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Guerra contra el Narcotráfico

La contrainsurgencia desplegada en México por Felipe Calderón

Fuentes: Rebelión

“La táctica más efectiva para imponer el terror es la de la arbitrariedad. Cuando mayor sea el número de personas expuestas a la amenaza indiscriminada, mayores serán los efectos del terror y, consecuentemente, mayores serán las posibilidades de imponer un criterio predeterminado sobre un grupo, sector o población”.

Citado en: diario La Opinión del 2 de enero de 1976.

Introducción.

La Guerra contra el narcotráfico desatada en México, por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa, tiene una profunda relación con los métodos contrainsurgentes aprendidos por los Estados Unidos de los franceses, quienes adquirieron su experiencia en sus masacres perpetradas tanto en Indochina, como en Argelia. Así como también se basaron en las técnicas desarrolladas por la Alemania nazi.

Aspecto que, cobra sentido, más aún, ahora que poco a poco han ido saliendo a la luz los pactos que en realidad tenía el entonces presidente Felipe Calderón con los grupos de narcoparamilitares, lo cual generaría en México, impunidad y violencia.

En tal sentido, Tomás Ángeles Dauahare, quien fuera subsecretario de la Defensa Nacional durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012). Ha dicho que, advirtió a Felipe Calderón, sobre los presuntos vínculos de Genaro García Luna —entonces secretario de Seguridad Pública— con el crimen organizado.

Resultando ser que, Genaro García Luna, quien hoy esta sentenciado por narcotráfico y delincuencia organizada en Estados Unidos. Protegía y extorsionaba a los narcoparamilitares, mientras ocultaba información a sus superiores.

Señalamientos por parte del general Tomás Ángeles Dauahare, por los que, sería enviado a retiro en 2008, y cuatro años más tarde, en mayo de 2012, sería detenido, bajo una orden de aprehensión por delitos de delincuencia organizada.

Siendo acusado de recibir sobornos de Arturo Beltrán Leyva, de ser compadre de “El Azul” Esparragoza, y tener vínculos con “El Mayo” Zambada y “El Chapo” Guzmán.

Acusaciones por las cuales, Tomás Ángeles Dauahare, pasaría 11 meses preso en Almoloya, hasta obtener su libertad en abril de 2013. Asegura que todo fue un montajei.

Sembrando el terror en la población.

Dentro de las tácticas desarrolladas por los nazis, y de las que abrevarían los doctrinarios franceses y norteamericanos, para finalmente llegar a nuestros días, mediante la guerra contra las drogas de Felipe Calderón. Destacaran las siguientes:

“La táctica más efectiva para imponer el terror es la de la arbitrariedad. Cuando mayor sea el número de personas expuestas a la amenaza indiscriminada, mayores serán los efectos del terror y, consecuentemente, mayores serán las posibilidades de imponer un criterio predeterminado sobre un grupo, sector o población” ii.

Así también, será de gran relevancia el control sobre población. Hechos que, estarán basados en un rígido control por parte del ejército de rutas y calles, así como retenes camineros e inspecciones en los medios de transporte público. Ocurriendo así, tanto el las dictaduras de América Latina, como durante la guerra contra el narcotráfico en nuestro país.

Pero más todavía, los efectos de dichas acciones contrainsurgentes, pero por vía de la guerra contra el narcotráfico, las resentiríamos en México, a partir de hechos como la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, durante la presidencia de Enrique Peña Nieto. Así como, la desaparición de muchas otras personas en todo el país.

En tal sentido, una reedición de las técnicas nazis, sería el “no” reconocimiento de las acciones represivas y por consiguiente del destino de las personas desparecidas.

Hechos que serían habituales en la desaparición de personas, durante la guerra contra el narcotráfico. Perpetrada por militares, policías y narcoparamilitares, todos coludidos.

Actos que, partirán del Decreto Noche y Niebla, desarrollado por los nazis y que transcribimos a continuación:

«Por el decreto del Jefe del Estado Mayor de la Whermacht del 12112/1941 sobre la sanción de los delitos contra el Reich o sus fuerzas de ocupación en territorios tomadosse ha dispuesto que aquellas personas que en territorios ocupados actúen en contra del Reich o de sus fuerzas de ocupación sean evacuados al Reich. A continuación, deben ser procesados por un tribunal especial. Caso de que por cualquier causa esto último no fuera factible serán internadas en un campo de concentración bajo prisión preventiva.

