Recomiendo:
0

Sobre las recientes movilizaciones de la CNTE

Fuentes: Rebelión

En el marco de la celebración del 15 de mayo, día del maestro, la presidente Claudia Sheinbaum Pardo anunció un alza salarial para los maestros de 9% retroactivo al primero de enero, con un incremento adicional del 1% a partir de septiembre. Por su parte, el Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el exprianista venal y hoy flamante senador morenista Alfonso Cepeda Salas, refrendó el compromiso del gremio para ser parte activa en la construcción del segundo piso de la 4T. Acontecimiento realizado al más rancio estilo priista donde la cúpula del sindicato oficial aplaude y ofrece su apoyo incondicional a las políticas educativas impuestas por el gobierno.  

Sin embargo, en una posición más crítica y combativa, importantes contingentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), corriente disidente dentro del propio SNTE, ese mismo día se plantaron en el Zócalo de la Ciudad de México y durante más de tres semanas realizaron marchas y mítines que, por momentos, colapsaron las principales vialidades del centro de la CDMX; movilizaciones en donde expusieron a la opinión pública las razones de su protesta y exigieron al gobierno morenista hallar solución a sus demandas, entre las que destacan: la abrogación de la Ley del ISSSTE 2007 y la desaparición de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) para cuantificar sus pensiones.

¿Por qué los maestros exigen la abrogación de la Ley del ISSSTE 2007?  Hasta antes del 2007, los trabajadores al servicio del Estado gozaban de un sistema de pensiones conocido como modelo solidario o de reparto que, en esencia, consistía en que la pensión del trabajador se establecía en función del salario base de cotización del último año trabajado y tomando en cuenta los años de servicio laborados: 28 años para las mujeres y 30 años para los hombres. Era un sistema de pensiones en donde el Estado garantizaba una pensión digna y segura para sus trabajadores.

La Ley del ISSSTE de 2007, promovida por el panismo encabezado por Vicente Fox y Felipe Calderón, reformó este sistema de pensiones y lo sustituyó por un modelo de cuentas individuales controladas por las Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (Afores), en donde el monto de la pensión del trabajador ahora depende exclusivamente de la cantidad de dinero que logre ahorrar durante su vida laboral, además, se determinó que la edad mínima para pensionarse debe ser de 65 años. Se trata pues de un sistema de pensiones en donde el Estado mexicano deja de cumplir su papel de garante para hacer efectivo este derecho y cede su lugar a instituciones financieras creadas por empresas privadas para administrar las cuentas individuales de retiro de los trabajadores, ello, con un claro propósito de lucro: los fondos se invierten en proyectos financieros que sirven al capital y las Afores obtienen enormes ganancias debido a las comisiones que cobran por el manejo de millones de cuentas. Negocio redondo.

Con la Ley del ISSSTE de 2007, el modelo solidario de pensiones fue sustituido por un modelo privatizador de cuentas individualizadas que solo beneficia a las instituciones financieras que sirven al capital: neoliberalismo puro. De modo que, a mi juicio, el reclamo de los maestros está plenamente justificado en virtud de que la Ley del ISSSTE de 2007 representó un retroceso en sus derechos laborales.

¿Y por qué también exigen la desaparición de la UMA para cuantificar sus pensiones? Hasta antes del 2016, el monto del salario mínimo se utilizaba como unidad de medida para calcular la cuantía de las pensiones. Y, al mismo tiempo, este monto del salario mínimo se utilizaba como unidad económica de referencia para determinar la cuantía de sanciones, cuotas, multas, impuestos, créditos y otras obligaciones legales a nivel federal, estatal y municipal; de modo que al incrementarse el salario mínimo general se producía una distorsión económico-administrativa inflacionaria porque automáticamente se incrementaba el costo de sanciones, cuotas y multas establecidas por el gobierno en distintos ámbitos del poder público.

Fue entonces necesario que el monto del salario mínimo se desvinculara como referente para calcular la cuantía de las obligaciones legales: el salario mínimo se tenía que desindexar. Y así se hizo. En enero de 2016 se realizó la reforma constitucional que modificó el artículo 123 de nuestra Carta Magna a efecto de desindexar el salario mínimo y crear la Unidad de Medida y Actualización, cuya cuantía es inferior al salario mínimo, de modo que éste pudo incrementarse sin afectar el importe de otras obligaciones legales que habían estado vinculadas a él.

Sin embargo, el neoliberalismo dicta que el Estado debe adelgazar hasta abandonar su papel como eje rector de la sociedad moderna, dejando esa tarea al capital y a la mano invisible del mercado. Por consiguiente, a pesar de haberse desindexado el salario mínimo, a pesar de haberse desvinculado lo laboral de lo no laboral, a pesar de que el pago de la pensión de los trabajadores al servicio del Estado es una prestación de seguridad social derivada de una relación de trabajo de naturaleza eminentemente laboral, el Estado resolvió que el pago de las pensiones a sus trabajadores debe realizarse con base en la UMA ya que se considera que dicha pensión no es de carácter laboral, sino de carácter administrativo (sic). Les arrebataron lo que tenían.

