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Crisis ministerial entre los ecos de la victoria

Fuentes: Huella del Sur

Dos ministros renunciantes y un nombramiento de la misma jerarquía. Son el saldo de una crisis de gabinete desatada en la misma semana del triunfo electoral. El panorama es un tanto sorprendente para un gobierno que hoy tiene el viento de cola.

El gobierno argentino ha comenzado con la prescripción de “reseteo” del elenco ministerial que se le hizo oportunamente desde el gobierno de EE.UU y los medios de comunicación locales.

Un staff renovado para encarar con renacido ímpetu las reformas regresivas que aguardan las distintas instancias del gran capital. Y tomar parte en el rediseño de la sociedad argentina en dirección a una integración periférica al capitalismo mundial. Todo de acuerdo a las orientaciones dictadas por el gigante del Norte.

El juego de las sillas.

El desplazamiento del jefe de Gabinete Guillermo Francos venía anunciándose. Finalmente se produjo en el momento menos pensado. El viernes por la noche, mientras el presidente Javier Milei estaba reunido en la quinta de Olivos con el expresidente Mauricio Macri. Sólo unos minutos después se anunció el reemplazo por Manuel Adorni.

Se va así del gabinete el hombre celebrado por ser el más político de sus integrantes. Con experiencia en la función pública y espíritu negociador con los gobernadores y otros actores externos al gobierno. También se le atribuía capacidad de salir por arriba de las internas que al final lo han dejado fuera del cargo.

La designación de Adorni trae al puesto de ministro coordinador a un “libertario” intransigente, amigo del presidente y de su hermana y sin otra experiencia política que la acumulada en el puesto de vocero presidencial, que no abandonará.

Desde la vocería y las redes fustigó duro al periodismo y se dedicó con ahínco a explicar lo inexplicable mientras remataba con la palabra “fin”. Una notoria arrogancia acompañó siempre sus presentaciones públicas. La asunción del nuevo rol es un síntoma de un gobierno que se percibe a la ofensiva.

Luego, también en cuestión de minutos, se difundió la dimisión de Lisandro Catalán, el colaborador más estrecho de Francos. Le hubiera sido difícil seguir en el ministerio del Interior sin la protección de su referente. En ese caso no llegó un rápido reemplazo. El cargo está por ahora vacante.

Esta última renuncia habilita un posible lugar expectable para Santiago Caputo a la hora de no ser ya un monotributista sin responsabilidades formales. El rumor de estas últimas horas es que de asumir en Interior le sumaría las áreas de Transporte y Obras Públicas, hoy en jurisdicción del ministerio de Economía.

Cabe la suspicacia acerca de que el hasta ahora asesor estrella tomaría así bajo su cargo dos jurisdicciones en las que se mueven grandísimos negocios en forma de concesiones y contratos con el Estado.

Justo zonas de poder ambicionadas por Macri, hoy interesado más en las oportunidades que brindaría el poder económico que en los esquivos estímulos de la actividad política. Un choque de intereses en puerta.

Mientras tanto el joven Caputo quiere extender la amplia esfera de influencia que ya tiene en campos que van de los servicios de inteligencia a la salud. Él también parece atrás del poder decisorio en temas económicos, con la apuesta a que se abra un período de crecientes inversiones y se supere el estancamiento. Veremos si se concreta y cómo.

Entre las mieles de la victoria.

El gobierno hace cambios bajo el signo de la precipitación El presidente había anunciado que se tomaría un tiempo pero no lo hizo. Son épocas de consolidación electoral y de avance en las innovaciones al gusto del gran capital y del gobierno de EE.UU.

El país del norte lo ha salvado a Milei cuando se encontraba al borde del derrumbe y ahora usufructúa la situación como un éxito propio, Donald Trump se jactó de que el tesoro estadounidense ha hecho un gran negocio financiero con su intervención en el país. Exhibe la ganancia material como complemento del éxito político.

Ese triunfalismo parece impulsar al presidente argentino a la búsqueda de consenso que exige el imperio en forma de mayor negociación con los gobiernos provinciales y los bloques legislativos. El ingreso de gente de PRO no entraría en ese esquema. Salvo tal vez en cargos de jerarquía inferior. El expresidente dejó trascender su “tristeza y desilusión” por los resultados de la reunión en Olivos.

Por el momento entró al gabinete formal un hombre de Karina Milei como Adorni. La gran triunfadora de la elección recibió un premio aún antes de lo pensado. El “monje” sigue por ahora a la espera, conflictivo pero en apariencia irreemplazable.

El presidente Trump y sus laderos han preservado a su más incondicional aliado en América Latina. Esperan también recompensas tangibles en materia de decisiones geopolíticas y oportunidades de negocios para los capitales de la gran potencia del norte.

Magnates globales y millonarios criollos viven lo que imaginan como una fiesta para pocos, al compás de un torniquete cada vez mayor a los derechos de trabajadores y pobres. La lucha continúa.

En el abajo social el detalle de estos recambios parece importar poco, al no incidir en la vida cotidiana de los ciudadanos “de a pie”. Sin embargo son un índice de las agresiones que vendrán.

El elenco de gobierno es hoy más que nunca el favorito de los poderes empresarios, en línea de largada para hacer en el país negocios más fabulosos que de costumbre. Las condiciones de vida y los derechos de trabajadores y pobres pagarán los costos si no se logra oponer una resistencia exitosa a las políticas en curso.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.