Esta durará, por regla general, hasta el fin de la guerra. Puesto que la finalidad de este decreto es dejar a los familiares, amigos y conocidos del preso en la incertidumbreacerca de su paradero, no se les permitirá ningún contacto con el exterior. Por la misma razón, no podrán escribir cartas, ni recibir visitas o paquetes. Caso de producirse una de defunción no habrá de comunicarse a los parientes. Firmado: Dr. Hoffmann, Berlfn, Agosto 4 de 1942iii».

Métodos que, primero darían como resultado el secuestro en masa de los habitantes de Argeliv, así como en Indochina, por parte de Francia. Hasta dar paso a una elaborada “doctrina de la guerra revolucionaria” o contrainsurgente. Siendo que, es un arma de represión política violenta pero que podía emplearse en secretov.

Así, el ejército francés, desplegó a gran escala una práctica de represión que recién sería identificada y calificada bastante más tarde, luego de ser empleada en las décadas de 1970 y 1980 sobre todo en América Latina, adonde llegarían a enseñarla esos mismos militares franceses: la desaparición forzada. Misma que, hemos padecido en México, vía la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderónvi.

Pero más aún, dichas tácticas nazis, se verán acompañadas por la negación de la participación de las fuerzas públicas y que fueron seguidas al píe de la letra durante la guerra contra el narcotráfico.

Toda vez que, la negación de la participación de las fuerzas del Estado, desconcertará a los familiares de las víctimas, así como a la opinión pública, permitiendo con ello la prolongación de las desapariciones en el tiempo.

Y todo lo cual, ira de la mano de «acciones ejemplificadoras», tales como, el secuestro de dirigentes conocidos de las organizaciones sociales, que, en conjunto con a una campaña psicológica orquestada a través de los medios masivos de comunicación intentarían impedir cualquier respuesta organizada del conjunto de la sociedad, para detener los actos contrainsurgentes.

Siendo que, la campaña mediática tendría como finalidad, inducir a creer que el asesinato y desaparición de personas, sólo recaía sobre narcotraficantes. Mientras que, por otro lado, se exaltarían el orden y la disciplina oponiéndolos al crimen organizado.

Al respecto, debe destacarse, también el caso de Argel a partir de que, en ese país, en 1957, el ejército francés mantendría un silencio absoluto sobre los secuestros masivos, pero en cambio comunicaría profusamente durante sus operaciones la incautación de armas y de bombas.

De suerte que, conforma las tácticas contrainsurgentes francesas, los miembros de la “Red de bombas” detenidos eran exhibidos ante la prensa y presentados ante los jueces. Así, el ejército construiría un relato según el cual la Batalla de Argel enfrentaba al ejército francés contra unas Fuerzas de Liberación Nacional, identificadas con el “terrorismo”, ya que la organización quedaba prácticamente reducida a ser poseedores de bombas.

Para luego justificar el ejército francés, la necesidad de detener los atentados a través de la búsqueda imperiosa de información sobre los y las colocadores de bombas mediante el empleo de métodos “excepcionales”.

Tal y como hicieron aquí los medios de comunicación durante la guerra contra el narcotráfico. Destacando los supuestos decomisos de armas y drogas contra narcotraficantes, pero sin llegar nunca a eliminar el problemavii.

Y al igual que en Argel, después de 1962, se presentaría como necesaria una lucha antiterrorista a través del cine y de una abundante literatura que heroificó a los paracaidistas francesesviii.

Desde hace años hemos contemplado a través de series de televisión, películas, novelas y demás formatos, impulsados desde los Estados Unidos, la justificación de la guerra contra el narcotráfico y el llamado terrorismo, al presentar a los narcotraficantes como grupos que tiene mucho poder, y que se encuentran principalmente en América Latina y Medio Oriente.

Acciones que, fueron desarrolladas primero en América Latina, durante dictaduras como la argentina, siendo que, dicha dictadura también fue escuela de la contrainsurgencia franco-estadounidense y lo métodos nazis en cuestión.