El valor actual de la UMA es de 113.14 pesos diarios (3,439.46 pesos mensuales), mientras que el salario mínimo general es de 278.80 pesos diarios (8,364.00 pesos mensuales). Por tanto, hoy el monto de las pensiones que reciben los maestros equivale al 41% de lo que deberían recibir. De modo que no me parece un despropósito que, después de tres décadas de realizar este noble trabajo y de cotizar puntualmente al ISSSTE, los maestros reclamen una pensión más digna.

Como vemos, las dos principales demandas de los maestros de la CNTE pegan en el corazón del régimen neoliberal que hoy dirige Morena.

Pero no solo la justeza de sus demandas empujó a la CNTE a iniciar sus protestas en la CDMX, sino que existió un motivo adicional: en su campaña para la presidencia de la república, en 2024, Claudia Sheinbaum se comprometió con los maestros a echar atrás el modelo privatizador de las pensiones. Así lo dijo: “[…] Vamos a echar para atrás la reforma a las pensiones del 97 y del 2007, que condenaron a los trabajadores y trabajadoras del Estado y afiliados al Seguro Social, a pensiones de miseria. Eso quedó atrás con el neoliberalismo, nosotros pensamos en los trabajadores y trabajadoras de México, por eso vamos a echar para atrás -con la ayuda de diputados y de senadores- el régimen de pensiones que aprobó Zedillo y el innombrable de Calderón…”. En buena lid, los maestros de la CNTE están reclamando a Sheinbaum que, ahora que es presidente de la república, cumpla con su compromiso de campaña.

Y ¿cuál fue la respuesta de Sheinbaum? Se impuso el régimen neoliberal: ni abrogación de la Ley del ISSSTE 2007, ni desaparición de la UMA para cuantificar sus pensiones, ya que esto representa, dijo, una carga financiera que no puede atender el Estado mexicano. Hubo diálogo y negociaciones, es cierto, pero sin soluciones.

El Gobierno federal, desde la administración de AMLO y ahora con Sheinbaum, intenta maquillar el modelo privatizador de las pensiones para embellecerlo y hacerlo más asequible a los trabajadores, por ejemplo, incrementando las aportaciones patronales, reduciendo las semanas de cotización, creando el Fondo de Pensiones del Bienestar o congelando la edad mínima para pensionarse, entre otras modificaciones cosméticas.

Luego entonces, las negociaciones se empantanaron y el gobierno morenista intensificó una campaña mediática para denostar y criminalizar las manifestaciones de protesta de la CNTE. Sin embargo, los dirigentes de la Coordinadora no mordieron el anzuelo, rechazaron las propuestas del gobierno y, al entender que se encontraban en un callejón sin salida, resolvieron levantar su plantón en el Zócalo, regresaron a sus entidades y plantearon reorganizar sus fuerzas para continuar con su lucha.

A pesar de que hace más de seis años, en el discurso, AMLO haya declarado formalmente el fin del régimen neoliberal en nuestro país, las protestas de la CNTE nos vuelven a mostrar que el régimen neoliberal impuesto en nuestro país goza de cabal salud. Los morenistas le mintieron y le siguen mintiendo al pueblo de México. Ni Morena es de izquierda ni el neoliberalismo ha sido erradicado en México, por el contrario, se ha fortalecido: bajo el gobierno morenista hoy los ricos del país son más ricos y los pobres son más pobres.

Con la llegada de Morena al poder no hubo cambios económicos sustanciales, la mafia en el poder sigue siendo la misma: una buena parte de los priistas y los panistas se han transformado en morenistas, como el caso de Alfonso Cepeda Salas, para seguir protegiendo a las familias Slim, Salinas Pliego, Coppel, Bailléres, Hank y muchas otras que, además, son propietarias de las instituciones financieras que controlan las Afores. Morena es pues la nueva expresión que reviste la clase política en nuestro país para seguir protegiendo los intereses de los viejos multimillonarios y así mantener inalterado el régimen capitalista neoliberal que a ellos conviene.   

En mi opinión, debemos reconocer la capacidad de movilización de la CNTE y la combatividad que mostraron es esta jornada de lucha. No obstante, sus dirigentes ahora habrán comprendido mejor que no pueden confiar en las falsas promesas del gobierno morenista; que, para combatir al neoliberalismo y conquistar sus legítimas demandas, que son coincidentes con las de otros miles de asalariados, se requerirá una fuerza sindical y social mucho pero mucho más amplia y cohesionada. Todos tenemos que poner manos a la obra. Que así sea.        

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.