a la violencia este gobierno exhibe.

El gobierno mexicano se muestra más preocupado por los desplantes, los dichos y las acciones del actual presidente norteamericano, preocupado por establecer “la mejor relación posible” con su gobierno, olvidando criticar su actuación contra los migrantes mexicanos y del continente.

Los recientes acontecimientos en la ciudad de Los Ángeles ponen en evidencia la sumisión del gobierno mexicano ante Trump. La ocupación por la Guardia Nacional de la ciudad y el calificativo de “insurrección” a las protestas por las deportaciones, sólo siguió un comunicado “mostrando gran preocupación” por los hechos, pero ninguna crítica, ningún reclamo.

Ante el genocidio israelí contra el pueblo palestino, el gobierno mexicano guarda un ominoso silencio, silencio cómplice, porque atrás, apoyando fuertemente al gobierno genocida de Israel se encuentra Trump y su gobierno.

Morena, su dirigencia, su “militancia” y los partidos que constituyen su coalición electoral mantienen un silencio cómplice con las atrocidades que cometen los gobiernos de Venezuela, Perú, Argentina, Nicaragua, Ecuador, incluso el gobierno socialdemócrata de Petro en Colombia, contra los obreros y trabajadores en general y contra sus partidos. La declaración de ilegalidad de varios partidos comunistas del continente atenta directamente contra los derechos de organización y representación de los trabajadores.

La supuesta derrota de los gobiernos neoliberales careció del acompañamiento de la clase trabajadora. Así, la caída de los gobiernos no significó una vuelta de tuerca a la democracia, es decir, el gobierno de la mayoría. Por el contrario, las reglas del capitalismo siguen intactas, incluso en algunos ámbitos se han fortalecido, mientras que la clase trabajadora, sus organizaciones, sus derechos y sus reivindicaciones se han deteriorado sensiblemente, dejando en la vulnerabilidad y la precariedad a millones de mexicanos.

La composición del gobierno se ha orientado aún más al centro derecha. La mayoría de los “Secretarios de Estado”, no provienen de las filas de la lucha social, son en su mayoría funcionarios públicos, algunos incluso formados en el neoliberalismo, otros con nexos muy fuertes con grupos de poder económico en la ciudad y el campo.

Los funcionarios que alejándose de las filas de la revolución social y se arrojaron a los brazos de la socialdemocracia, por un puesto público, han sido apartados de las funciones primordiales del gobierno. Algunos mantienen sus trabajos, pero en posiciones menores, obligados a rendir cuentas a funcionarios superiores, que los miran con sospecha.

Si esos funcionarios, que alguna vez militaron en partidos de izquierda, se mantienen en los gobiernos de la socialdemocracia, en el ámbito del dominio de la oligarquía financiera y la hegemonía de la burguesía y sus intelectuales orgánicos, cargarán con la responsabilidad histórica, ante la clase trabajadora y serán cómplices de todos los desastres del capitalismo. Desastres que seguirán en pie y seguramente tomarán mayor relevancia.

La izquierda social, sus partidos y sus organizaciones también tiene que asumir sus responsabilidades del momento. Ceder terreno a un gobierno que evidentemente no los representa, es ceder ante el capital y sus capitanes, es decir la oligarquía financiera. Ceder a organizarse con independencia, a fundar o consolidar a los partidos obreros, como el Partido Comunista de México, entre otros, los lleva a la marginación, social y política.

La más reciente e importante movilización de un sector de los trabajadores de la educación, buscando modificar una Ley que perjudica a todos los trabajadores al servicio del Estado, debe de dejar lecciones para todos.

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), se movilizó por este objetivo, derogar una Ley nociva para la seguridad de los trabajadores jubilados que trabajan adscritos a dependencias del gobierno federal.

Es una ley que afecta a todos los trabajadores en general, no sólo a los del sector educativo, sin embargo, los maestros desplegaron una estrategia que no contempló llamamientos los demás sectores de trabajadores. La poderosa central que agrupa a los sindicatos del gobierno la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), siguiendo directrices explícitas del Gobierno, se mantuvieron desmovilizados y en silencio cómplice con la patronal.

La izquierda social y política, con excepción del Partido Comunista de México, también guardó silencio. El acompañamiento de los comunistas a esta movilización de trabajadores fue muy importante, pero sólo se quedó en eso, en acompañamiento. Los principales dirigentes de la CNTE tienen su propia agenda política, económica y social. Una agenda que busca reivindicaciones para sus secciones, mejoras salariales, puestos de trabajo y mayores y mejores prestaciones, lo cual es totalmente correcto, sin embargo, son reivindicaciones limitadas al ámbito sindical y a pesar de que sus movilizaciones tienen un alto contenido político, sus demandas caminan en otro sentido.

Escribía Lenin que “un revolucionario, blando, vacilante en las cuestiones teóricas, limitado en su horizonte, que justifica su inercia por la espontaneidad del movimiento de masas, más parece secretario de sección sindical que tribuno popular, esto no es un revolucionario, sino un mísero artesano”.

La izquierda revolucionaria debe rebasar estas actitudes e impregnar a los movimientos de los trabajadores de la teoría de la revolución social. Transformar sus reivindicaciones económicas en políticas.

La derrota de las movilizaciones de los trabajadores fortalece el camino hacía el absolutismo que el gobierno socialdemócrata en turno está tomando, la burguesía y la oligarquía financiera, consideran un mal menor este camino, lo toleran, incluso en su momento lo apoyarán, ante la perspectiva de mayores crisis, más movilizaciones y que prenda en la mente de los trabajadores mexicanos la idea de la revolución social, del socialismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.