Y todo lo cual, ha tenido su razón de ser, a partir de que, tanto en las dictaduras vividas en Latinoamérica, como durante la guerra contra el narcotráfico en México, lo que se pretendería sería realizar una profunda “transformación sociopolítica y de las estructuras productivas”.

Pero, para lograr tales «objetivos sin plazos», recurrieron a la implementación de una paz social que usaría como arma principal a las fuerzas armadas, entrenadas en contrainsurgencia. Mismas que, para garantizar el orden social necesario, implantaron la paz de los cementerios, las desapariciones y las fosas comunesix.

De forma que, tal y como se desarrollaría la guerra contra el narcotráfico, sería ingenuo categorizar como «excesos» aquellos hechos que son inherentes e indispensables al Terrorismo de Estado, pues ellos fueron sistemáticamente estructurados y aplicados desde los centros de poder del Estado por decisiones conjuntas con las fuerzas armadasx.

Bibliografía.

Revista Siete-7. “Escuadrones de la Muerte: la Escuela Francesa. La Conexión Francesa”. Por: Daniela Mohor. Viernes 5 de septiembre de 2008.

Orient XXI. La desaparición forzada, arma de guerra del ejército francés durante la “batalla de Argel”. Por: Malika Rahal. 21 de junio de 2023.

Programa de Documentación, Investigaciones y Publicaciones del Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS. “El mito de la guerra sucia”. Buenos Aires, Argentina. Agosto 1984.

Nopal Times. NORMA PIÑA NO LOGRÓ PROTEGER A CÁRDENAS. 05/junio/2025.

Notas:

i Según una entrevista publicada recientemente por El Universal, en 2007, todavía en funciones, sostuvo reuniones privadas con el presidente.

El Imparcial. Tomás Ángeles Dauahare, exsubsecretario de Defensa, afirma que advirtió a Felipe Calderón con documentos que García Luna estaba vinculado con el narco y que por esa razón “orquestó” una detención en su contra. Por Enya M. Contreras. 09 de junio 2025.

ii Para las doctrinas clásicas la «subversión» lograba el control de la población implantando el terror y haciendo creer que cualquier delación seria ejemplarmente sancionada por los «insurgentes».

La contratécnica adecuada es, por ende, sembrar el terror en la población para evitar que «la subversión» se mueva «como pez en el agua».

Diario La Opinión del 2 de enero de 1976.

Programa de Documentación, Investigaciones y Publicaciones del Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS. “El mito de la guerra sucia”. Buenos Aires, Argentina. Agosto 1984.

iii Tales disposiciones son aplicables a todos aquellos presos para los que conste en los documentos penales o en los correspondientes certificados de la Oficina Central de Seguridad que están comprendidos en el ‘Decreto Noche y Niebla’. En caso de que presos comprendidos en el decreto en cuestión hubieren tenido, por error, ocasión de avisar a sus familiares, se les permitirá en lo sucesivo continuar carteándose con ellos por motivos tácticos. Firmado: Dr. Hoffmann, Berlfn, Agosto 4 de 1942»

Programa de Documentación, Investigaciones y Publicaciones del Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS. “El mito de la guerra sucia”. Buenos Aires, Argentina. Agosto 1984.

iv El teniente coronel Roger Trinquier, uno de los oficiales e ideólogos de la operación, le recomendó al ministro Robert Lacoste hacer “una depuración” de toda la población “musulmana” de Argel. A mediados de abril, Trinquier calculó que la cantidad de sospechosos que debían ser recluidos en los campos ascendía a 20.000, es decir, una cifra muy superior a la cantidad estimada de miembros del FLN en Argel.

Con tal propósito, el ejército obtuvo fácilmente que el poder político implementara un dispositivo de excepción, a veces llamado “sistema de arresto-detención” que, en nombre de la eficacia, lo eximía de cualquier restricción legal. Así, podía hacer allanamientos de morada, arrestar, detener e interrogar a su antojo. Y todo eso sin tener que rendirle cuentas a nadie sobre sus motivaciones y sobre la identidad y el destino de los “sospechosos” arrestados. Con una excepción, aunque ya con el hecho consumado y sin que nadie pudiera verificar sus dichos: la prefectura, que se encargaba simplemente de oficializar las detenciones. Antes de declarar el arresto de un detenido a la prefectura, los militares disponían de un tiempo de “explotación” del detenido. Este sistema permitió la generalización de la tortura, de las violaciones y de las ejecuciones seguidas de ocultamiento o destrucción de los cuerpos.

La represión política siguió después en Argel con la misma modalidad: las denuncias de desapariciones forzadas siguieron siendo numerosas hasta diciembre de 1957 y continuaron en 1958. Y lejos de terminar ese año, la práctica, validada por el gobierno francés, luego se generalizó en toda Argelia hasta por lo menos el año 1961.

Orient XXI. La desaparición forzada, arma de guerra del ejército francés durante la “batalla de Argel”. Por: Malika Rahal. 21 de junio de 2023.

v El 7 de enero de 1957, el gobierno de Guy Mollet le dio carta blanca al general Massu para restablecer el orden colonial en Argel. En efecto, desde el otoño de 1956, Massu se veía muy amenazado por el aumento de la actividad llamada “rebelde” –acciones de guerrilla urbana y atentados–, y fundamentalmente en esa época, por una perspectiva políticamente monstruosa para las autoridades francesas: una huelga anticolonial de ocho días a través de la cual el FLN podía demostrar que estaba implantado masivamente.

El ejército, cuya principal misión hasta entonces había sido combatir a los guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en las zonas rurales, debía “pacificar” Argel, según los términos empleados en esa época. Eso significaba detectar y destruir la organización clandestina tanto política como paramilitar del FLN, arraigada entre los 400.000 argelinos de la ciudad. Los métodos que se emplearon en las zonas rurales no fueron los mismos que en el ámbito urbano, en la gran ciudad de la Argelia colonial, la mitad de cuya población era origen europeo.

Orient XXI. La desaparición forzada, arma de guerra del ejército francés durante la “batalla de Argel”. Por: Malika Rahal. 21 de junio de 2023.

vi Desde 2010, la ONU define como un crimen de lesa humanidad “el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley.”

Orient XXI. La desaparición forzada, arma de guerra del ejército francés durante la “batalla de Argel”. Por: Malika Rahal. 21 de junio de 2023.

vii Esta versión de los hechos se difundió en la primavera boreal de 1957 como respuesta a la campaña contra la tortura nacida en la metrópoli y se consolidó luego de la guerra gracias a las exitosas memorias de Massu y sus oficiales ante las acusaciones de abusos.

Orient XXI. La desaparición forzada, arma de guerra del ejército francés durante la “batalla de Argel”. Por: Malika Rahal. 21 de junio de 2023.

viii La película de culto “La Batalla de Argel”, de Gillo Pontecorvo, realza ese aspecto de las cosas, aunque sea para denunciarlo.

Orient XXI. La desaparición forzada, arma de guerra del ejército francés durante la “batalla de Argel”. Por: Malika Rahal. 21 de junio de 2023.

ix Al respecto, puede consultarse: Prensa Bolivariana. Las fosas comunes clandestinas en México: reminiscencias de métodos contrainsurgentes. Por: Ramón César González Ortiz. Marzo 13 de 2025.

x Por otro lado, la acción genocida tomada como una guerra, auto justifica la apropiación de los bienes del «subversivo». Así se llamó «botín de guerra» a lo que en realidad fueron simples robos.

Sobre todo, durante 1976 y 1977, el «botín de guerra» incluía todos los objetos de valor que se encontraran en las casas allanadas. Por lo demás, existen datos sobre la transferencia de automotores e inmuebles de propiedad de los desaparecidos, al patrimonio personal de sus captores. Esto acentúa el clima de terror, al violar impunemente un valor muy preciado de la sociedad contemporánea: la propiedad privada. Pero, además, el botín de guerra» gratifica al personal de seguridad y lo incentiva para participar en las acciones.

El “botín de guerra» fue reducido después de 1979, aunque se acentuaron las maniobras extorsivas contra los familiares de las víctimas, para sellar su silencio a cambio de una supuesta devolución de la víctima o algunos datos sobre su paradero.

Programa de Documentación, Investigaciones y Publicaciones del Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS. “El mito de la guerra sucia”. Buenos Aires, Argentina. Agosto 1984.

Ramón César González Ortiz es Licenciado en Sociología y Maestro en Estudios Políticos y Sociales por la UNAM.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.